8:1. Cuando el Cordero rompió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por
media hora La frase “media hora de silencio”, ha sido motivo de investigación por varios eruditos, ¿qué significa? Algunos intérpretes dirán que el silencio tiene que ver con la presentación de las oraciones de los fieles. A Dios le interesa las plegarias de los fieles, oraciones que se emiten desde la tierra y suben a su trono, hace callar a todas las multitudes celestiales. Porque para Dios las oraciones de las personas que sufren en la tierra son más significativas que el canto celestial. Un símbolo difícil de explicar, sobre todo la frase “media hora” por qué el silencio se contabiliza en este tiempo, una de las respuestas sería que los versículos del 1-5 se ubican dentro de un marco litúrgico, el rito de los sacrificios diarios que se realizaba en el templo de Jerusalén (Ex 30:34-36). Todos los días, en la mañana después de inmolar al cordero, y antes de sacrificarlo sobre el altar, un sacerdote tomaba fuego del altar, se dirigía al lugar santo y solemnemente colocaba las especies en el altar, enseguida tomaba el incienso y lo arrojaba en el fuego; mientras se quemaba el incienso y todo se llenaba de la fragancia, los sacerdotes oraban en silencio, el pueblo afuera también oraba (Lc 1:10), el ritual duraba aproximadamente media hora.
Otra opinión, alega que la media hora es un tiempo solemne de respeto, duelo y reverencia por los mártires. La media hora significaría un tiempo de dolor.
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2. Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, a los cuales se les fueron dadas siete trompetas.
3. Luego, se acercó otro ángel y se puso de pie frente al altar; tenía un incensario de oro y se le entregó mucho incienso para ofrecerlo, junto con las oraciones de todo el pueblo santo de Dios, sobre el altar de oro que está delante del trono.
4. El humo de los inciensos subió del recipiente que el ángel tenía en la mano y llegó ante Dios junto con las oraciones de su pueblo santo.
5. Y el ángel tomó el incensario y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra, y hubo truenos, voces, relámpagos y
un terremoto En relación con Ap. 8:3, el ángel y los sacerdotes del sacrificio diario portan un incensario de oro, instrumento para el incienso y el fuego. Sin embargo, la frase griega θυμιάματα πολλὰ (thumiamata polla) “mucho incienso”, la traducción al español no es clara, pero es posible que el incienso que traía el ángel en su incensario (nuestras oraciones) se añade a otro incienso celestial y los ofrece juntos sobre el altar, un simbolismo extraordinario, indica la unión de la tierra y el cielo a través de las oraciones, como se hizo antes en la adoración (Ap. 7:11-12).
El altar de incienso dentro del templo, quedaba en el lugar santo frente al velo que conducía al lugar santísimo. Detrás del velo se ubicaba el arca de la alianza, lugar en el que figurativamente Dios se sentaba entre los querubines, de ahí que el arca signifique “trono de Dios”, y el altar estaba ante el trono. Cuando el sacerdote quemaba la ofrenda de incienso, el humo fragante penetraba el velo y llegaba directamente a la presencia de Dios, al arca.
En el contexto de Apocalipsis, en el templo celestial, no hay velo, gracias al sacrificio del Cordero, hay acceso abierto al lugar santísimo; el versículo dice que el humo del incienso subió desde la mano del ángel hasta la presencia de Dios.
El séptimo sello, revela una teología de la oración y su poder que tiene. Juan, reflexiona sobre el final de la historia, realza la oración de los creyentes, por sus oraciones y la práctica de la justicia transforman la historia junto con el que está sentado en el trono y el Cordero. La oración es como el pivote central sobre el que gira la historia y se mueve hacia el reino de Dios.
Las oraciones de los santos y el fuego de Dios mueven todo el curso de la historia. La oración es la fuerza revolucionaria que el mundo conoce. La oración de los santos en el Apocalipsis activó con intensidad un poder visible y audible sobre la tierra, “truenos, estruendos, relámpagos y un terremoto”. Cada vez que se ora, se abre la ventana de la esperanza.
