
Reformar para servir: la renovación que sigue viva
Texto: “No se adapten a este mundo, más bien, sean transformados por la renovación de sus mentes, cambiando su manera de pensar, para que cambien su conducta y su manera de vivir, así ustedes conocerán a través de un correcto discernimiento la voluntad de Dios, que es buena, perfecta y agradable” (Romanos 12:2 TCB).
Durante la Reforma protestante en el siglo XVI, hombres como Martín Lutero, Juan Calvino y otros, no solo cuestionaron prácticas eclesiásticas corruptas, sino que buscaron regresar al fundamento bíblico de la fe. Esto es, reformar la iglesia para servir con integridad. Hoy, más de 500 años después, la realidad latinoamericana todavía enfrenta retos similares: estructuras religiosas rígidas, personal ministerial desgastado, y una brecha entre fe y justicia social. En ese contexto, el versículo de Romanos 12:2 merece renovada atención: habla de transformación interior (no solo de formas externas). Esa transformación contínua es una de las aplicaciones vivas de la Reforma en la contemporaneidad.
- Reforma como transformación del corazón.
La Reforma no fue únicamente un cambio institucional; fue un llamado profundo a que cada creyente fuera “reformado” en su interior. Romanos 12:2 nos invita a no conformarnos con los valores del sistema cultural en el que vivimos, sino a dejarnos renovar la mente, sí, la manera de pensar. Esa renovación implica desaprender prejuicios, estructuras de poder desbordadas, prácticas que contradicen el evangelio, y rehacer nuestro entendimiento del llamado al discipulado. La Reforma nos urge: que nuestra fe no sea mera repetición, sino vivencia consciente.
- Discernir la voluntad de Dios en tiempos complejos
En esos días los reformadores clamaron por volver a la Escritura como autoridad (sola Scriptura). Hoy, la “voluntad de Dios buena, agradable y perfecta” es un llamado a discernir cómo aplicar el evangelio frente a realidades como pobreza, corrupción, migración y desigualdad. La mente renovada nos permite ver no solo lo doctrinal, sino lo ético y social que la Escritura exige. Esa es la reforma que aún necesitamos: pensamiento cristiano que critique estructuras injustas.
- Servicio como consecuencia inevitable de la transformación
La Reforma recobró la noción de sacerdocio universal: todo creyente tiene una vocación al servicio. Si hemos sido transformados por la Palabra, no podemos permanecer pasivos. La renovación interior debe traducirse en praxis: cuidado a los vulnerables, anuncio de justicia, disciplina espiritual y acompañamiento pastoral sensible. La Reforma vive cuando creyentes reformados sirven con humildad, no solo al interior de la iglesia, sino más allá de sus muros.
He visto cómo Dios a menudo nos susurra al alma: “Es hora de renovación”. Quizás hay convicciones dormidas en ti (Esas que tienen que ver con servicio, liderazgo, uso de recursos, etc.) y que necesitan que el Espíritu las exponga a la luz. No como juicio, sino como semilla de vida nueva.
Te invito a que tu iglesia emprenda mini reformas locales: revisar estructuras antiguas, promover transparencia, escuchar el latido del entorno social. Que esas reformas no sean grandes proyectos externos, sino gestos de humildad internos con impacto real.
Imagina grupos en tu congregación que confronten la Escritura y el contexto: justicia, integridad, reconciliación. Pequeños círculos donde el texto bíblico roce la vida diaria, y donde juntos soñemos caminos que reflejen el Reino.
Finalmente, hazte esta pregunta cada día: “¿Estoy ajustado al patrón del mundo, o mi mente permite que Dios me moldee?” Que ese examen te lleve al corazón del cambio: no solo una iglesia reformada, sino un pueblo transformado, corazones abiertos y vidas ofrecidas.
Que la gracia de Dios nos guíe en esta reforma silenciosa personal, comunitaria y constante hacia una fidelidad renovada que impacte para su Reino.
La Reforma en el siglo XVI fue histórica, pero no fue un momento estático: dejó una pasión viva de transformación interior y social. Hoy, la invitación sigue vigente para ti: que no vivas conforme al sistema del mundo, sino que te dejes renovar para discernir la voluntad de Dios y vivir en servicio radical. Este ejercicio es, por naturaleza, una “reforma continua.”
Que este devocional despierte en ti una convicción nueva: reformar el corazón, renovar tu mente y servir con un amor que no envejece.
Dr. Nelson Parra J.
Presidente SEMISUD-FLEREC
APOCALIPSIS 13:17-18
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