El amor como profundo conocimiento de Dios
2 Pedro 1:5-8. “Por esto mismo, practicando una conducta cristiana, aumenten en la fe por identidad sus valores éticos, para seguir creciendo en el conocimiento de Dios; en este conocimiento de Dios, aumenten dominio propio, en el dominio propio, aumenten paciencia, en la paciencia, aumenten consagración a Dios; a la consagración a Dios aumenten amor fraternal, pero en el amor fraternal, aumenten el amor sacrificial de Dios en Cristo Jesús. Si estas cosas están en ustedes y sobre todo aumentan, no estarán inclinados al pecado, sino que vivirán una abundancia de estos frutos, y esto constituye un profundo conocimiento en nuestro Señor Jesucristo.”
En el contexto de la segunda epístola de Pedro, el apóstol intenta expresar su preocupación por los falsos profetas que rodeaban a los nuevos creyentes, como también a los hermanos que se encontraban más fundamentados en la fe. Es interesante observar que el capítulo 1 de esta epístola comienza señalando lo importante de los frutos para entenderse a sí mismos como cristianos bien fundamentados en la fe. No es preocupación del apóstol presentar ante la iglesia señalamientos de premisas o sistematizaciones de conocimientos, sino que con todo ímpetu, invita a la iglesia a ejercitarse cualitativamente en su interior.
La fe que cada creyente alberga en su corazón necesita ser revestida de virtud o excelencia ética, nuestra fe debe llevarnos a convertirnos en cristianos que constantemente van creciendo en su interior. El apóstol insiste, además, que a la excelencia ética se le revista de conocimiento de Dios, es decir, la fe que el cristiano desarrolla en su vida se fundamenta en el conocimiento de Dios, este conocimiento nutre la vida y el carácter del creyente y no una cuestión intelectual estrictamente. Sin embargo, este asunto no queda allí, es necesario que a este conocimiento se le revista de dominio propio, invitando de esta manera a la iglesia a estar en control de sí misma frente a las circunstancias, les invita a estar preparados, incluso, contra ellos mismos. Luego, al dominio propio se le debe revestir de paciencia y a esta se le debe adornar de piedad o consagración a Dios, demostrando así, que para el apóstol es importante que la iglesia crezca y madure pacientemente en su espíritu.
Posteriormente, el apóstol enfatiza que cada fruto mencionado debe estar revestido de amor fraternal, haciendo hincapié en el hecho de que el crecimiento interno de cada creyente debe llevarlo a un crecimiento como comunidad y cuerpo de Cristo. Finalmente, el apóstol llega al punto más alto de su exposición de cualidades cristianas: el amor sacrificial de Dios. Es importante destacar lo siguiente: el amor que se expresa como fraternal se entiende desde el griego como “φιλαδελφίᾳ”,pero el amorsacrificial se lee como “ἀγάπη”. El amor “ἀγάπη” consiste en “dejar de ser para que el otro pueda ser”, es un desacomodarse para que el otro se sienta cómodo. Para el apóstol la solución del problema estaba en este estado del creyente, nuestra fe está fundamentada en nuestros actos constantes y no en una definición de lo que es la fe.
En cierto modo, el apóstol está enfrentando a los malos maestros invitando a la iglesia a trabajar su fe constantemente, revistiéndola de cada fruto mencionado con anterioridad. Para el apóstol el mejor enfrentamiento no consiste en grandes discusiones, sino en vivir la fe en Cristo de un modo que sus vidas sean transformadas para hacer el bien a sus semejantes. De esta manera, la cualidad/fruto que más debe brillar en un creyente es el amor, y no sólo el amor fraternal sino el amor sacrificial de Dios. El apóstol está seguro de que el ejercicio de estos frutos hará que cada creyente se aleje del pecado y demuestre así un profundo conocimiento de Dios. El amor como resultado final de este crecimiento se torna en la prueba final del profundo conocimiento de Dios. Con esto en mente, se puede reflexionar: ¿cuán importante es nuestro comportamiento para que otros crean en Dios? ¿Cuánto beneficio trae realmente una fe vivencial expuesta al mundo?
Créditos:
Por: David Fernando Cisternas Águila
Nacionalidad: Chile.
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