Apocalipsis Capítulo 1

INTRODUCCIÓN GENERAL

Apocalipsis sin dudas es uno de  los libros más fascinantes de la Biblia, principalmente por su mensaje fuerte, su carácter esotérico y su simbología; pero es quizás el libro de la Biblia más desafiante en cuanto a su compresión para los lectores contemporáneos, tal vez por la poca familiaridad a su estilo literario; probablemente, por ello, el mensaje apocalíptico por más curioso e interesante que sea, a lo largo de los siglos ha sido distorsionado y poco entendido en su sentido exegético, es decir, en su sentido original.

Sin dudas, es un texto con mucha riqueza literaria, un universo teológico muy propio, lleno de colores, números, animales, sonidos, visiones, sabores, aventuras, desafíos, luchas, promesas, adoración, victoria y fiesta, realmente es un libro extraordinario, abundante en creatividad, estrategias literarias y motivaciones teológicas, en el cual toda la estructura y simbología tiene un propósito, es un proyecto de proclamación de esperanza a la luz de los desafíos de sus destinatarios, por ello, es muy importante conocer un poco de sus particularidades para acercarnos al texto de manera más responsable, para disfrutar de una lectura más pertinente y para recibir su hermoso mensaje de forma mucho más profundo y como ya decía el gran Juan Stam, uno de los más grandes estudiosos del Apocalipsis:  “Quién entra al mundo del Apocalipsis tiene que estar preparado para muchas sorpresas”. Una Palabra de Dios expresada de una forma muy especial, que, con la ayuda del Espíritu Santo, su mensaje es apocalíptico (revelado) de forma tan espectacular, y como el mismo libro dice: “El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap. 2:11, TCB).

I.                Características Generales del Apocalipsis de Juan:

Es una carta de amor, todo lo contrario de lo que algunos piensen, el Apocalipsis no es un mensaje catastrófico de desgracias y castigo, es una carta, escrita con el más puro deseo de consolar a un pueblo amado, y que estas personas supieran que alguien estaba pendiente de ellas, que no se desanimaran, no perdieran la fe, pero estuvieran completamente seguras que el amor sacrificial de Dios era real, que el Cordero los amó tanto que dio su vida por ellos, y como respuesta a este amor perfecto e infinito, ellos deberían ser fieles al Cordero, si es necesario hasta la muerte, pero que sin importar las consecuencias, el mejor camino siempre será el camino de amor, el camino del Cordero y sobre todo del amor del Cordero.

Es Cristocéntrico, Jesucristo es el centro; en la cultura popular y en la literatura universal, por lo general, se aplican mucho morbo a la lectura del Apocalipsis, la gente está preocupada con las imágenes negativas, y se despistan del principal enfoque del autor que es glorificar al Cordero, que es Cristo, por ejemplo, mucho se especula sobre la marca de la bestia, pero poco se habla de la marca del Cordero, cuando el autor posiblemente solo plantea la idea de la marca de la bestia (Ap. 13:17) para contrastar con la marca realmente importante que es la marca del Cordero (Ap. 14:1), Él es el protagonista, y todo el enredo y demás personajes son coadyuvantes en relación a Cristo; el dragón, la bestia, el falso profeta, etc., están en el texto para ser derrotados definitivamente por el Cordero, el verdadero rey, el vencedor, el centro del evangelio, de la Iglesia, y que debe ser de nuestra vida y corazón, y claro, de nuestras lecturas apocalípticas.

Es simbólico, por el mismo carácter del género apocalíptico, es un mensaje de que Dios cumple sus promesas no sabemos ni cómo y ni cuándo, y este cómo y cuándo reposa en el lenguaje simbólico. La simbología, quizás sea el alma del género apocalíptico, la cual brinda a la literatura un lenguaje esotérico; pero, tal simbolismo no debe ser entendido literalmente. Por ejemplo, el autor del Apocalipsis de Juan hace uso de ellos, creando combinaciones simbólicas literalmente inconcebibles como: la lluvia de granizo y fuego mezclado con sangre (Ap. 8:7), un altar que habla (Ap. 9:13), la mano con siete estrellas que se pone sobre la cabeza de Juan (Ap. 1:16), etc. Al escritor, tampoco le importa el estipular dos sentidos diferentes al mismo símbolo, como hace cuando dice que las siete cabezas de la bestia son siete montes (Ap.17:9), pero también siete reyes (17:10). Dentro de la simbología de la literatura apocalíptica, los principales elementos son: Animales, colores, números, objetos y fenómenos cósmicos, puede existir algunas más, y cada uno de esos elementos deben ser interpretados responsablemente, según la tradición judía, según toda la literatura bíblica, según la literatura apocalíptica y según el contexto histórico del libro, es decir, es importante una investigación exegética antes de atribuir significados a la simbología del Apocalipsis de Juan. Otro factor importante, es que el Apocalipsis brinda al lector tres niveles de interpretación simbólica: 1. Primaria: cuando el mismo autor explica claramente qué significa el símbolo; 2. Secundaria: cuando en alguna otra parte de la Biblia hay una posible aclaración del símbolo y 3. Terciaria: Cuando se necesita buscar el significado del símbolo en fuentes extra bíblicas. 

Es profético, en el mismo texto deja muy claro que se trata de una profecía, pero no necesariamente se entiende la profecía bíblica como un tipo de predicción del futura, más bien la profecía bíblica está conectada con hablar en nombre de Dios, con el propósito de anunciar y denunciar, frecuentemente haciendo análisis históricos, desde el presente, recordaban el pasado para proyectar un futuro. También es profético por su connotación ética, una invitación al arrepentimiento y a la obediencia a Dios.

Es escatológico, entendiendo que escatología viene de dos palabras griegas έσχατος (ésjatos) y λόγος (logos), que traduce como: doctrina de las cosas últimas; esas cosas últimas no necesariamente hacen referencia a los sucesos finales en sentido cronológico, sino que se puede entender como las últimas realidades, de una forma más existencial; por ejemplo, cuando el Logos se encarnó o las varias intervenciones divinas en la historia; se puede entender esas cosas últimas como las que dan sentido a la existencia humana, como diría Paul Tillich, experiencias profundas que señalan cuando uno está frente al incondicional, “se trata de aquello que el hombre experimentó como incondicional, de validez última” (2001.p.11). Según Aune, es prácticamente un consenso que el contenido del género apocalíptico tiene que ver con una perspectiva trascendente y escatológica sobre la realidad cósmica, cotidiana y de los asuntos humanos más esenciales (1986. p.88). La escatología se funda en la noción del tiempo, una expresión de la noción entre tiempo e historia y cómo cada pueblo va entendiendo esa relación. Para entender mejor esa idea existencial de la escatología y la noción de tiempo; un texto recomendado es la Teología de la Esperanza de Jürgen Moltmann, donde el autor dice: no hay que adelantarse al futuro, sino más bien tener la esperanza de que las crisis del día de hoy pueden tener la posibilidad de mejorar el día de mañana.

