Juan Capítulo 18

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Títulos:
Arresto de Jesús
Pedro niega a Jesús
Jesús ante el sumo sacerdote
Pedro niega de nuevo a Jesús
Jesús ante Pilatos
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Introducción

INTRODUCCIÓN GENERAL

Teorías de Formación

La tradición durante varios siglos defendió que el autor del Evangelio era el discípulo Juan, que también se quedó conocido como “el discípulo amado”, y no solo del Evangelio, también de las 3 cartas de Juan y del Apocalipsis. Con la influencia del racionalismo a partir del siglo XVIII, se inició la alta crítica, que sometió toda la literatura Juanina a una crítica rigurosa y científica, y se empezó a cuestionar las teorías de formación de estos libros, debido a grandes incoherencias entre un libro y otro, principalmente en la cuestión técnica como el griego ático, dominio del idioma, líneas teológicas, género literario, estilo de escritura, etc. Considerando que es un tema abierto, que las teorías de formación de Juan siguen siendo discutidas, resaltaremos algunas posturas e inclinaciones más aceptadas actualmente.

Autor

No descartamos totalmente la posibilidad que el discípulo Juan, sea el autor del Evangelio, pero sí nos abrimos al razonamiento de que el discípulo era un judío, de formación básica, el texto evidencia que su autor era un profundo conocedor del pensamiento filosófico griego clásico y dominaba a la perfección el griego académico de Atenas, conocía perfectamente el género literario griego, resaltando en su libro tanto la alegoría como los diálogos, por ejemplo, manejaba la metafísica de Aristóteles de forma impresionante, y la cristianiza adaptándola al “Logos” que para él es “Jesucristo”, esto se observa en el prólogo del libro (Juan 1:1-18). Además, teorías recientes atribuyen la autoría del libro a la “comunidad del discípulo amado”.


