Devocional

¡La piscina no tiene nada para ti!

Juan 5:5-7 TCB

Llama la atención como a lo largo de la historia y sin importar la convulsión del mundo por tantos cambios, vemos personas que refugian su esperanza en una piscina. ¿Cómo? Sí, la esperanza se ve proyectada en diversas cosas, situaciones o personas; algunos lo hacen en un sistema de gobierno político o económico, o en su trabajo, en una herencia, o incluso en una persona específica, creyendo que de ellos vendrá plenitud de vida, abundancia y salvación, en otras palabras, dicha y felicidad para transformar la condición de miseria humana en la que se encuentran.

Así mismo le pasó a un hombre; el evangelio de Juan capítulo 5 dice que él estuvo postrado con una parálisis por 38 años (v.5), y que hacía un tiempo yacía junto a una piscina llamada “Betesda” con una fuerte convicción de que esta piscina lo libraría de su mala condición física. Es en este estado donde Jesús entra en escena y fija su atención en él; Jesús vio a ese hombre acostado allí y conoció su situación, quizá alguien se lo contó (porque muchos sabrían su situación), o simplemente Su divinidad se lo reveló de inmediato y vio su dolor, su angustia, su desesperación ante algo que no sucedía, por más que intentaba e intentaba, no alcanzaba la razón de su esperanza. Sin embargo, el amor y la compasión del Maestro le llevó a preguntarle: “¿Quieres ser sano?” (v.6), Jesús se presenta y dice: yo tengo lo que estás buscando, lo que necesitas, Jesús ofrece darle calidad de vida. Sin embargo, llama la atención la respuesta del paralítico; él responde (v.7), justificando sus limitaciones, su falta de ayuda y sus obstáculos, sólo menciona las excusas del porqué no logra ser sano por el agua de la piscina, pero a pesar de que no ha obtenido durante tanto tiempo un milagro de esa piscina, ni empatía, ni misericordia, sigue empeñado en seguir allí desahuciado.

¿Cuál es nuestra respuesta cuando Jesús nos interpela? Jesús no nos pregunta quien nos ayuda, quien no nos ayuda o quien nos estorba o se interpone en nuestro camino; no nos pregunta por los aspectos externos, sino que le interesa nuestro interior, nosotros, nuestra sanidad integral, ¿quieres ser sano/a? Nuestra respuesta de reacción frente a Jesús dejará ver la situación en la que nos encontramos.

Esa piscina no tiene nada bueno para ti, porque la esperanza depositada en el lugar incorrecto solo traerá frustración, atropellamiento del más fuerte sobre los más débiles, enceguecimiento, terquedad y una gran pérdida de tiempo vital ¿cuánto más piensas seguir allí? Dios contempla nuestra humildad, frente a un mundo donde no somos nadie, donde reina el pecado, donde estamos enfermos espiritual, emocional o físicamente, ciegos, cojos y marchitos, en cualquiera de estos aspectos, pero Jesús pone su mirada en nosotros y le da valor a nuestra vida, a nuestra humanidad, Él ofrece transformar toda nuestra existencia humana; sólo Él restaura lo que se había corrompido, lo que parece perdido, sólo Él puede dar lo que el hombre necesita para encontrar el verdadero sentido de la vida y ante cualquier situación, si abres tu corazón a Su palabra escucharás “No temas, Yo te ayudo, levántate, toma tu camilla y anda” sal de este lugar, porque la piscina no tiene nada para ti.

¿Dónde está fijada tu esperanza ahora mismo? ¿Necesitas en algún área de tu vida aceptar la sanidad que Él te ofrece hoy?

Ptra. Yudit E. Vallejos de Ariza.

Nacionalidad: Argentina.

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