Lucas Capítulo 18

Introducción

INTRODUCCIÓN GENERAL

Sobre la portada

Obra: Dos madres un propósito (2023)

Medidas: 11” x 14”

Materiales: Acuarela

Inspirado en el relato del inicio del capítulo 1 de Lucas donde vemos el origen de los padres de Juan y Jesús el Hijo de Dios. Lucas deseaba que Teófilo supiera la verdad y comenzó con este relato de lo que parece imposible para el ojo humano es posible para Dios; Elisabet era justa, pero era estéril y ambos eran de edad avanzada para tener ya un hijo. Maravilloso es que Dios escogió su vientre para que llegara uno que convirtiera el corazón de los padres a los hijos y de los rebeldes a la prudencia. Se muestra el lado izquierdo su historia y al otro lado derecho se encuentra María donde daría a luz al Hijo del Altísimo y el Señor le dará el trono de David su Padre de Lucas 1:32-33. Todo dibujado con bolígrafo y acuarela, colores verdes representando la esperanza y nacimiento. Dos Milagros, un camino, con colores cálidos y fríos, el proceso redentor y surgimiento del Espíritu Santo representado en una paloma.


Capítulo 18

Parábola de la viuda perseverante

18:1. Jesús contó otra parábola, para enseñar la importancia de la oración, y para resaltar la necesidad de orar con perseverancia y no desanimarse:
2. – Había en cierta ciudad un juez que no temía a Dios, ni tampoco respetaba a ninguna persona.
3. En esta ciudad también había una viuda, que siempre venía hacia a él y le decía: “Hágame justicia contra mi adversario”.
4. Y por mucho tiempo él no le hacía caso, pero por causa de tanta insistencia de la viuda, se dijo a sí mismo: “Aunque no temo a Dios, ni respeto a ninguna persona,
5. ayudaré a esta viuda, haciéndole justicia, para que no me siga molestando y atormentándome la existencia.”
6. Entonces Jesús añadió:
 – ¡Fíjense en lo que dijo el juez injusto!
7. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos que claman día y noche? ¿Creen que se demorará en responderles?
8. Les digo que Dios siempre hará justicia, sin demora, no obstante, cuando el Hijo del Hombre esté llegando, ¿hallará fe en la tierra?  
Parábola del Fariseo y el cobrador de impuestos

9. Entonces, Jesús contó otra parábola, para enseñar a algunos que se creían muy buenos y justos y menospreciaban a los demás:
10. – Dos hombres subieron al templo para orar, uno era fariseo, y el otro un cobrador de impuestos.
11. El fariseo estaba de pie, y oraba para sí mismo: “Dios, gracias te doy porque no soy como el resto de los seres humanos: ladrones, malos, adúlteros, ¡ni tampoco como este cobrador de impuestos!;
12. ayuno dos veces a la semana y pago el diezmo por todas las cosas que gano.”
13. El cobrador de impuestos, en cambio, estaba en la parte de atrás, de pie, no quería ni siquiera alzar sus ojos al cielo, sino que golpeaba su pecho, diciendo: “¡Oh Señor, ten misericordia de mí que soy pecador!
14. Les digo a ustedes, que este cobrador de impuestos se fue a su casa perdonado y justificado, y el otro no; porque todo el que se exalta a sí mismo, será humillado, pero el que se humilla a sí mismo, será exaltado.  
Jesús bendice a los niños

15.  Traían a Jesús los niños para que Él los bendijera; cuando los discípulos vieron esto, regañaron a las personas que traían a los niños.
16. Mas Jesús llamó a los niños y dijo:  
 – Dejen que los niños vengan a mí, no se los impidan; porque de ellos es el reino de Dios.
17. En verdad les digo que, el reino de Dios le pertenece a los que son como niños, quien no reciba al reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.  
El hombre rico

18. Un hombre de mucha autoridad, le preguntó a Jesús:
 – Maestro bueno, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna?
19. Jesús dijo:  
 – ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sólo Dios.
20. Ya conoces los mandamientos: No adulteres, no asesines, no robes, no mientas para hacerle daño a otra persona, honra a tu padre y a tu madre.
Cita a Éxodo 20:12-16 y Deuteronomio 5:16-20.

21. Él respondió:  
 – Todas estas cosas las he cumplido desde que era muy joven.
22. Oyendo esto, Jesús contestó:  
 – Todavía te falta una cosa: Vende todo lo que tienes, y reparte a los pobres, así tendrás un tesoro en los cielos, y después ¡ven y sígueme!
23. Al escuchar esto, el hombre se puso profundamente triste, porque era muy rico.
24. Al verlo tan afectado, Jesús dijo:
 – ¡Qué difícil es entrar en el reino de Dios para los que son ricos!
25. Porque es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios.
26. Los que oyeron esto, dijeron:  
 – ¿Entonces, quién podrá salvarse?
27. Él les dijo:
 – Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
28. Pedro dijo:  
 – Escucha, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos para seguirte.
29. Y Jesús le contestó:
 – En verdad les digo, no hay nadie que haya dejado casa, cónyuge, hermanos, padres, hijos, por causa del reino de Dios,
30. que no haya de recibir mucho más en este tiempo y en el tiempo que vendrá, la vida eterna.  
Jesús anuncia nuevamente su muerte

31. Jesús dijo a los doce:
 – Estamos subiendo a Jerusalén, y se cumplirá todo lo que ha sido escrito por los profetas respecto del Hijo del Hombre:
32. Será entregado a los que no son judíos, será torturado, burlado y escupido,
33. y después de ser azotado, lo matarán, y al tercer día, resucitará.
34. Pero ellos no entendieron nada, el significado de la profecía de Jesús aún estaba oculto para ellos.  
Jesús sana a un ciego

35. Cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino, pidiendo limosnas;
36. al escuchar el ruido de la multitud, preguntó qué estaba pasando.
37. Le informaron que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí.
38. Entonces, él empezó a gritar:  
 – ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!
39. La gente que iba adelante, lo regañaba y le decían que se callara, pero él gritaba con más fuerza:
 – ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!
40. Jesús se detuvo, y ordenó que le trajeran al ciego. Cuando estaba cerca, Jesús le preguntó:
41. – ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego respondió:  
 – Señor, quiero recobrar la vista.
42. Jesús le dijo:  
 – ¡Recobra la vista, tu fe te ha sanado!
43. Y al instante recobró la vista, y le seguía a Jesús, dando gloria a Dios; y todo el pueblo, al ver aquel milagro, daba alabanza a Dios.
  


Volver arriba
Comparte la bendición: