La mujer y el dragón 12:1. Fue vista una gran señal en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y en la cabeza tenía una corona con doce estrellas;
2. y estando embarazada, gritaba por los dolores y angustias del parto.
3. Luego fue vista otra señal en el cielo: un
dragón rojo Dragón rojo, en el libro de Apocalipsis, este animal mitológico representa al diablo, al mal.
con siete cabezas, diez cuernos y una diadema en cada cabeza.
4. Con su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra; cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se paró delante de ella para devorar a su hijo tan pronto como naciera.
5.
La mujer dio a luz a un hijo varón que pastoreará a todas las naciones con vara de hierro Cita a Salmos 2:9.
, pero su hijo fue arrebatado hacia Dios y a su trono.
6. Y la mujer huyó al desierto, a un lugar seguro preparado por Dios, para que allí la sustenten durante mil doscientos sesenta días.
7. Luego, hubo una batalla en el cielo;
Miguel Μιχαὴλ (Mijael), sustantivo masculino, tercera declinación, caso nominativo, singular, que traduce: Miguel. El arcángel Miguel se considera el líder de los ángeles de Dios. Judas 1:9 menciona a este personaje celestial.
y sus ángeles lucharon contra el dragón y sus ángeles.
8. El dragón y sus ángeles no pudieron vencer, ni fue hallado un lugar para ellos en el cielo;
9. arrojaron del cielo al gran dragón, que es la serpiente antigua, llamada
el Diablo διάβολος (diábolos) adjetivo masculino, en caso nominativo, singular, traduce calumniador, diablo, acusador, enemigo. Este término tiene dos funciones gramaticales en el griego: 1. Cuando cumple con la función de sustantivo, hace referencia a un personaje llamado diablo, 2. La función de adjetivo calificativo es para describir conductas de chismes, calumnias o hacer referencia a adversarios. En el Nuevo Testamento, se usa el término “diábolos” de las dos formas, hay momentos que describe las obras de un personaje maligno, enemigo de Dios, pero hay casos que no hace referencia a este personaje, más bien se refiere a personas que se comportan como él, ya sea con comentarios negativos o actitudes destructivas. No obstante, en este texto hace referencia al personaje maligno.
y
Satanás Σατανᾶς (Satanás) sustantivo masculino, primera declinación, cuarta sección, en caso nominativo singular, traduce: Satanás. El término tiene su trasfondo en el arameo antiguo y del hebreo arameizado, y del hebreo vocalizado, actividad que realizan los masoretas. La raíz verbal es שטן (stn), significa oponerse, obstruir, poner sospecha, destruir, acusar, entre otras connotaciones. Después, esta raíz verbal se convirtió en sustantivo שָּׂטָ֖ן (satán), palabra que también realiza la función de un adjetivo calificativo. Como adjetivo señala cualidades o atributos negativos. Los atributos negativos se imponen a personas o seres espirituales, sean buenos o malos; así, el adjetivo traduce adversario, enemigo, opositor, aquel que pone sospechas. En cuanto a su uso, cuando al adjetivo שָּׂטָ֖ן le antecede un artículo, se escribe הַשָּׂטָ֖ן (jasatán), la palabra cumple la función de sustantivo, es decir, hace referencia a un personaje específico. Con esta idea, en tiempos antiguos el término usado indicaba la función de fiscal, la cual era un opositor o acusador. En el Antiguo Testamento, tenemos dos pasajes bíblicos: en Zacarías 3:1-2 y Job 1:6-7; 2:1-2 citas que mencionan Jasatán. El término indica a un personaje de la corte celestial que cumple con la función de ser fiscal de la corte, y su trabajo es buscar pruebas para acusar. En el Nuevo Testamento, la palabra Satanás, se usa no solamente en sentido de un personaje maligno, sino que tiene la connotación de disciplina, prueba, juicio o de purificación, porque en el significado del Antiguo Testamento Jasatán, el fiscal, se encargaba de buscar pruebas para acusar a alguien y disciplinarlo. El apóstol Pablo en 1 Corintios 5:5 usó esta expresión con un sentido de disciplina para restauración, no obstante, en el texto de 2 Tesalonicenses 9:10, se refiere a un personaje maligno, por el contexto y porque lleva artículo. Cabe mencionar que, en el Antiguo Testamento, la palabra no se refiere en ningún momento al personaje diabólico que la tradición cristiana ha concebido, sino que en el contexto bíblico se refiere a una figura que es parte de la corte divina y cumple con una tarea. El término griego Σατανᾶς y en latín Satanás influyen para que se transliteren y se usen en el idioma español. Aquí en este texto se entiende como un personaje maligno acusador.
, que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.
10. Entonces escuché una fuerte voz en el cielo que decía:
“Ha llegado la salvación, el poder, el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Mesías; pues ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de Dios.
11. Nuestros hermanos vencieron por la sangre del Cordero, y con sus testimonios de vida, y no se aferraron a sus propias vidas, sino que la entregaron, bajo riesgo de muerte, por amor fueron mártires.
12. Por eso, ¡alégrense cielos y todos sus habitantes! Pero ¡Ay de la tierra y del mar! El diablo, lleno de enojo ha descendido a ustedes, porque sabe que le queda poco tiempo”.
13. Cuando el dragón vio que lo habían arrojado a la tierra, persiguió a
la mujer γυναῖκα, ἄρσενα (gunaika, arsena), la mujer y el niño (varón). Dos símbolos nombrados en este capítulo. La mujer representaría a la Iglesia, como el nuevo pueblo de Dios, quien da a luz en medio de hostilidad, persecución y muerte. El niño, el varón, aludiría a Jesús el Mesías. La Iglesia está embarazada de Jesucristo porque lo encarna, lo lleva adentro de su ser, en sus entrañas, Cristo es parte de la vida de la Iglesia, esto ocasiona que sea perseguida por el dragón, que es el Diablo.
que había dado a luz al niño.
14. Pero a la mujer le fueron dadas dos alas de águila grandes, para que volase al lugar que tenía en el desierto, donde sería sustentada y protegida y estaría lejos de la presencia de la serpiente durante tres años y medio.
15. La serpiente, persiguiendo a la mujer, arrojó por su boca, agua como un río, para que la corriente la arrastrara.
16. Pero la tierra ayudó a la mujer: abrió la boca y se tragó el río que el dragón había arrojado por su boca.
17. Entonces, el dragón se puso furioso con la mujer y se fue a hacer guerra contra sus descendientes, que son los que cumplen los mandamientos de Dios y viven el testimonio de Jesús.
18. Y el dragón se paró a la orilla del mar.