Juan Capítulo 19

Introducción

INTRODUCCIÓN GENERAL

El Evangelio de Juan es uno de los libros más populares e importantes de la Biblia, una teología de la vida y ministerio de nuestro Señor Jesucristo, una obra fascinante sobre el misterio de la encarnación, desde la perspectiva de testigos que lo legitimaron con sus propias vidas, un mensaje que fue atentamente oído, visto y experimentado, y nos fue anunciado, en un griego ático muy fino, con una extensión de 21 capítulos considerablemente impares. Juan se destaca principalmente por ser un Evangelio peculiar, diferente de los 3 primeros Evangelios sinópticos del Nuevo Testamento.

I. Características Generales del Evangelio de Juan
Es un evangelio selectivo, el autor pensó muy bien cómo escribir su obra, seleccionó minuciosamente el contenido, hizo una teología y una Cristología reflexiva, una visión selectiva de Cristo, eligió el material para que cada detalle cumpliera un objetivo teológico, por ejemplo, escogió 7 milagros que no se repiten entre sí, en cada señal milagrosa resalta un aspecto de Jesús y tiene una enseñanza, estas características responden a una visión de la filosofía griega; también selecciona diálogos entre Jesús y otros interlocutores, muy particulares y con gran riqueza de significado, pues resaltan un aspecto de Jesús en su plan salvífico; además selecciona
los lugares específicos, haciendo un libro geográficamente estructurado.

Es un evangelio apologético, defiende el cristianismo frente a herejías que estaban surgiendo, como eran el docetismo, ebionismo, y principalmente el gnosticismo de Cerinto, en Éfeso. La iglesia primitiva vivió una amenaza frente el gnosticismo, una corriente filosófica que existió desde antes del cristianismo, con influencias de la cultura babilónica y griega. Uno de los puntos que el gnosticismo defendía era el dualismo radical, lucha extrema entre el bien y el mal, una oposición entre un mundo imperfecto material y un mundo perfecto abstracto ideal, poniendo en tela de juicio la doble naturaleza y la encarnación de Jesucristo. El término viene de “γνῶσις” (gnosis) que significa “conocer por intimidad”; creían que a través del intelecto se podía trasladar al mundo perfecto y encontrar la salvación por medio del conocimiento; esta herejía se extendió en Éfeso y Juan luchó contra esto. Uno de los más grande maestros gnósticos de Éfeso fue Cerinto, quien concibió que “lo único real era la parte espiritual de Cristo, que la parte humana fue una posesión temporaria nada más, pues Jesucristo divino no podía tener parte humana, si no sería imperfecto”. Por esto Juan defendió la doble naturaleza de Cristo. También estableció la diferenciación de dos figuras, la de Juan el Bautista con la del Mesías. En Éfeso, Jerusalén y Judea hubo una confusión, dos escuelas: la de los discípulos de Juan el Bautista y los discípulos de Cristo. Los discípulos de Juan el Bautista lo presentaban como el Mesías y viceversa; por ello Juan aclara la diferencia entre ambos.

Es un evangelio testimonial, debido a que Juan resalta la importancia de los testimonios de los personajes que dialogaron con Jesús (Nicodemo, Nataniel, Martha y María), en cada diálogo se va presentando un testimonio de la fe en Jesús.

Es un evangelio estructurado, sigue un bosquejo claro y ordenado, un evangelio estructurado desde las emociones. Juan usa mucho las fiestas judías para cristianizar sus sentidos teológicos, así como también utiliza muchas alegorías.


