Devocional

Mantente en la Palabra que permanece

Texto: “pero la Palabra del Señor permanece para siempre y esta palabra fue anunciada a ustedes”. 

(1 Pedro 1:25 TCB).

Han transcurrido 5 siglos desde que un 31 de octubre de 1517, Martín Lutero, un monje católico, clavó en la Iglesia de Wittenberg en Alemania 95 declaraciones que cuestionaban las doctrinas de la Iglesia Católica. Esta iniciativa de Lutero provocó cambios tan significativos que inició una reforma y transformación en la Iglesia Cristiana y aún en la historia de Europa y el mundo en general.

Ahora bien, luego de estos 5 siglos de historia cabe preguntar, ¿cuán vigentes se encuentran las aplicaciones de la Reforma en la contemporaneidad? Hay dos aspectos importantes a tratar para encontrar la respuesta a esta pregunta.  Primero, la evaluación de las 5 frases principales que presentó Lutero como un resumen de las bases fundamentales del cristianismo registradas en las Escrituras y en segundo lugar, hay que definir qué es contemporaneidad.

Al evaluar las ideas principales que presentó Lutero se encuentra lo siguiente:

Primero: que el establecer a las Escrituras como la única autoridad en asuntos de fe es un principio respaldado por Dios en su Palabra cuando inspiró por su Espíritu Santo a Pedro para escribir en 2 Pedro 1:19-21 lo siguiente: “Tenemos una palabra profética, la cual hace muy bien a nuestras almas, como una lámpara que brilla en la oscuridad hasta que el día amanezca y el sol se levante en los corazones. Hay que tener pleno conocimiento de que ninguna profecía de la Escritura se interpreta individual o privadamente, porque ningún hombre trajo la profecía por voluntad propia, sino que fue dada por el Espíritu Santo de Dios y hablaron en nombre de Dios”.

Segundo: que la gracia como un don inmerecido de Dios es registrado en las Escrituras cuando en Tito 3:5 el apóstol Pablo dice: “y nos salvó, no por mérito nuestro, tampoco por las obras que pudiéramos hacer, sino por su misericordia y a través de la purificación, regeneración y renovación del Espíritu Santo”.

Tercero: que la salvación solo se consigue a través de Jesucristo y no por obras, lo cual se puede evidenciar a través de la palabra escrita por Lucas en Hechos 4:12 que dice: “¡Solo en Jesús hay salvación! No hay otro nombre bajo el cielo por el cual los seres humanos podamos ser salvos”.

Cuarto: que Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres.  Esto queda registrado en 1 Timoteo 2:5 que dice: “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y la humanidad, es Jesucristo hombre”.

Quinto: con respecto a que toda la gloria le pertenece a Dios, el apóstol Pablo dejó registrado en Romanos 11:35-36 lo siguiente: “¿Quién primero dio algo a Dios, para que luego Dios le restituya? Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria por siempre. Amén”.

En resumen, los principios fundamentales de las 95 tesis de Lutero se encuentran registradas y respaldadas por las Escrituras hasta el día de hoy. ¿Cuán aplicables son estos principios en este tiempo, siglo XXI, luego de 5 siglos del acontecer de la Reforma? Porque cuando hablamos de contemporaneidad, esto implica la adjudicación de un evento del pasado al tiempo presente.

La única motivación para que estos principios de Lutero se mantengan vigentes en el siglo XXI es que estén fundamentados en la Palabra de Dios y la Palabra de Dios permanece para siempre. Palabra que el tiempo no podrá eliminar ni borrar y tampoco cambiar. ¡Es Cristo mismo! Como dice Juan 1:14, “se encarnó y plantó su tabernáculo en nosotros, y hemos contemplado su gloria, la gloria del Unigénito que procede del Padre, lleno de gracia y de verdad”. 

Esta Palabra que nos ha sido anunciada es el fundamento, la piedra angular para que como cristianos permanezcamos en Cristo, enraizados proclamando que Jesús salva y viene a buscar su iglesia. ¡Mantente en la Palabra que permanece para siempre! 

Alicia Hernáiz – Estados Unidos

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