Los sellos 6:1. Vi cuando el Cordero rompió el primero de los siete sellos y oí a uno de los cuatro seres vivientes que decía con voz de trueno: “¡Ven!”. 2. Miré y apareció un caballo ἵππος (híppos) sustantivo masculino, segunda declinación, primera sección, caso nominativo singular, traduce: caballo. Sección en la que la figura del caballo será relevante. En el contexto bíblico, el caballo era un animal que confería poder y ostentación; porque para obtenerlo, debía ser importado (Ap. 18:13, 2 Cr 1:14-17). En el libro de Apocalipsis se presenta como animal usado para la guerra. En el imperio romano de la época había una atracción cultural muy popular, sobre todo para las personas que gustaban de las carreras hípicas, de ahí surge la práctica de la carrera de jinetes, actividad que llegó a ser incluida en las olimpiadas deportivas en el 624 a.C. Los hipódromos eran muy comunes para ese tiempo.
No solo los caballos sino también las trompetas eran las figuras que resaltaban en los juegos deportivos de Éfeso, figuras que se destacaban por los colores. Cada figura se diferenciaba por cuatro colores, normalmente el blanco, el rojo, el azul y el verde, de igual forma, también la multitud era clasificada por colores de acuerdo a su clase social. Entonces, es posible que Juan toma esta idea y el simbolismo ya conocido, aplica su sentido a los primeros sellos, con ello pudo aludir a la competencia que se da entre el reino de Dios y el reino del mal, de tal modo, que cuando menciona a los jinetes, fácilmente los cristianos de Asia Menor entendieron lo que estaba comunicando porque afectaba la realidad que experimentaban. Una cita veterotestamentaria, menciona el sentido de los caballos con diferentes colores, Zacarías 1 y 6, ahí se describe que tiran de cuatro carros. Para algunos exégetas, el significado de los caballos en Zacarías no tiene relación con el mensaje de los caballos de Apocalipsis, en Zacarías no menciona características para los jinetes y los colores tampoco tienen carga simbólica como en Apocalipsis.
blanco; el jinete llevaba un arco; y le fue dada una corona y salió venciendo, para vencer Εἶδον (eidon), miré. La palabra griega da a entender que Juan veía no en forma literal, sino ver en el sentido de vivir, experimentar la historia, comprensión que le permite hacer una reflexión histórica, política y social. Con el primer jinete que ve, Juan expone los poderes políticos totalitarios que deberían cumplir su objetivo de ser buenos (color blanco representaría la bondad), promover una política que busca el bien común y evitar que haya una anarquía. El jinete tiene un arco de guerra, una corona y salió para vencer. Este misterioso jinete del caballo blanco ha sido tema de gran discusión entre los exégetas, la figura y las opiniones deben ser analizados con mucha atención para acercarnos a un adecuado significado de ese símbolo. Entre las interpretaciones que se han hecho sobre el jinete del caballo blanco, tenemos una que se planteó, el jinete sería Jesucristo; esta idea viene de la relación que se hace del jinete de este versículo y la figura que se describe en Apocalipsis 19:11-21, en este último pasaje el autor si se refiere a Cristo. Otra opinión, dice que el jinete se refiere al evangelio de Cristo, es la victoria de la expansión del cristianismo a pesar de la persecución imperial, idea relacionada con el símbolo del color blanco y la descripción al final: “él salió para vencer”.
Para los que aceptan la primera opinión o la segunda, lo certero es que el mensaje cumple su significado, hay algo universal, que sigue a los tres jinetes posteriores y han triunfado por encima de todas las adversidades. Podemos decir que el jinete es la Esperanza, ella siempre acompaña a los seres humanos, animándolos a seguir adelante enfrentando las dificultades de la vida.
El caballo blanco, aunque se ha dicho que el color blanco es algo positivo porque significa bondad, existen interpretaciones que este color es malo, es negativo para tal observación se consideran los instrumentos que acompañan al jinete como el arco de guerra. Entre las opiniones, unos dicen que el jinete se trataría de un hombre de perdición, el Anticristo; otros dirán que indicaría guerra, -pero, el autor presentará más adelante este suceso con la figura del caballo rojo-; otra opinión planteará que el primer caballo, significa paz en medio de la guerra, es decir, una falsa paz porque el Imperio es una nación militar; otros proponen que hace alusión al imperialismo romano pagano que sale a conquistar, en esta línea otros autores plantean que se refiere a los partos. Algunas otras deducciones, lo interpretan desde la perspectiva cristiana pues dirán que se refiere al Espíritu Santo, la palabra de Dios, el ángel de Yahvé, deidades astrales, entre otros.