6. Los siete ángeles que tienen las
siete trompetas σάλπιγγας (salpiggas) sustantivo femenino, tercera declinación, caso nominativo plural, traduce: trompetas. El nominativo σάλπιγξ (salpigx), significa trompeta. El sentido de la trompeta es necesario considerarlo en esta sección “las siete trompetas”. En la concepción judía, la trompeta tenía diversas ocupaciones significativas. Números 10:1-10, indica que se utilizaba para llamar al pueblo y/o a los líderes, convocar a la marcha o como señal de prevención por el ataque enemigo, e invitar a la celebración de las fiestas. La trompeta también se usaba para alertar, para llamar la atención e invitar al arrepentimiento. El significado escatológico, anunciar el juicio divino, diversos textos atestiguan este aspecto, por ejemplo, Joel 2:1; Sofonías 1:14-16. Al sonar la trompeta el Señor reunirá a su pueblo, Isaías 27:12-13; Mateo 24:31, inclusive llamará a los muertos que resucitarán (1Tesalonisenses 4:16; 1 Corintios 15:52; 2 Esdras 6:22-26, el libro apócrifo). Las trompetas también anunciarán la llegada del reino (Números 24:17; 1Tesalonisenses 4:16; Apocalipsis 11:15).
El uso de las trompetas en el relato esta en relación con lo que describe el Antiguo Testamento, se tocaban al final de los sacrificios diarios que se hacían en el templo (Números 10:10, 1 Macabeos 4:40). Podemos ver un paralelismo en el proceso, lo que describe Apocalipsis 8 y el ritual matinal realizado en el templo: después del holocausto del cordero (Ap. 5:6) la sangre es derramada en la base del altar (6:9), se presenta el incienso en el silencio y la oración (8:1-4), al final se tocan las trompetas (8:6).
se prepararon para tocarlas.
7. El primer ángel tocó la trompeta, y fueron lanzados sobre la tierra granizo y fuego mezclados con
sangre Granizo, fuego y sangre, tres elementos lanzados a la tierra. Símbolos comunes que se nombran en toda la literatura bíblica y apocalíptica, simboliza el juicio. Juan en esta cita presenta los tres elementos juntos, menciona el granizo con fuego (Ex. 9:23-24; Jos. 10:11; Is. 28:2 y 30:30; Sal. 18:12-13, 78:47-48, y 105:32), y añade “mezclados con sangre”, que también era un símbolo de juicio y clamor por justicia (Joel 3:30; Ez. 14:19, 16:38), elemento que tiene conexión con la sangre de los mártires derramada por ellos en busca de la justicia. El relato de las plagas en Egipto alude también al tercer elemento, en especial en la primera y la última plaga.
. Se quemó
la tercera parte de la tierra, la tercera parte La primera trompeta introduce una nueva proporción, “tercera parte”. Teológicamente la frase es significativa, Ezequiel 5:2 y 12 es una referencia directa, el profeta expresa una sentencia de castigo, dice que muere una tercera parte, al mismo tiempo es también un acto de misericordia, Dios perdona más (dos terceras partes) de lo que castiga (una tercera Parte).
^l de los árboles y toda la hierba verde.
8. El segundo ángel tocó la trompeta, y cayó sobre el mar algo parecido a una gran montaña ardiendo en llamas, entonces la tercera parte del mar se convirtió en sangre;
9.
murió la tercera parte de todos los seres del mar y fue destruida la tercera parte de todos los barcos. Tenemos varias referencias en el Antiguo Testamento sobre la trompeta mencionada en este versículo. Una primera cita la encontramos en Ex. 7:17 relativa a la primera plaga de Egipto, otra es el poder de Dios sobre el cosmos y la representación de la montaña de Ez. 38:8,20; 39:2 y Sal. 46:2, la montaña era símbolo de poder, muchos textos de tradición judía conectan el significado de la montaña con la soberbia de los poderosos, por ejemplo, en Jer. 50 y 51, los dos oráculos dados contra Babilonia, la profecía dice que reduciría la nación a una montaña quemada, es decir, su poderío no será para siempre. El simbolismo de la montaña quemada, es muy común en la literatura apocalíptica apócrifa como en Enoc, Oráculo de los Sibilinos, entre otros.