Es historiográfico, el autor hace una teología exquisita de la historia, por eso se debe entender su mensaje en relación al contexto histórico en el que fue escrito y a partir de ahí, se puede aplicar al contexto histórico actual; entender el contexto histórico original de Apocalipsis es absolutamente necesario para entender el primer sentido del texto y decodificar los símbolos de manera correcta. Porque sacar el texto quizás sea el más grande error cometido por los lectores de Apocalipsis. Pues para entender bien cualquier escrito antiguo, es necesario tratar de hacer el esfuerzo de entrar, dentro de las posibilidades, en el contexto histórico del autor y sus destinatarios; tristemente, en la época contemporánea, una gran parte de los lectores del Apocalipsis insisten en leerlo como si fuera escrito en nuestro tiempo y para nuestro mundo moderno, olvidándose del contexto original del libro, perdiendo y distorsionando la mayoría de la riqueza de su mensaje.

Es teológico, como se hizo mención anteriormente hace una profunda teología de la historia, pero también es súper litúrgico, el autor nos lleva a un culto celestial para proponer una idea de adoración, hacia el que está sentado en el trono (Dios), pero también al Cordero (Jesucristo). Apocalipsis de Juan hace referencia a las fiestas judías a través de todo el libro; cristianizando el significado teológico de ellas; la abundante mención del Cordero recuerda claramente la celebración de la Pascua. Es muy probable que el capítulo 7:9-17 describa la felicidad plena de los redimidos en los términos de la Fiesta de Cabañas, la más alegre de todas; y el libro usa una variedad de términos litúrgicos como: amén, las doxologías completas y termina con un “Maranatá” claramente litúrgico. El Apocalipsis recalca bastante la idea que nuestro testimonio, toda nuestra vida debe ser una constante adoración a Dios. Como es un libro teológico, es muy importante interpretar exegéticamente. Encontramos en Apocalipsis de Juan: Teología propia, cristología, pneumatología, soteriología, escatología, liturgia, hamartiología, eclesiología, etc.

Es pastoral, el autor es claramente un pastor, preocupado por las iglesias que están sufriendo, el mensaje debe ser para guiar y fortalecer a las comunidades de fe, especialmente para infundir felicidad y esperanza en medio de crisis. Además, presenta a Jesús como el rey que nos pastoreará eternamente, el gran pastor. Quitar la riqueza pastoral del Apocalipsis de Juan, definitivamente es perder la esencia misma del libro. 

Es sensorial, hay que leerlo con los cinco sentidos, es un texto literario que más que leerlo, debe ser experimentado, utilizando los sentidos de percepción, para hacer un acercamiento al texto respetando su primer sentido. Hay que entrar al Apocalipsis, vivir la visión, ver lo que se está describiendo, sentir los olores indicados; por ejemplo: oler el incienso, oír los truenos, los coros, las trompetas, etc. Se trata de saborear el libro y entregarse a lo que propone la narración, porque toda esa apelación sensorial enriquece la interpretación que es necesaria para atrapar el mensaje primero del autor. La lectura que se hace hoy está muy atravesada por toda la racionalidad moderna occidental, que siempre busca leer bajo los análisis intelectuales y ser muy literalista, lo que podría limitar la percepción del mensaje; al acercarse al género apocalíptico, hay que hacerlo con imaginación, para que, junto con el autor se puedan captar las realidades más profundas que posee el mundo real.

Es práctico, no se trata de visiones y palabras sin sentido, sino de un poderoso mensaje para orientar la conducta ética de las iglesias, es un manual de vida, no sirve si solo es escuchado, tiene que ser vivido, experimentado, puesto en práctica, aquí y ahora. El mensaje tiene mucho que decir también a la comunidad a través de la voz profética de la iglesia sobre la justicia social, política y económica.

II. Teorías de Formación

 Aclarando siempre que las teorías de formación solo son intentos de aproximación, no se trata de verdades absolutas, pero que dentro del ejercicio académico y por lo histórico de la tradición, se asumen posturas de lo que se cree más asertivo, dentro de diálogos que aún siguen abiertos.

Autor y Fecha

Autor

La autoría del libro, aunque se suele usar la nomenclatura Apocalipsis de Juan para referirse al libro, porque es el mismo autor quien se identifica como Juan (Ap. 1:1, 1:4,21:2 y 22:8), sin embargo, se desconoce quién era este Juan, por lo tanto, es necesario mencionar algunas de las teorías consideradas por los estudiosos del texto en mención.

La teoría más conocida y aceptada es que el autor del libro de Apocalipsis fue Juan el apóstol, el discípulo amado, hijo de Zebedeo, que según la tradición cristiana ortodoxa también fue el autor del cuarto evangelio y las tres epístolas juaninas, algo que está fundamentado en la tradición más antigua, el testimonio de los padres de la Iglesia, la cual es casi unánime sobre la autoría del apóstol Juan.  Por ejemplo, Justino Mártir cerca del 135 d.C. le atribuye los escritos a Juan, el apóstol y se estima que el final de la vida de Juan fue por el año 98 d.C. y; el pronunciamiento de Justino, no pasó ni siquiera 40 años; lo que significa que testigos oculares podrían confirmar la veracidad de esta información. Otro nombre importante que confirmó esa teoría fue Ireneo de Lyon, discípulo de Policarpo, que posiblemente conoció a Juan y testificaba que el apóstol era el autor del Apocalipsis. Además, de que el apóstol Juan posiblemente sí estuvo desterrado en Patmos hasta larga edad. Esa teoría fue cuestionada a lo largo de los siglos porque, aunque haya algunas similitudes entre el Apocalipsis con los demás escritos atribuidos a Juan (el cuarto evangelio y las tres cartas de Juan); también hay grandes diferencias, principalmente gramaticales y literarias, por ejemplo, el apocalipsis tiene un estilo gramatical más pobre que las cartas y mucho más pobre que el evangelio de Juan. Eso podría ser explicado por el hecho de que, en Patmos, Juan no tenía un asistente para redactar el texto, ni muchos recursos.

