Amor sacrificial: Más de allá de los carismas

1Corintios 13:8-10 “El amor sacrificial nunca caduca; mientras que la profecía cesará, las lenguas serán silenciadas y el conocimiento desaparecerá. Porque lo que conocemos y profetizamos es imperfecto, pero cuando llegue lo perfecto, lo que es imperfecto se acabará”. 

Más allá de los dones “carismas”, el amor sacrificial “ágape”

La Traducción Contemporánea de la Biblia (TCB) en la introducción a 1Corintios nos dice que el apóstol Pablo, a través de esta carta, expresa que sentía satisfacción de que a la iglesia en Corinto no le faltara ningún don espiritual (1:7), pero que se encontraba perplejo por las actitudes y prácticas de esta iglesia que eran incoherentes con la naturaleza de un cristiano (5:6-8). 

A través de la carta, el apóstol presenta y corrige varias situaciones existentes en esta iglesia. En el capítulo 12, luego de hablar sobre los dones “carismas”, el apóstol termina haciendo énfasis en que hay un camino más excelente: “el amor sacrificial”, que nunca caduca (cap.13).  Y añade “cuando llegue lo perfecto “το τελειον [to teleion], lo imperfecto se acabará”.  La palabra perfecto “τελειον” es la misma que usa Efesios 4:13 como el estándar al que debe apuntar como meta la iglesia unida en Cristo “a la estatura del varón perfecto (εις ανδρα τελειον [eis andra teleion])”.  Y el apóstol en Corintios nos dice que más allá del conocimiento, más allá de la manifestación de los dones “carismas”, el camino más excelente que nos lleva a manifestar ese estándar es el amor sacrificial, el “ágape”.

“Ágape” es entonces el fundamento para el desarrollo del carácter cristiano.  “Ágape” es aquello que debe permanecer firme en nosotros, aun cuando seamos despojados de todo lo que pensemos que nos identifica como cristianos.  Jesús hablando en Mateo 5 sobre el amor a los enemigos, nos dice en el verso 48 “sean ustedes perfectos “τελειοι [teleioi]” como su Padre celestial es perfecto “τελειος [teleios]”.  Es decir, el ágape, es la expresión más perfecta que puede existir de nuestra unidad en Cristo.  Más allá de todo el ejercicio carismático que podemos practicar como iglesia para edificarnos, consolarnos y fortalecernos unos a otros, el amor sacrificial es ese estándar de vida que va siendo perfeccionado y manifestado a través de una iglesia madura al adquirir la identidad de Dios por medio de Cristo en nosotros. 

Ese estándar lo vemos a través de todo el ministerio de Jesús, llegando a su máxima expresión en Su obra redentora. La TCB en Gálatas 3:27 nos dice que estando ahora unidos a Cristo hay una demanda en nosotros de actuar como Él.  Y nos preguntamos: ¿Estamos dispuestos a detener nuestra carrera y tomarnos el tiempo para ayudar a otro a entrar al estanque? (Jn.5:1-8), ¿le tendemos la mano a la mujer encorvada para que se enderece? (Lc.13:10-17), ¿tocaríamos al leproso sin temor a contaminarnos? (Mt.8:1-3), ¿estamos dispuestos a perdonar a pesar de recibir insultos, escarnio y burla? (Lc.23 1-56), ¿a darle oportunidad, perdonar y equipar a un Pedro, aunque nos haya negado? ¿a un Pablo, aunque nos haya perseguido? ¿a rendirnos a Dios, para que Su voluntad actúe en y a través de nosotros?  (Lc.6:9-10, 22:42).   

 El apóstol Pablo, en su carta a los corintios, con esa pasión que lo caracteriza nos habla hoy también a nosotros y nos dice: “ustedes tienen toda la manifestación de los dones”, pero ¿y el ágape? porque el amor sacrificial ¡ese es el epicentro de la manifestación del Reino! El ágape está dispuesto al sacrificio, intercede por otros, tiene misericordia, se compadece del dolor, se indigna con la injusticia, cubre al hermano, no expone sus faltas avergonzándolo públicamente, lo perdona, lo libera, lo transforma, le hace justicia y le imparte paz. Vivir ese estándar de vida requiere completa dependencia y confianza en Dios. Jesús, el Cristo, el Varón Perfecto, manifestó en toda su plenitud ese amor sacrificial y nos consiguió acceso continuo a la presencia del Padre para que ahora nosotros en Cristo manifestemos unidos y en completa dependencia de Él, un nuevo estándar de vida, “el amor sacrificial”, llevando así esperanza a un mundo que necesita ser rescatado de las tinieblas a la luz.

Ileana Cruz

Nacionalidad: Puerto Rico