Jesús vio dos barcas

Jesús vio dos barcas que estaban a la orilla del lago” Lucas 5:2a (TCB)

Cuando Dios te mira, no solo ve lo que puede hacer en ti; Él tiene una visión panorámica para determinar lo que puede hacer en ti y lo que puede hacer a través de ti.

Introducción: Este milagro es conocido como “La Pesca Milagrosa”. Este relato de Jesús llamando a los primeros discípulos es narrado en los tres evangelios sinópticos: Lucas 5:1-11, Mateo 4:18-22; Marcos 1:16-20, pero solamente es ampliado y contado como un gran milagro en el pasaje de Lucas. Definitivamente la Palabra del Señor es inagotable y podemos extraer miles de aprendizajes y mensajes de este texto, pero hoy la reflexión está enfocada en “las dos barcas”.

El texto sigue diciendo que Jesús entra en una de ellas (v.3), la barca de Simón Pedro, que enseña desde la barca de Pedro (v.3), que pide a Pedro que se aleje un poco (v.3), que después de predicar a una multitud desde la barca de Pedro, le da una orden a él (v.4), que dialoga con Pedro porque éste reacciona a la instrucción de Jesús (v.5), es decir, el texto es claro que Jesús hace todo un obrar para llamar a Pedro. Dios tiene un llamado, un milagro y un propósito personal para con Pedro, pero es algo mucho más grande que Pedro, pues en el versículo 7 añade:

“Entonces, por medio de señas pidieron a los compañeros de la otra barca que viniesen a ayudarles”.

Dios siempre quiere obrar maravillas en nuestras vidas, hacernos vivir experiencias poderosas que nos hagan reconocer que somos pecadores, limitados y que Jesús es el Señor (v.8), pero todo lo que Dios hace en ti y para ti no necesariamente se trata de ti. También se trata de lo que Dios hará a través de tu vida, de tu testimonio, de tu historia, de tus experiencias de fe. Él usará tu pesca para bendecir a todos los pescadores de la playa, tu ministerio será estrategia para llamar a otros (Andrés, Santiago, Juan, etc.). En el v.11 dice en plural que después de toda esta experiencia, “lo dejaron todo y siguieron a Jesús.”.

Y cuando no llegamos a entender eso, las redes pueden romperse, pues son muchos peces para uno solo; es necesario compartir la carga y la bendición. Cuando Dios está obrando poderosamente en nuestra vida, a punto de romper nuestras limitaciones y estructuras, es preciso llamar a otros para ser de ayuda y hacer que tu milagro sirva de señal para que otras personas vean lo que Dios es capaz de hacer.

Desde el principio, Jesús ya había visualizado las dos barcas. Él tiene un trato particular hacia Pedro, pero ya había contemplado de antemano un alcance mucho más amplio. Así como ocurrió con Pedro, hoy este mismo Jesús te ve a ti y a tu barca (tu vida), aparentemente pequeña, pero al mirarte, Él contempla muchas otras barcas que pueden ser alcanzadas e involucradas en milagros a través de ti. Por eso, permite que Jesús entre en tu barca, ve cómo Jesús puede enseñar a una multitud desde tu barca, obedece las palabras que Jesús te ordena en tu barca, dialoga (por medio de la oración) con Jesús en tu barca. Direcciona tu barca nuevamente a aguas profundas bajo la palabra del Señor y cuando llegue la abundancia a tu barca como resultado de confiar en Jesús, llama a otras barcas… involucra a otras barcas en la bendición. Haz señas del obrar de Jesús en tu barca para que todos puedan ser testigos y tener una experiencia milagrosa y que puedan seguir a Jesús.

Conclusión: Cree en lo que Dios puede hacer a través de ti.

Créditos:

Por: Ester Alice da Rocha Santos.

Nacionalidad: Brasil.

Correo: edarocha@proyectoevanggelio.org.