Otra teoría planteada por los exégetas, es que el libro no fue escrito por una persona, sino por la Comunidad Joánica, debido a que “estamos frente a un material muy elaborado en el interior de una escuela, por lo que podemos hablar de paternidad joánica y mantener así la atribución a Juan, en el sentido de que con certeza Juan había presidido el crecimiento de esta teología”.

En la región de Éfeso había un presbítero conocido como Juan de Hierápolis, que según Papías, obispo de la ciudad y una fuente respetada de la iglesia de Alejandría, puede haber sido discípulo del apóstol Juan, porque eran contemporáneos y con teologías similares, por lo que existe la posibilidad que ese presbítero haya sido el autor del libro y no el discípulo Juan.

Además, cabe mencionar que unas de las características del género apocalíptico es la pseudonimia, por lo que hay la posibilidad de que el escritor del libro sea un autor apocalíptico desconocido que usó este elemento, como era de costumbre en esta clase de literatura, y se le atribuyó a Juan por su autoridad apostólica para que el texto tenga más relevancia o por el simple hecho de la popularidad del nombre Juan.

Evidentemente era un buen pastor, cristiano judío, ya que cita el Antiguo Testamento desde el hebreo (como también versiones arameas) y el griego. Llama la atención que nunca reclama ni explícitamente ni aun implícitamente el rango de apóstol u obispo (o presbítero). Cuando habla de los apóstoles no parece incluirse a sí mismo entre ellos (2:2; 18:20; 21:14). Desde el siglo II d.C., la tradición occidental, aunque con bastante desacuerdo, lo ha identificado con el discípulo amado. Como no hay nada en todo el libro que nos indique de cuál “Juan” se trata, podemos contentarnos con llamarlo “Juan de Patmos”

Es interesante cómo el autor es quien ve y así lo relata, dibuja conjuntos, y a veces se posiciona, interpreta y hasta se asusta, Juan de Patmos es un profeta que habla, escribe y lee, es decir, es un narrador que está involucrado de diversas formas con su escrito; tiene percepciones corporales, sentimientos, reflexiones interpretativas. Por ejemplo, en medio de la visión/libro (Ap. 10:8-11) él recibe la orden de coger un librito y comerlo, y este librito es dulce en la boca, pero amargo en el estómago, dejando claro la ambigüedad de cómo el texto es sentido en su mismo cuerpo, mostrando una clave de lectura, que el libro no solo debe ser leído, sino también debe ser sentido.

Fecha y Lugar

La época en que el libro fue escrito es una clave fundamental, porque es lo que determina el contexto histórico donde se podrá ubicar, ese contexto vital es un factor determinante para la labor exegética, es decir, para el mejor entendimiento del primer sentido del texto y de su interpretación simbólica. No obstante, en el caso del Apocalipsis de Juan, así como pasa con la autoría, la fecha del libro también es una discusión continua, porque los eruditos no entran en un consenso.

Algunos creen que fue escrito alrededor del reinado de Nerón (54-68 d.C.), otros consideran la posibilidad de que pueda haber sido en la época de Vespasiano (69-79 d.C.) o una fecha en el periodo que gobernó Domiciano (81-96 d.C.), sin embargo, en lo que la mayoría está de acuerdo, es en el lugar, y se lo ubica en la región de Asia Menor, lo que hoy se conoce como Turquía, ya que el mismo libro especifica su ubicación en Patmos.

            “Hay un pasaje en el libro (17: 9-11) donde se alude claramente a los emperadores romanos”. En especial a Nerón, lo que lleva a algunos estudiosos del libro a creer que en ese periodo se pudo escribir una primera parte del libro, debido a algunos factores caóticos relatados en el texto, y algunas evidencias como el número de la bestia, aunque las evidencias tengan una base lógica, son subjetivas, por ello, se concuerda con que el autor se sitúa imaginariamente en aquella época, sin embargo, la persecución de Nerón es una importante clave de interpretación del libro.

La fecha más probable según el testimonio de los primeros cristianos, es que la redacción del Apocalipsis de Juan haya sido terminada a finales del reinado del emperador Domiciano, o sea, alrededor de los años 81-96 d.C.; uno de los padres de la Iglesia, Ireneo de Lyon, afirmó claramente que el libro había sido revelado en esa época, también Policarpo, Victorino, Eusebio, y otros.

Destinatarios

En su prólogo, especifica que está destinado a las siete iglesias de Asia Menor, que son puntualmente nombradas (Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea), resaltadas en sus particularidades (las siete cartas, el mensaje a las siete iglesias Ap. 2 y 3), que coinciden con el correo imperial de Asia Menor, eran ciudades importantes de la región,

lo que significaba que el mensaje circularía en toda la región. No obstante, por su naturaleza simbólica, también se puede interpretar que las siete iglesias, tengan un significado más amplio, como el siete suele significar plenitud, perfección, las siete iglesias también pueden ser entendidas como la plenitud de la Iglesia, es decir, el mensaje sería para toda la iglesia en general, incluyendo a nosotros como iglesia hoy.

Algo que  debemos tener en cuenta al acercarnos al libro, o tratar de interpretar el Apocalipsis como lectores modernos, es tratar de entender el mensaje que el libro tenía para sus primeros destinatarios, ya que el libro era originalmente una carta escrita para cristianos en Asia Menor y fue escrito para ser entendido por los fieles comunes y corrientes de las iglesias, no fue destinado a los grandes eruditos, como un enigma incomprensible, todo lo contrario, era una carta circular, comunitaria, para ser leída y predicada a todas las congregaciones que tuvieran acceso a este maravilloso mensaje.