Conscientes de la ambigüedad que este texto representa en su interpretación, sin pretender establecer una respuesta absoluta, en esta versión sugerimos que la interpretación adecuada en relación al contexto del texto, se entiende que el primer sello y el jinete en el caballo blanco está exponiendo y denunciando a los sistemas políticos, que aparentemente deben establecer la paz y justicia (blanco), usando el poder otorgado, la corona como símbolo de poder, el compromiso de administrar correctamente los recursos para el bien del pueblo y garantizar seguridad al estado, pero la figura del arco indica que estos sistemas políticos caen en la tentación de mantener el poder y para ello, acaban promoviendo guerras, por ejemplo, el emperador Domiciano para dar seguridad al imperio declaró la guerra a los cristianos.
. 3. Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: “¡Ven!” 4. Entonces salió otro caballo, este era de color rojo πυρρός (purrós) sustantivo masculino, segunda declinación, primera sección, en caso nominativo singular, traduce: rojo como fuego. El color que caracteriza el segundo caballo es bermejo o rojo, color de fuego, que en la literatura apocalíptica apunta a guerra, destrucción y violencia en la historia de la humanidad. La guerra, es la base sobre lo cual se levanta un determinado poder político, marcado por la violencia, iniquidad y opresión. De esta manera, Juan en su reflexión coherente coloca a este caballo rojo después del caballo blanco, en estos dos símbolos se unen los poderes políticos que reflejan una falsa paz, pero en realidad traen guerra y destrucción.
; y a su jinete le fue dado el poder de quitar la paz de la tierra y hacer que la gente se matara entre sí, y se le dio una gran espada Μάχαιρα (májaira), sustantivo femenino, primera declinación, primera sección, en caso nominativo, singular, que traduce: la espada. No solo es la entrega de esta arma al jinete del caballo rojo, sino el uso que debía darle. El texto lo dice, para afectar la historia, en primer lugar, es quitar la paz de la tierra, y segundo, trastornar las relaciones de la humanidad, ponerlos unos contra otros, resultando en grandes matanzas.
La denuncia que se hace en el uso de esta arma, va más allá de solo ocasionar guerras como fenómenos históricos, incluye a todos aquellos que la utilizan para afectar la paz, no solo con el arma, sino con sus actitudes que simbólicamente son una espada, encierra todo aquello que fomenta el odio, la falta de empatía, falta de amor al prójimo. El caballo destaca la realidad histórica contemporánea, los rumores de guerras o conflictos militares, las constantes guerras ideológicas, la ausencia de paz en el mundo, las personas y la sociedad están afectados porque aún en su mente y espíritu no hay y no comprenden que significa la paz.
Juan, en su visión, va a decir que Dios no es el que provoca las guerras a través del caballo rojo, las catástrofes y afectaciones que realiza el jinete del caballo y de los que mencionará posteriormente, son consecuencia de un mal estructural. Comprensión de esta reflexión histórico-teológico de Juan, debe llevar al creyente, a la Iglesia a una acción, entender que no se puede ser pasivo ante las injusticias, hay que denunciar toda injusticia social, hay que trabajar por un mundo pacífico.
. 5. Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí al tercero de los seres vivientes que decía: “¡Ven!”. Miré y apareció un caballo negro μέλας (mélas), adjetivo, caso nominativo, masculino singular, traduce: negro. El color negro en la literatura apocalíptica alude a la idea de oscuridad y noche (Ap. 6:12 y 8:12), en otros pasajes bíblicos transmite la misma idea (Jeremías 4:28 y 8:21; Ap. 6:12), aunque también se asocia con el tema de luto y muerte.
El versículo menciona por primera vez el color negro. “El color negro era asociado en tratos comerciales, convenios y acuerdos realizados sin una ética adecuada”, la figura del jinete personifica este trato ilegal. No es casualidad que hoy día se siga designando a los acuerdos comerciales clandestinos, como “mercado negro”.
; y su jinete tenía una balanza en la mano El jinete con la balanza (ζυγὸν, zugon, sustantivo neutro, segunda declinación, segunda sección, en caso nominativo, singular, traduce: la balanza), figura que se describe con menos características. Menciona el autor que el jinete carga una balanza. La balanza sería la representación de la crisis económica que el pueblo estaba experimentando. Reflexión del vidente sobre la opresión, la pobreza, el hambre, el hecho de que se venda el trigo por peso es señal de que había escasez, porque lo común era que el trigo se vendiera en grandes cantidades.
La literatura apocalíptica siempre aborda el tema de las sequías y el hambre, las destaca como señales escatológicas, son situaciones sociales como consecuencia de la injusticia. Ante lo dicho, este sello puede ser denominado como el sello de la injusticia social; la balanza que lleva el jinete, por lo general, es el instrumento utilizado para medir y controlar de una forma más estricta y opresiva, y en este caso es aplicado para constatar el control abusivo que tenía el Imperio sobre los bienes comerciales, principalmente la comida.