Es notable la referencia de Juan con respecto a los imperios opresores del pueblo de Dios, Egipto y Babilonia. Su mensaje es dejar claro que las opresiones y opresores tendrán su castigo. La mención del mar y la destrucción de los barcos es posible que se refiera al imperio romano, el poder sobre el mar y el comercio marítimo era lo que caracterizaba a Roma.
10. El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella encendida como una antorcha, sobre la tercera parte de los ríos y sobre las fuentes de las aguas;
11. la estrella se llama
Amargura ἄψινθος (ápsinthos), sustantivo masculino, segunda declinación, primera sección, caso nominativo singular, traduce: amargo, amargura. Es posible que se refiera a la planta Ajenjo, de sabor amargo.
por causa de esas aguas murió mucha gente La conexión que hace Juan con la descripción de la trompeta sigue en relación con el agua, lo interesante es que retoma el relato de Ex. 15:22-24 el milagro de Mara, pero aquí el agua no es transformada para salvación, sino que es para juicio, el efecto del agua amarga recae sobre la humanidad. Vemos una reflexión teológica, la vida en rebeldía, lejos de Dios equivale a vivir en amargura, una aflicción constante que lleva a la muerte.
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12.
El cuarto ángel tocó la trompeta y la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas fueron heridas y se oscurecieron; así, una tercera parte del día y de la noche quedaron sin luz El v. 12 con la cuarta trompeta y su efecto, es una referencia directa al Día del Señor, los fenómenos cósmicos, los astros son heridos (sol, luna y estrellas), se produce una oscuridad, símbolos y efectos conocidos por los lectores del Apocalipsis, todo ello como consecuencias de la justicia de Dios. Pero, también su justicia implicaba estar sin luz, la luz era entendida como conocimiento, sabiduría, esperanza y salvación, es decir el juicio de Dios afecta todos los ámbitos en los que el ser humano se desarrolla.
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13. Entonces, vi y oí un
águila ἀετοῦ (aetoú) sustantivo masculino, segunda declinación, primera sección, en caso genitivo singular, traduce: del águila, del buitre. El nominativo ἀετός (aetós) puede ser traducido como águila o como buitre. Según la biología, es el animal más fuerte y feroz del reino de las aves. El ave por sus características tiene varios simbolismos. Aunque en el Antiguo Testamento, el águila se considera como un ave inmunda (Lv. 1l:13; Dt. 14:12; el buitre Lv. l1:18), los hebreos la admiraban por su fuerza (Ex. 19:4), su rapidez (2 Sm l:23; Jer. 4:13), la altura de su vuelo (Job 39:27-28; Abd. 4).
En la literatura apocalíptica, se menciona que era un animal utilizado para cumplir diferentes funciones: mensajeras, los profetas a través de ellas enviaban cartas a los exiliados (2 Bar 77:17 -19; 4 Bar 6:15-7:36). Trasporte, proveen transporte para Dios como «águilas de la carroza» y llevan las almas al paraíso. Según 4 Baruc, un águila mensajera resucitó a un muerto. Ninguna otra ave tiene un papel sobresaliente en las Escrituras y en la literatura apocalíptica como el águila. El versículo indica que el águila vuela solitaria en lo alto del cielo, emitiendo la expresión ¡Ay!, esto sugiere el inminente juicio divino. El juicio de Dios, relacionado con el comportamiento del águila, desde el cielo se cierne sobre su presa, así el juicio está a punto de ejecutarse sobre los impíos.
volando alto en medio del cielo y decía con voz fuerte: ¡Ay, ay, ay; de los habitantes de la tierra! Cuando suenen las tres trompetas que los últimos tres ángeles están a punto de tocar.