Género literario

El género literario predominante en el libro es conocido como género apocalíptico, que abarca diversas obras literarias, y que fue desarrollado en tiempos de crisis y conflictos históricos, donde sus autores transmitieron un mensaje respaldado en la autoridad divina, con el objetivo de garantizar la fe, para consolar el pueblo en medio del dolor, la opresión y sufrimiento, para difundir la esperanza y predicar la justicia, confiando que Dios cumplirá sus promesas, sin saber ni cómo y ni cuándo, pero cumplirá. Proviene del género profético y con fuerte influencia de la literatura sapiencial. Un género de escatología y esperanza, caracterizado por su dualismo, seudonimia, literatura de protesta, exigencias éticas y principalmente, por la simbología que contiene animales, colores, números, fenómenos cósmicos, etc. Un género que debe ser leído con los cinco sentidos, haciendo uso de la imaginación, entendido como visiones o sueños, que contiene detalles que ya no se pueden decodificar y que deben ser relacionados primeramente a su contexto.

Conociendo mejor las reglas del género, se puede llevar el acercamiento al texto del Apocalipsis de Juan a otro nivel de comprensión; conociendo su identidad, es posible hacer un análisis de los símbolos más claramente, con la generosa ayuda de las notas al pie de página de esta versión (TCB); que fueron realizadas desde un análisis previo de su contexto vital, ya que Juan describe por medio de la simbología su propia realidad.

Cabe mencionar que el texto es una carta, es decir, está relacionado con el género epistolar, y a través de toda la obra encontramos varios otros estilos literarios: makarios, parábola, ayes, himnos, doxologías, narrativa, etc.

Propósito del Libro

El propósito es presentado con una narrativa tan genial, codificado, pero muy claro para sus primeros destinatarios; infelizmente algo muy loco sucedió con el libro de Apocalipsis, ya que fue escrito en el primer siglo con el objetivo principal de eliminar el temor de los cristianos, y ahora tiene un efecto totalmente opuesto, el libro causa terror y miedo a muchos de sus lectores modernos, otros ni siquiera se arriesgan a ser lectores porque tienen miedo de leer el libro, o porque se resignaron en comprender su mensaje 

simbólico; no obstante, en el momento en que se escribió el Apocalipsis, las personas estaban en crisis, sufriendo, amenazadas, enfrentadas a la muerte (algo que lo mantiene como un mensaje tan pertinente), y esta obra fue diseñada como una cápsula de esperanza, una inyección de fe y es exactamente así como tenemos que entenderla, confiados en la promesa de la primera bienaventuranza que es brindada de entrada en, el libro: “plenamente feliz el que lee esta profecía y también los que escuchan y hacen caso de este mensaje, practicándolo, porque el tiempo está cerca.” (Apocalipsis 1:3, TCB). Además, es importante resaltar, que el propósito del libro no es satisfacer la curiosidad sobre el curso de los eventos futuros y sí, preparar y animar a un grupo de iglesias a enfrentar las dificultades que probarían su fe hasta su máximo límite. Por lo tanto, así como toda la Biblia, el Apocalipsis de Juan trae un contenido moral y teológico muy relevante.

III. Bosquejo teológico del Apocalipsis. 

El Apocalipsis de Juan es un libro con variadas propuestas de bosquejos por parte de sus estudiosos. De manera muy básica se puede definir la estructura del apocalipsis como una apertura y visión inicial (Ap.1), las cartas a las siete iglesias (Ap. 2 y 3), la visión del trono y del Cordero (Ap. 4 y 5), la apertura de los siete sellos (Ap. 6-18), la guerra escatológica (Ap.19), el milenio (Ap.20), cielo y tierra nueva (Ap.21) y advertencias finales (Ap.22).

En el patrón numérico, después de un capítulo introductorio, aparece la relación siete-cuatro, es decir, cuatro series de siete: siete cartas (2,3), siete sellos (5:1-8:1) siete trompetas (8:2-11:19) y siete copas (15:1-16:21), entrecortadas por algunos paréntesis que paralizan un poco el flujo de la narración, evidenciado en los bosquejos y así, el libro concluye con el juicio hacia Babilonia, la victoria del Cordero, la culminación del reino de Dios y la nueva Jerusalén (caps. 17-21).

El Equipo Etienne Charpentier, presenta una estructura más pastoral y eclesiológica para el libro, algo que debe ser considerado para entender el primer sentido del texto, porque sin duda Juan de Patmos tenía un corazón extremadamente pastoral y escribió para consolar a la iglesia de Jesucristo. El libro de Apocalipsis es una cátedra magistral de un acompañamiento pastoral en medio de la crisis y momentos de dificultad que un cristiano enfrenta en su caminar diario, por eso, la perspectiva pastoral del texto es fundamental para entender ese mensaje central de esperanza, es interesante cómo el autor hace un bosquejo bajo esos lentes pastorales (2001, p- 18-34):

INTRODUCCIÓN (1,1-3)

I. UNA IGLESIA MUY HUMANA (1-3)

1. Saludo (1-4)

2. Visión del hijo del hombre (1, 9-20)

3. Las cartas a las siete iglesias (2-3)

II. UNA IGLESIA ENFRENTADA CON LOS PROBLEMAS DE SU TIEMPO (4-20)

A. La iglesia: de Israel a las naciones (4-11)

1. LA LITURGIA EN TORNO AL TRONO (4-5)

2. LOS SIETE SELLOS (6-8,5)

3. LAS SIETE TROMPETAS (8,6-11,19)

B. La iglesia enfrentada con los poderes totalitarios (12-20)

1. LA MUJER Y EL DRAGÓN (12,1-6)

2. LAS FUERZAS ANTAGÓNICAS (12,7-14,5)

3. ANUNCIO DEL JUICIO (14,6-19,10)

a) El evangelio del juicio (14, 6-13)

b) Pasión y victoria de los fieles (14,14-15)

c) Destrucción de Roma-Babilonia (16-17)

d) Dos cánticos celebran el resultado del juicio (18-19,10)

4. LA VICTORIA FINAL (19,11-20,15)

a) La victoria del mesías (19,11-21)

b) Durante los “mil años” de la historia de la iglesia (20)

III. UNA IGLESIA BAJADA DEL CIELO (21-22).

IV. Estructura según la TCB

Prólogo (1:1- 3)

Saludos a las siete iglesias (1:4-8)

Visión del Hijo del Hombre: Jesucristo es Dios (1:9-20)

Mensaje a las siete Iglesias (2-3)

El mensaje a Éfeso (2:1-7)

El mensaje a Esmirna (2:8-11)

El mensaje a Pérgamo (2:12-17)

El mensaje a Tiatira (2:18-29)

El mensaje a Sardis (3:1-6)