. 6. Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: “Un kilogramo de trigo o tres kilogramos de cebada por un denario El denario equivalía al salario de un día.
; pero no dañes el aceite ni el vino”. 7. Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: ¡Ven! 8. Miré y apareció un caballo con un color como de cadáver Con respecto al color de este caballo hay desacuerdos en la traducción de la palabra griega; se usa χλωρός (chlorós/jloros), sustantivo, segunda declinación, primera sección, en caso nominativo singular, traduce: color de cadáver; traducido también como verde o verdoso. El Nuevo Testamento, por ejemplo, en Marcos 6:39 cuando menciona el sustantivo lo aplica para indicar el color de la vegetación, algunas versiones bíblicas traducen el sustantivo como color amarillo o amarillento. La palabra griega en la literatura extra bíblica, era un término antiguo, un adjetivo común del vocabulario médico, se usaba para referirse al enfermo que estaba muriendo o al color que adquiría el cadáver en proceso de descomposición, por eso se usa la traducción “color de cadáver”.
; su jinete se llamaba Muerte y el Hades Cita que tiene relación con Ezequiel 5:17.
«] ᾅδης (Hades) sustantivo masculino, primera declinación, quinta sección, caso nominativo singular, traduce: lugar de los muertos. El Hades es una creencia que nació en la mitología griega, es el nombre de un dios, el dios del Inframundo, es decir, el lugar de los muertos. Hades era uno de los hijos del dios Khronos, y era hermano mayor de Zeus, ya que Khronos tuvo seis hijos, tres dioses y tres diosas, las tres diosas eran: Hestia, Deméter y Hera, y los tres dioses eran: Poseidón, Hades y Zeus. La mitología griega enseña que hubo una guerra entre los tres hijos de Khronos contra los titanes, y los tres hijos de Khronos ganaron la guerra, y como premio se repartieron el dominio del universo. Los griegos concebían el universo en tres partes, 1. La parte superior, que era la bóveda celeste, donde estaba el Olimpo, el lugar de los dioses griegos, 2. La parte intermedia, era la tierra y los océanos, 3. La parte inferior, conocida como inframundo, era el lugar de los muertos. Cuando los tres hermanos ganaron la guerra, Zeus se proclamó el amo de la parte superior, el cielo, y era el jefe de los dioses que vivían en el Olimpo, también era el dios del trueno, del rayo, de los astros y de las lluvias, es decir, de todo aquello que se encuentra en la parte superior. Poseidón se quedó con la parte intermedia, o sea, la tierra y los mares. Y, por último, Hades se quedó con la parte inferior, como dios del inframundo. En la mitología, el inframundo, conocido como Hades, no tenía una connotación malévola o negativa, sino que era el reino de los muertos, todas las personas muertas iban a este lugar. En concepciones de la mitología griega, se dice que el Hades estaba dividido en dos partes: 1. Un lugar para los muertos que eran buenos, que habían actuado bien en vida, era un lugar de descanso, donde había jardines, conocidos como campos Elíseos, ríos, etc., era un lugar agradable. 2. Había un lugar malo, calabozos, llamado tártaros, donde se torturaban a los muertos que eran malos y que habían actuado con maldad en su vida. Es decir, el tártaros quedaba dentro del Hades (Cf. Teogonía de Hesíodo). La literatura rabínica, del periodo intertestamentario, bajo la influencia griega, incorpora en su teología, el Hades de los griegos, para referirse al lugar de los muertos.
[/expand] lo seguía de cerca. Y se les otorgó autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, del hambre, de pestes y de las fieras de la tierra Cita que tiene relación con Ezequiel 5:17.
. 9. Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sufrido el martirio por causa de la palabra de Dios y por mantenerse fieles en su testimonio Μαρτυρίαν (marturían) sustantivo primera declinación, primera sección, en caso acusativo singular, traduce: al testimonio con la propia vida. El nominativo μαρτυρία (marturía) significa testimonio, testificar con la propia vida, incluso derramar sangre si es necesario. El profeta describe una escena dramática y conmovedora, el derramamiento de sangre inocente, las víctimas afectadas por los poderes opresivos. Víctimas que están delante del altar clamando por justicia al Cordero que tiene el poder de abrir el libro. Este sello, resalta una teología trascendental, plantea una teología del martirio, es decir, los seguidores y creyentes del Cordero, perseguidos y que murieron como consecuencia de la injusticia social y económica generada por los poderes políticos, viven la misma muerte del Cordero y ellos al igual que su maestro, son corderos sacrificados.