Capítulo 18
Arresto de Jesús
1. Habiendo orado Jesús al Padre, salió con sus discípulos al otro lado del arroyo de Cedrón, donde había un huerto, y Jesús entró con sus discípulos a este huerto.
2. Judas Iscariote, el que lo había de entregar, conocía este lugar, pues muchas veces Jesús se reunió con sus discípulos allí.
3. Judas, tomando a unos 60 hombres, de una compañía romana, junto con la policía del templo, llegaron con linternas, lámparas y armas a donde estaba Jesús con sus discípulos.
4. Jesús, sabiendo todas las cosas que iban a suceder, salió y dijo:
– ¿A quién buscan?
5. Ellos respondieron:
– A Jesús, el nazareno.
Jesús contestó: – Yo soy.
Y junto con ellos, también estaba Judas el que lo entregaba.
6. Cuando les dijo: “yo soy”, ellos retrocedieron y cayeron al suelo.
7. Jesús les preguntó nuevamente:
– ¿A quién buscan?
Y ellos contestaron de nuevo:
– A Jesús, el nazareno.
8. Respondió Jesús:
– Ya les dije que soy yo; si me buscan a mí, dejen que mis discípulos se vayan;
9. Jesús dijo esto, con el propósito de que se cumpliera lo que él había dicho: “no perdí a ninguno de mis discípulos”.
10. Entonces, Simón Pedro que tenía una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha al siervo del sumo sacerdote; el nombre del siervo era Malco.
11. En aquel momento Jesús le ordenó a Pedro:
– Mete la espada al estuche; la copa que me ha dado el Padre,
¿Acaso no la puedo beber?
12. Entonces, el pequeño grupo de soldados romanos, el comandante y la policía del templo, tomaron y ataron a Jesús,
13. y condujeron a Jesús donde Anás; ya que él era el suegro de Caifás, el sumo sacerdote de turno en aquel año.
14. Caifás era el que había aconsejado a los judíos que era conveniente que un hombre muera por el pueblo.
Pedro niega a Jesús
15. Simón Pedro con otro de los discípulos siguieron a Jesús; como este discípulo era conocido por el sumo sacerdote, entró con Jesús al patio de la casa del sumo sacerdote;
16. pero Pedro, estaba afuera junto a la puerta; el otro discípulo, que era conocido poel sumo sacerdote, salió, habló con la portera e hizo entrar a Pedro al patio de la casa.
17. Entonces la portera preguntó a Pedro:
– ¿Acaso tú no eres uno de los discípulos de Jesús?
Pedro contestó: – No lo soy.
18. Estaban de pie, los criados y la policía del templo que habían encendido el carbón para que diera fuego, pues hacía mucho frio y se calentaban alrededor del fuego; también estaba Pedro de pie con ellos, calentándose.
Jesús ante el sumo sacerdote
19. El sumo sacerdote le preguntó a Jesús sobre sus discípulos y sobre su enseñanza.
20. Respondió Jesús:
– Yo abiertamente he hablado a todo el mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, dónde todos los judíos se reúnen, y no hablé nada en secreto.
21. ¿Por qué me preguntas? Interroga a los que han escuchado mi enseñanza; ¡Mira! Ellos saben lo que he dicho.
22. Cuando dijo estas cosas, un integrante de la policía del templo, le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
– ¿Así respondes al sumo sacerdote?
23. Jesús replicó:
– Si dije algo malo, dígame dónde está el error; o si no ¿por qué me golpeas?
24. Entonces Anás, envió atado a Jesús dónde Caifás, que era el sumo sacerdote.
Pedro niega de nuevo a Jesús
25. Estaba Simón Pedro de pie, calentándose, y le preguntaron: – ¿Acaso tú no eres uno de sus discípulos? Pedro lo negó y dijo: – No lo soy.
26. Uno de los siervos del sumo sacerdote, que era familiar de Malco, a quien Pedro le cortó la oreja, le cuestionó:
– ¿Acaso no te vi con Jesús en el huerto?
27. Pedro lo negó nuevamente, y enseguida cantó un gallo.
Jesús ante Pilatos
28. Condujeron a Jesús desde la casa de Caifás hasta el palacio del gobernador; era de madrugada; los judíos no entraron en la casa del gobernador romano, porque no querían contaminarse y así poder comer la Pascua.
29. Salió Pilatos y les preguntó a los judíos:
– ¿Qué acusación tienen contra este hombre?
30. Ellos respondieron:
– Si no fuera un delincuente, no te lo hubiéramos traído.
31. Contestó Pilatos:
– Júzguenlo, según la ley de ustedes. Los judíos replicaron:
– A nosotros no se nos permite matar a alguien;
32. Esto pasó para que se cumpliera la palabra de Jesús, ya que había indicado de qué forma iba a morir.
33. Entonces, Pilatos entró nuevamente al Palacio, llamó a Jesús y le preguntó:
– ¿Tú eres el rey de los judíos?
34. Jesús le respondió:
– ¿Dices esto por tu propia cuenta, u otros te lo dijeron?
35. Replicó Pilatos:
– ¿Acaso yo soy judío?
Tu nación y los principales sacerdotes te entregaron;
¿Qué hiciste?
36. Jesús alegó:
– Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuese entregado a los judíos; pero mi reino realmente no es de este mundo.
37. Entonces Pilatos le dijo:
– ¿Entonces, tú eres rey?
Jesús le respondió:
– Tú dices que soy rey; yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, con el objetivo de dar testimonio de la verdad; todo aquel que es de la verdad, escucha mi voz.
38. Pilatos le preguntó: – ¿Qué es la verdad? Y diciendo esto, salió nuevamente a dónde estaban los judíos y les dijo: – Yo no hallo ningún delito en este hombre.
39. Pero es costumbre entre los judíos que libere a un preso en la fiesta de Pascua; ¿quieren que yo suelte al rey de los judíos?
40. Gritaron los judíos, diciendo:
– ¡No a este, sino a Barrabás! Pero Barrabás era un delincuente.

 



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