El mensaje a Filadelfia (3:7-13)

El mensaje a Laodicea (3:14-22)

Adoración Celestial (4:1-11)

El Cordero y el rollo (5:1-14)

Los sellos (6:1-17)

Los ciento cuarenta cuatro mil (7:1-8)

La multitud vestida de blanco (7:9-17)

El séptimo sello y el incensario de oro (8:1-5)

Las trompetas (8:6-13)

La quinta trompeta (9:1-12)

La sexta trompeta (9:13-21)

El ángel y el librito (10:1-11)

Los dos testigos (11:1-14)

La séptima trompeta (11:15-19)

La mujer y el dragón (12:1-18)

La bestia que subía del mar (13:1-10)

La bestia que sube de la tierra (13:11-18)

El cántico de los ciento cuarenta y cuatro mil (14:1-5)

El mensaje de los tres ángeles (14:6-13)

La cosecha de la tierra (14:14-20)

Siete ángeles con siete plagas (15:1-8)

Las siete copas de la ira de Dios (16:1-21)

La prostituta y la bestia (17:1-18)

Caída de Babilonia (18:1- 24)

Alabanzas y la boda del Cordero (19:1-10)

La victoria del jinete (19:11-21)

Los mil años (20:1-6)

La derrota final de Satanás (20:7-10)

El juicio (20:11-15)

Cielo Nuevo y Tierra Nueva (21:1-8)

La nueva Jerusalén (21:9-22:5)

Cristo está viniendo (22:6-21)

4. Sobre la portada

Obra: Fragmentos del futuro
Materiales:  acuarela y varios materiales como bolígrafo y marcador plata.

Esta portada definitivamente fue un gran reto, a continuación, les daré un resumen visual de ciertos elementos del libro de Apocalipsis.

En la parte inferior izquierda vemos tres cruces en representación del evangelio y de esa escena del calvario resurge una figura de un hombre, el discípulo Juan teniendo una visión. En la parte de arriba del discípulo encontramos un papiro que simboliza lo que escribía en el proceso. La corona representa el cuerpo de Cristo. Las siete iglesias en composición de una corona. La llama de fuego representa en el verso que dice Oro refinado en fuego, para que seas rico y vestiduras blancas para vestirte. Ap. 3:18.

Del lado derecho vemos las personas con vestiduras blancas dando énfasis al rapto de la Iglesia y entrelazándose con el verso “Una voz que oí como de trompeta hablando conmigo, dijo sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán” Ap. 4:1. En el mismo centro encontramos el cordero en representación del único que puede desatar los sellos. Ap. 5. En la parte de arriba del cordero vemos la historia de la mujer y el dragón. Ap. 12. Cerca de la cabeza del cordero encontramos a los dos olivos, continúa los contornos para llevarnos a la figura de la mujer sentada sobre la bestia. Ap. 17.

En el siguiente elemento cerca de los Ángeles encontraremos el símbolo de las siete copas de la Ira de Dios. Ap. 16, en la parte superior izquierda aparecen los elementos de los cielos cayendo y de otro extremo la tierra en llamas Ap. 21. Parte superior de arriba encontramos nuestra esperanza la nueva Jerusalén, cielo nuevo y tierra nueva Ap.21 también aparece el símbolo de un árbol frondoso, que representa el Árbol de Vida, sus hojas son para la sanidad de las naciones. Ap. 22:2. Un arte donde nos despierta interés en saber más de nuestro Señor que pronto regresará por la Iglesia