. 10. Que gritaban a gran voz: “¿Hasta cuándo, soberano Señor, santo y verdadero, seguirás sin juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra sangre?” 11. Entonces cada uno de ellos recibió ropas blancas y se les dijo que esperaran un poco más, hasta que se completara el número de sus compañeros y hermanos que iban a sufrir el martirio como ellos. 12. Vi que el Cordero rompió el sexto sello, y entonces se produjo un gran terremoto σεισμὸς (seismós) sustantivo masculino de la segunda declinación, primera sección, en caso nominativo singular, traduce: terremoto. Este evento natural, el terremoto quizás sea uno de los temas centrales en este sexto sello. El fenómeno cósmico siempre tuvo gran relevancia en las Escrituras Sagradas, las revelaciones divinas siempre van acompañadas por este evento como lo expresan las siguientes citas: Éxodo 19:18; Isaías 6:4, I Reyes 19:11 entre otras. Los terremotos son mencionados como símbolo de la presencia de Dios (Salmos 68:8), y para reflejar el poderío de la creación divina (Job 9:6), así que, en las descripciones bíblicas, es frecuente la mención de que la tierra tiembla frente a la victoria de Dios y su juicio.
; el sol se oscureció como si se hubiera vestido de luto, la luna entera se tornó roja como la sangre El versículo 12 presenta un abundante lenguaje simbólico, característica del género apocalíptico, los aspectos de la cosmología, fenómenos naturales y catástrofes cósmicas. Juan no plantea algo novedoso, más bien retoma el lenguaje simbólico conocido por los lectores del género, ellos entienden claramente el mensaje. La literatura apocalíptica era popular entre los primeros cristianos, el autor retoma este recurso literario y le imprime su particularidad y novedad, Cristocéntrico.
El simbolismo cosmológico es utilizado para describir fenómenos en la tierra y en el cielo, la Biblia lo utiliza frecuentemente. Es un lenguaje conocido y familiar en la teología judía, está presente en la literatura apocalíptica y en la literatura profética y poética, por ejemplo, en Joel 2:10; Salmos 46:2-3; Salmos 60:1-2; Salmos 97:1-6. Juan aplica la hipérbole para describir la catástrofe con el objetivo de dejar claro que no importa la situación caótica, aunque el cielo se desmorone o el mundo se haga pedazos, Dios tiene control, sigue siendo fiel y justo, y el tema de la esperanza toma un rol importante; los creyentes deben confiar y esperar en Dios sin importar nada.
También resalta la grandeza y soberanía de Dios a través de la creación, (Job 9:5-10). Repetidamente es utilizado este lenguaje simbólico en las Escrituras, relata acontecimientos históricos que han sucedido, pero no hay que entenderlo de manera literal, más bien, el relato revela la súplica que se hace en una teofanía.
; 13. y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como caen los higos verdes de la higuera sacudida por el vendaval; 14. el cielo desapareció como un pergamino que se enrolla y todas las montañas e islas se movieron de su lugar. 15. Los reyes de la tierra, los magnates, los jefes, los ricos, los poderosos y todos los demás, esclavos y libres, se escondieron en las cuevas y entre las rocas de las montañas; 16. todos gritaban a las montañas y a las rocas clamando: “¡Caigan sobre nosotros y escóndannos del rostro del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero!” 17. ¡Pues ha llegado el gran día de la ira del Señor y del Cordero! El relato del sexto sello hace referencia al gran día del Señor. Frase que tenía una connotación de juicio, y según el Antiguo Testamento, en especial en la literatura profética, “el día”, está anunciando el juicio de Dios. “El gran día de la ira del Señor” se menciona en Amós 8:9; Joel 2:10; Sofonías 1:15; Isaías 13:10; 34:1-4. El Día del Señor no es un acontecimiento único, sino que el Antiguo Testamento indicaría que sucedió algunas veces.
El verbo usado ἦλθεν (elthen) en tiempo aoristo, significa que el día del juicio divino ha llegado, una acción que se dio, pero en la paradoja escatológica aún se sigue dando. Con este mismo significado se encuentra el discurso escatológico contenido en los evangelios, el día del Señor, no es una narrativa que hable del fin del mundo, sino es el principio de un mundo nuevo. Para Juan, el fin no se trata de un hecho final, más bien, es un proceso de sucesivos juicios de Dios, es la dialéctica escatológica que se ha denominado en el ámbito teológico el “ya” pero “todavía no”. Reflexión teológica en relación con el reino de Dios, ya ha venido, según Lucas 11:20, pero aún está por venir Lucas 23:42.
De esta forma, Juan culmina la visión de los sellos, afirmando una verdad, Dios escuchó el clamor de los mártires, respondiendo con el evento del Día del Señor, en donde la creación proclama la gloria de Dios y nadie puede esconderse de su gran poder.
¿Quién podrá mantenerse en pie?
|