Capítulo 19
1. Entonces, Pilatos ordenó que azotaran a Jesús.
2. Los soldados, tejieron una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y lo cubrieron con un manto de color rojo oscuro;
3. y le decían a Jesús:
– ¡Viva el rey de los judíos! Y le daban bofetadas.
4. Salió de nuevo Pilatos y dijo a los judíos:
– ¡Miren! Saqué a Jesús, con el propósito de que ustedes sepan que no encontré ningún delito en Él.
5. Entonces, salió Jesús llevando la corona de espinas y el manto de color rojo oscuro. Y Pilatos exclamó a los judíos:
– ¡Aquí está el hombre!
6. Cuando los principales sacerdotes y la policía del templo lo vieron, gritaron diciendo: – ¡Crucifíquenlo, crucifíquenlo! Pilatos les respondió:
– Ustedes llévenlo y crucifíquenlo; porque yo no hallo delito en Él.
7. Contestaron los judíos: – Nosotros tenemos una ley, y según esta ley debe morir, porque dijo que Él era Hijo de Dios.
8. Cuando Pilatos escuchó esto, tuvo mucho miedo.
9. Y volvió al palacio, y le preguntó a Jesús:
– ¿De dónde eres? Pero Jesús no respondió.
10. Pilatos le dijo a Jesús:
– ¿No quieres hablar conmigo?
¿No conoces que tengo la autoridad para soltarte o para crucificarte?
11. Respondió Jesús: – No tendrías ninguna autoridad contra mí, si no fuese dada desde arriba; por eso, el que me entregó, tiene un pecado más grande que tú.
12. Entonces, Pilatos buscaba soltarlo; pero los judíos gritaban diciendo:
– Si lo sueltas, no eres amigo del emperador; todo aquel que se hace rey, se convierte en un enemigo del emperador.
13. Por lo tanto, Pilatos oyendo estas palabras, condujo a Jesús hacia fuera y se sentó en el tribunal, en un lugar empedrado, que en hebreo se llama Gabbathá.
14. Era la preparación de la Pascua, cerca del medio día; y Pilatos les dijo a los judíos:
– ¡He aquí, su rey!
15. Entonces, gritaron los judíos:
– ¡Fuera, fuera, crucifíquenlo! Así que Pilatos replicó:
– ¿Quieren que crucifique a su rey?
Fue cuando los principales sacerdotes respondieron:
– No reconocemos otro rey que no sea el emperador.
16. Entonces, Pilatos entregó a Jesús a los judíos, con el propósito de que fuera crucificado. Y se lo llevaron.
Crucifixión de Jesús
17. Jesús, cargando su cruz, salió a un lugar llamado “La Calavera”, que en hebreo se dice Gólgota;
18. donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, Jesús quedó en el medio.
19. Pilatos escribió y puso sobre la cruz, un título que decía:
“JESÚS EL NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS”
20. El título fue leído por muchos judíos, pues el lugar de la crucifixión estaba cerca de la ciudad; y el escrito estaba en hebreo, griego y latín.
21. Los sacerdotes jefes, protestaron ante Pilatos, y dijeron:
– No escribas “El rey de los judíos”, más bien, debes escribir que Jesús se autonombró el rey de los judíos.
22. Respondió Pilatos:
– Lo escrito, escrito está.
23. Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos y los dividieron en cuatro partes, una parte para cada soldado; también tomaron su manto, que no estaba tejido, ya que era sin costura, una pieza única de tela.
24. Y se dijeron entre sí los soldados:
– No rasguemos el manto, mejor hagamos un sorteo, para ver quien se lo gana; Esto fue con el propósito de que se cumpliese la Escritura: “Repartieron mis vestidos entre sí, y sobre mi ropa echaron suerte”, pues así lo hicieron los soldados.
25. Estaban junto a la cruz de Jesús, un grupo de mujeres, entre ellas: la madre de Jesús, María la mujer de Cleofás, tía de Jesús y María Magdalena.
26. Viendo Jesús a su madre y a su discípulo amado, que estaba presente, le dijo a su madre:
– ¡Mamá, ahí tienes a tu hijo!
27. Después le dijo a su discípulo amado:
– ¡Hijo, cuida a tu madre!
Y en ese momento su discípulo la recibió, la cuidó y la llevó a su propia casa.
Muerte de Jesús
28. Después de esto, sabiendo Jesús que todo estaba consumado, para que la Escritura se cumpliese, dijo:
– Tengo sed.
29. Había allí una vasija llena de vinagre; un soldado, tomó una esponja, la llenó de vinagre y la colocó en una rama de una planta y se la acercó a la boca de Jesús.
30. Cuando Jesús bebió el vinagre, dijo:
– Todo está cumplido. E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.
31. Entonces, los judíos que estaban en plena preparación de la Pascua no querían que los cuerpos quedasen crucificados en el día sábado, ya que este día iba ser el más solemne entre todos los sábados por el tema de la fiesta de la Pascua, por eso, le rogaron Pilatos que las piernas de los crucificados fueran quebradas, para apurar la muerte de ellos y así los cuerpos fueran bajados prontamente.
32. Vinieron los soldados, y quebraron las piernas del primer crucificado, y luego del segundo.
33. Pero cuando llegaron dónde Jesús y vieron que Él ya estaba muerto, no le quebraron las piernas.
34. Uno de los soldados, con su lanza, hirió el costado de Jesús, e inmediatamente salió sangre y agua.
35. Este soldado ha dado testimonio, su testimonio es verídico, y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
36. Estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: “Ni un solo hueso, será quebrado”,
37. y también para que se cumpliera otra parte de la Escritura que dice: “Mirarán al que traspasaron”.
Jesús es sepultado
38. Después de la muerte Jesús, José de Arimatea, quien era su discípulo, en forma secreta, por temor a los judíos, le pidió a Pilatos que le autorizara para llevarse el cuerpo de Jesús; Pilatos lo autorizó, entonces vino José y se llevó su cuerpo.
39. También vino Nicodemo, el que había visitado a Jesús en la noche un tiempo atrás, trayendo una mezcla de mirra con unas hojas de planta aromática, que pesaba como unas cien libras.
40. Entonces, tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, y derramaron aceite aromático sobre el cadáver; esto era una costumbre judía cuando se sepultaba a alguien.
41. En el lugar donde fue crucificado, había un huerto, en este huerto había un sepulcro nuevo y este sepulcro estaba vacío.
42. Por motivo de la preparación de la Pascua de los judíos, buscaron un lugar cerca para sepultar a Jesús, y precisamente lo pusieron en el sepulcro de aquel huerto.

 



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