Capítulo 1
APOCALIPSIS            
Prólogo

  1:1. Revelación
Ἀποκάλυψις (apokálipsis) sustantivo femenino, tercera declinación, caso nominativo singular, traduce: Revelación. El término Apocalipsis es una transliteración de la palabra griega ἀποκάλυψις (apokálypsis) y se deriva del verbo ἀποκαλύπτω (apokalupto), compuesto de dos raíces: la preposición ἀπό (apo) traduce como de, desde, de parte de; y de καλύπτω (kalupto) significa ocultar, esconder, guardar, cubrir; así que, la traducción etimológica sería: destapa, desvela, revela, lo que está oculto/escondido se muestra.  
de Jesucristo, quien Dios dio, como máxima revelación
Desde un inicio el autor deja claro la centralidad y el protagonismo de Jesucristo en Apocalipsis, la riqueza de su misterio como revelación máxima es resaltado desde el inicio (Ap. 1:1) hasta el final de la obra (Ap. 22:21). Él es la revelación de Dios.  
, para mostrar a los que están comprometidos con Él
δούλοις (doúlois) sustantivo masculino, segunda declinación, primera sección en dativo plural, traduce: para los siervos, esclavos. El nominativo δοῦλος (doulos) tiene diversos significados, como esclavo, un siervo dependiente del amo, comprometido. Este último significado se encuentra en algunos dialectos del griego antiguo, δοῦλος como compromiso, se establecía a través de un contrato ya sea por matrimonio o por mutuo consentimiento. Pero, en términos generales, su sentido es de esclavitud o servicio, es decir, “atender a las mesas”. En la literatura del Nuevo Testamento, el sentido de la palabra en el griego ptolomáico, un dialecto legal; da la idea de un compromiso voluntario, el creyente se compromete con Jesucristo, desde esta perspectiva se entiende en Juan 15:15, Jesús ya no llama a sus discípulos siervos o esclavos, sino amigos. El deseo de Jesús con sus discípulos es que la relación con Él, como doúlois (siervos) no sea de servidumbre sino de compromiso, el que se adquiere con Dios a través de Jesucristo de forma voluntaria y no por opresión o esclavitud.   
, las cosas que en poco tiempo son necesarias que sucedan. Envió a su ángel
ἀγγέλου (angélou) sustantivo masculino, segunda declinación, primera sección, en caso genitivo singular, traduce: del ángel, del mensajero. El nominativo ἄγγελος (ángelos) significa “el enviado a dar un mensaje, el mensajero”. El concepto de ángel ya existía en otras culturas antiguas como la babilónica, la griega y tenía la misma connotación de mensajero. Uno de los oficios de los ángeles, era de comunicar un mensaje, de castigo, de bendición o de aviso. Ellos eran intermediarios para establecer una relación entre la humanidad con la divinidad; es interesante que el término griego evangelio en su segunda raíz, usa el lexema ἄγγελ-, para indicar que el evangelio es un mensaje de transformación. El ángel es un ser espiritual encargado de comunicar o transmitir el mensaje de los dioses a los hombres. Con esta idea, en toda la literatura apocalíptica, la presencia de los ángeles es abundante, ellos desempeñan la función importante de comunicar un mensaje de parte de Dios a la humanidad, mensaje que  puede ser de juicio, de esperanza, de consolación y de justicia.  
para dar a conocer a través de señales la revelación a Juan, su servidor,
2. quien por su parte testificó con su propia vida
ἐμαρτύρησεν (emartúresen) verbo en voz activa, modo indicativo, tiempo aoristo, tercera persona del singular, traduce: testificó con su propia vida. El verbo del que deriva es μαρτυρέω (marturéo) significa, ser testigo, atestiguar, testificar. Ser testigo no solo de palabra sino con la propia vida, incluso el martirio, si es necesario; a partir de este verbo se deriva el término mártir en español. Mártir es una persona coherente, porque da testimonio de lo que cree con sus palabras y actos, aún con su propia vida. Existen varios verbos en griego que significan testificar, uno tiene sentido de testificar con la boca, otro testificar en un juicio, otro testificar con actitudes de vida, pero este verbo en particular tiene una connotación más fuerte, más profunda, porque se refiere a dar un testimonio radical asumiendo el riesgo de soportar un martirio por fidelidad, ofrendar la vida a causa del testimonio.  
la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo, todo lo que vio y experimentó
ἴδεν (íden) verbo en voz activa, modo indicativo, tiempo aoristo, tercera persona del singular, traduce: vio y experimentó. Deriva del verbo ὁράω (joráo), el cual tiene varias traducciones, puede significar ver, mirar, entender, darse cuenta o también experimentar desde nuestro interior, es decir, la experiencia de vida. En griego, hay dos formas de definir el ver, uno es a través del verbo βλέπω (blepo) indica ver físicamente, utilizar la vista para conocer algo; el otro verbo es ὁράω (joráo) indica un ver más pleno, que no se reduce solo al sentido de la vista, sino que integra los sentimientos y razón. En Apocalipsis, el verbo ὁράω se menciona muchas veces, su uso da la connotación de que los seguidores del Cordero han encarnado en sus vidas el mensaje como una forma de ver al Cordero en sus experiencias personales. En este versículo, se usa haciendo referencia al vidente Juan, a lo largo de esta revelación él ve muchas cosas como fruto de la reflexión de sus experiencias vividas.  
;
3. plenamente feliz
Μακάριος (makários) adjetivo calificativo masculino, en caso nominativo, singular, traduce: feliz, dichoso, bendecido, afortunado, bienaventurado. El significado del adjetivo tiene su trasfondo en la filosofía clásica griega. En el idioma griego, además de makários, había otros términos que integraban la idea de felicidad, de alegría, entre ellos están χαρά (jará), εὐτυχία (eutujía). Μακάριος es el adjetivo que abarca el significado amplío de felicidad. La felicidad que se produce por varias fuentes: 1. Dios o la divinidad que otorga felicidad al ser humano, aquí adquiere la connotación de “ser bendecido”, es una acción divina; 2. Salud física, felicidad que genera alegría y gozo; 3. Salud emocional, felicidad psicológica y emocional, que genera tranquilidad y paz; y 4. Espiritualidad, felicidad espiritual, la comunión plena con la divinidad. La palabra μακάριος (makários) abarca todas las áreas del ser humano, es una felicidad completa, total e integral, donde lo psicológico, lo corporal, lo espiritual, y la acción de Dios se unen para formar una felicidad plena. El verbo μακαρίζω (makarízo) significa declarar a una persona “totalmente feliz, dichosa”. La totalidad se fundamenta en todas las áreas de la vida: corporal, psicológica, espiritual, y la acción-bendición de Dios en la persona.  
el que lee esta profecía y también los que escuchan y hacen caso de este mensaje, practicándolo, porque el tiempo
καιρός (kairós) sustantivo masculino, segunda declinación, primera sección, en caso nominativo singular, traduce: tiempo señalado, tiempo de Dios. Kairós indica un tiempo señalado, un momento preciso, tiempo necesario. El uso del término en el Nuevo Testamento es para indicar el tiempo de Dios, pero, en la filosofía griega, en especial en el pensamiento de Aristóteles significa un tiempo sin fin, es decir un presente eterno, un acto puro. Palabra, que, por lo general, está en contraposición al término χρόνος (kronós) que también se traduce como tiempo, pero con el significado de lapso de tiempo, periodo, un tiempo determinado; con esta idea en el Nuevo Testamento se usa el kronós para indicar el tiempo del ser humano, tiempo cronológico o la sucesión de tiempo, como el pasado, presente, futuro, el ayer, hoy y mañana; y Kairós para indicar el tiempo de Dios, que va más allá de nuestras concepciones temporales limitadas.  
está cerca.
El inicio y presentación del libro se acompaña con la proclamación de una primera bienaventuranza o promesa de felicidad plena. Se mencionan siete bienaventuranzas en todo el libro (1:3; 14:13; 16:15; 19:9; 20:6; 22:7; 22:14). El número siete es muy significativo en Apocalipsis, por eso, en su contenido presenta muchas estructuras en siete, por ejemplo, siete iglesias, siete estrellas, etc. Aspecto que nos lleva a comprender que Apocalipsis no es un libro de terror, de catástrofes o trágico, como se consideró en la literatura universal a través de la historia, es todo lo contrario, el libro contiene un anuncio y promesa de felicidad plena para todos aquellos que lo leen, entienden y practican el mensaje.  
 
Saludos a las siete iglesias

4. Cordial saludo de Juan, Para las siete 10iglesias
ἑπτὰ ἐκκλησίαις (jepta ekkesiais). Siete iglesias. En la Biblia, el simbolismo numérico es importante, así, el número siete representa perfección y plenitud. Cuando el versículo menciona siete iglesias, ellas representan la plenitud de la iglesia, es decir, incluye a todas las iglesias de Dios, se entendería como la iglesia universal.  
que están en Asia
Asia, también conocida como Asia Menor, región oriental del Imperio Romano, actualmente es el país de Turquía. No debe confundirse con el actual continente asiático.  
: Gracia
χάρις (járis), sustantivo femenino, tercera declinación, caso nominativo, singular, traduce: gracia, el regalo que Dios da a través de su Hijo, significa vivir la vida de Dios en Jesucristo.  
, que es vivir la vida de Dios en Cristo Jesús, y paz
εἰρήνη (eiréne) sustantivo femenino, primera declinación, tercera sección, en caso nominativo, singular, traduce: paz.  Esta palabra tiene su trasfondo en las palabras hebreas “שָׁלוֹם: shalom” y “שָׁלַם: shalem”, la primera traduce paz, la segunda justicia e integridad, con la connotación que la verdadera paz se da en la búsqueda de la justicia; es decir, la paz se fundamenta en la práctica de la justicia.  
, que se fundamenta en la justicia, sean parte de la naturaleza cristiana de ustedes; de parte de Aquel que es, que era y que está viniendo; de parte de los siete espíritus
ἑπτὰ πνευμάτων (jepta pneumaton). Los siete espíritus, considerando el significado del número siete, esta expresión, indica la perfección del Espíritu, la plenitud del Espíritu. El Antiguo Testamento tiene una referencia a lo mencionado, Isaías 11:2 dice: “Y reposará sobre Él el Espíritu de Jehová (1); espíritu de sabiduría (2) y de inteligencia (3), espíritu de consejo (4) y de poder (5), espíritu de conocimiento (6) y de temor de Jehová (7)”, cada atributo representa el perfecto poder del Espíritu en sus multiformes manifestaciones; ya en el Nuevo Testamento entendemos más claramente la perfección del Espíritu de Dios en la figura del Espíritu Santo; la presencia viva y dinámica de Dios.  
que están ante su trono;
5. y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito que resucitó de entre los muertos, el que gobierna sobre los reyes del mundo
En el Apocalipsis, Jesús es presentado y honrado con tres atributos: 1. Testigo fiel: él testificó con su propia vida la fidelidad de Dios al cumplir sus promesas de salvación y se reveló perfectamente a nosotros; 2. Primogénito, resucitó de entre los muertos: en su resurrección recibió todo el poder sobre la vida y la muerte, y nos garantiza la posibilidad de resurrección y vida eterna; 3. El que gobierna sobre los reyes del mundo: Se resalta su poder, autoridad y reinado eterno.  
. Cristo nos ama sacrificialmente y con su sangre nos liberó de nuestros pecados,
6. al que nos hizo un reino de sacerdotes para Dios su Padre, ¡a Él sea la gloria y el poder por siempre! Amén.
7. ¡Miren que está viniendo entre las nubes
νεφελῶν (nefelón) sustantivo femenino, primera declinación, tercera sección, en caso genitivo plural, traduce: de las nubes; viene del nominativo νεφέλη (neféle), que traduce nube. El significado simbólico indica un lugar, el lugar de la presencia de Dios, las nubes. Este elemento natural, es un elemento teológico teofánico citado en el Antiguo Testamento, fenómenos naturales que se relacionaban con un aspecto divino, ejemplos: la montaña resaltaba la entrega de la ley de parte de Dios, las estrellas significaban la luz de Dios, los ríos por el agua, significaban la limpieza y la transformación, y las nubes significaban el lugar donde Dios siempre está presente en relación con el cielo. Algunos versículos bíblicos relatan las teofanías mostrando los elementos naturales: Génesis 9:13, Daniel 7:13, Éxodo 14:19, Apocalipsis 1:7. Una clara aplicación del significado teológico de las nubes se encuentra en 1 Reyes 8:10-11, ahí se menciona la palabra hebrea shekinná, traducida como nube, indica la presencia de Dios, y hace referencia al lugar donde Dios se manifestaba, el lugar donde Dios siempre estaba presente. En las culturas antiguas circunvecinas al pueblo de Israel, las nubes también estaban relacionadas con una característica divina.  
! Y lo experimentarán en sus vidas.  Y todo ojo lo verá, incluso quienes lo traspasaron
ἐξεκέντησαν (exekentesan). Verbo que traduce la expresión “lo atravesaron” se refiere al momento de la muerte de Jesús, estando en la cruz le enterraron una lanza en el costado (Juan 19:34).  
;  y por Él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén.
8. El Señor Dios dice: Yo soy Alfa y Omega
Alfa y Omega, literalmente se refiere a la primera y última letra del alfabeto griego. Con esta expresión el autor comparte el sentido de que Jesús es el principio y final de todo.  
, el que es, el que era y el que está viniendo; el Todopoderoso.  
Visión del Hijo del Hombre
Hijo del Hombre, esta expresión, es considerada por los eruditos bíblicos como un “título cristológico”; ellos opinan que Jesús se autoasignó este título Hijo de Hombre, para describir su misión en la tierra. Título relacionado a una figura escatológica del Antiguo Testamento, fundamentada en Daniel 7:13. El Antiguo Testamento tenía varias figuras escatológicas, y ésta es una muy significativa; Daniel presentaba esta figura como cercano al Anciano de días, que representaba el mismo Dios, y lo pone sobre las nubes que significa el estrado de los pies de Dios, es decir, el Hijo del Hombre en Daniel es una figura divina, pero no es Dios, tiene apariencia humana y está junto a Dios, la interpretación del Hijo del Hombre la encontramos en el periodo intertestamentario, en la literatura rabínica, principalmente de los maestros tannaitas, ya que dicen que el Hijo del Hombre es el símbolo del hombre perfecto, sin pecado, antes de la caída, simboliza al hombre que tiene el control total de su naturaleza, y puede reinar con Dios, sin permitir la influencia del pecado en su vida. Muchos rabinos, relacionaban el Hijo del Hombre con Adán antes de la caída, es por eso que esta figura tuvo su fuerza en el periodo intertestamentario, donde los grandes imperios, Babilónico, Persa, Griego y Romano, recreaban figuras de la crueldad humana, eran como bestias, bajo estas figuras históricas de violencia, los eruditos fueron construyendo una figura que fuera un prototipo de humanidad sin pecado que puede resistir a la bestia, es por eso, que Jesucristo toma esta figura escatológica rabínica para describir su ministerio salvífico, Él se convierte en la figura del humano sin pecado, Cristo es el símbolo de una humanidad sin mancha, que controla la bestia del pecado, Él es el ejemplo que todo humano debe imitar, para volver a vivir plenamente el reino de Dios. Esta figura escatológica es un título de poder y autoridad, un poder recibido por vencer al instinto bestial del pecado, y Jesús enseñaba que la forma de vencer al pecado, era paradoja para la lógica humana, ya que el camino para la vida era la muerte, matando a su propio yo por amor, venciendo a la naturaleza pecaminosa, y viviendo el amor sacrificial, que Él magistralmente demostró en la cruz, que humanamente era un símbolo de tortura bestial, pero teológicamente fue la consumación del reinado de Jesús, que fue exaltado por medio de su muerte de cruz y venció a la maldad con su amor. Además, vale resaltar que Jesús, cuando se autodenomina Hijo de Hombre, hace una mezcla de dos títulos cristológicos que parecen incompatibles, Hijo del Hombre, un título de poder y exaltación, con el de Siervo Sufriente, que es de humillación y sacrificio, en la tradición cristiana, cuando dice que el camino del Hijo del Hombre es de sufrimiento y muerte, funciones del Siervo Sufriente de Yahvé, pero que, al resucitar al tercer día, recobró esta autoridad y gloria de Hijo del Hombre.  
: Jesucristo es Dios
Apocalipsis describe una excelente Cristología tomando de base la escatología de Daniel 7:9-13, cita que presenta la figura del Hijo del Hombre (ver nota 19), la cual representa a una persona ungida por Dios que reinará y será adorada junto con Él, incluye la figura del Anciano de días, este personaje representa al mismo Dios; no obstante, en Daniel se consideran dos figuras simbólicas distintas. Apocalipsis retoma toda esta tradición y une las dos figuras en una sola, para dejar claro que Jesucristo es el Hijo del Hombre y también es Dios.   

9. Yo Juan, hermano de ustedes, y compañero en el sufrimiento, en el reino y en la perseverancia que tenemos en Jesús, estaba exiliado en la isla de Patmos
La Isla de Πάτμος (Pátmos) se ubicaba al este del mar Egeo, hace parte del archipiélago griego Dodecaneso, que significa las “doce islas”. Patmos está a unos 55 km de la costa suroeste de Turquía. Es una isla pequeña de aproximadamente unos 13 km de largo y unos 7 km de ancho, el área total sería de 35 km². La forma de la isla de Patmos se asemeja a una media luna, se divide en dos partes casi iguales, que están unidas por un istmo. El istmo es un estrecho de tierra rodeado de aguas en ambos lados lo que hacía difícil su acceso. La geografía de la isla se caracteriza por su aspecto volcánico, rocoso, casi sin árboles, con vegetación típica de esas condiciones de la isla, ubicada a unos 80 kilómetros al suroeste de Éfeso. Las colinas volcánicas de la isla de Patmos tienen un promedio de 250 metros de altura, con la colina más alta de 269 metros.  Para algunos, en la época de los apóstoles y bajo el régimen romano decían que la isla de Patmos era un lugar completamente desierto y apartado. Pero, Patmos era un espacio utilizado por los romanos como prisión, por eso, para la época que habla el libro había movimiento en la isla. Durante el tiempo que pasó Juan allí, recibió las visiones del Señor ahora registradas en el Apocalipsis. Algunos autores sostienen que solo los prisioneros más peligrosos eran enviados a esta prisión; en este caso, la isla sería como una especie de prisión de máxima seguridad de la época.  
por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
10. En el día domingo
κυριακῇ ἡμέρᾳ (kuriaké jeméra), palabra escrita en al latín es “dominicus dies” y la traducción en español significa: “día domingo” o “día del Señor”. Versículo de todo el Nuevo Testamento que hace referencia al primer día de la semana denominado domingo o como el día del Señor Jesús. En el siglo IV, el emperador Teodosio decretó el día domingo como el día litúrgico solemne cristiano, según la tradición sería el día que resucitó Cristo.  
, el Espíritu se apoderó de mí, y oí detrás de mí una voz muy fuerte, como el sonido de una trompeta;
11.que decía:
En este versículo, algunas versiones incluyen una parte “A” que dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”, frase que no se encuentra en los manuscritos más confiables, por ello no se incluye en esta versión.  
– Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. 
12.Y di la vuelta para ver la voz que hablaba conmigo, y al voltearme vi siete candelabros de oro
ἑπτὰ λυχνίας χρυςᾶς (jepta lujnias jrusas). Palabras que traducen “los siete candelabros de oro”, ellos representan a las siete iglesias que menciona el versículo 11. El candelabro de oro era uno de los accesorios y símbolo más llamativo, sagrado, colocado en el tabernáculo y en el templo. El término hebreo es menoráh, es un portalámparas grande, tenía una caña central y en cada lado tres brazos, lo cual daba el total de siete brazos con boquitas para colocar el fuego. En una visión muy original, Juan vio siete menoráh (cadelabros); visión que Juan entiende en relación con la iglesia. Él ve a la Iglesia como la luz que debe compartir la presencia divina al mundo.  
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13. y en medio de los candelabros estaba alguien semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica larga que le llegaba hasta los pies y ceñido con un cinturón de oro a la altura del pecho
La referencia “pecho” tiene relación con la vestimenta del sumo sacerdote que describe Éxodo 28:2-4.  
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14. su cabeza y sus cabellos eran blancos como lana blanca, como nieve[
Las características que menciona el versículo, se toman de la cita de Daniel 7:9, referencia que también menciona al Anciano de días.  
; y sus ojos como llama de fuego;
15. sus pies parecían bronce brillante fundido, como recién salido del horno y su voz era tan fuerte como el estruendo de muchas aguas;
16. en su mano derecha tenía siete estrellas y de su boca salía una espada aguda de doble filo
ρομφαία (romfaía), sustantivo femenino, primera declinación, primera sección, caso nominativo, singular, que traduce: la espada; en la tradición bíblica es símbolo de la Palabra de Dios, por eso, la frase “sale de la boca” resalta y  amplía su significado de poder con la expresión “de doble filo”. Esta concepción ya se encuentra en el libro de Isaías 11:4 y 49:2; Efesios 6:17 y Hebreos 4:12.  
; su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.
17. Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto; pero Él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: – No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último.
18. Soy el que vive; estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
19. Escribe lo que viste, lo que experimentaste, lo que está sucediendo y lo que va a suceder después de esto.
20. Esta es la explicación del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias y los siete candelabros son las siete iglesias.    
  


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