Devocional

 La Salvación es más que un Acto Verbal

Texto: “Si encarnas al Señor Jesús en tu interior y testificas con tu conducta de vida y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo”. (Ro. 10:9 TCB).

Este verso alude a la transformación de vida producto de nuestra creencia en nuestro Señor Jesús. Es necesario resaltar la claridad del pensamiento a transmitir recogido en la Traducción Contemporánea de la Biblia (TCB), esto debido a que la mayoría de las versiones muestran una salvación simplista basada en la mera declaración oral de Jesús como Señor, “si confiesas con tu boca, serás salvo”.

Este pensamiento simplista reduce la salvación al acto de decir una oración en la que se expresa que Jesús es el Señor. Lo cual promueve la exclusión de una vida hablante, es decir, de un testimonio de vida, toda vez que lo importante es la confesión verbal para ser salvos. Sin embargo, yendo a la etimología del verbo utilizado en este versículo bíblico, nos percatamos de que este pensamiento está completamente errado. El verbo griego utilizado en este verso es ὁμολογέω (homologéo), el cual tiene muchos significados, entre estos: 1) estar de acuerdo 2) aprobar 3) consentir 4) conceder 5) admitir 6) reconocer 7) confesar 8) profesar y más.

«Según el diccionario exegético del Nuevo Testamento, el uso religioso del verbo confesar ὁμολογέω (homologéo) está vinculado a dos aspectos principales: afirmar y reconocer. Esto refleja una confesión activa que trasciende una simple declaración verbal pública. En este contexto, confesar a Jesús como Señor no implica únicamente proclamarlo con la boca, sino vivir de manera comprometida con lo que se afirma y reconoce. Dicho de otro modo, no se trata solo de palabras, sino de evidenciar esa confesión a través de los hechos. Por lo tanto, el verbo ὁμολογέω-homologéo conlleva la idea de profesar algo con plena convicción y un compromiso absoluto.

La intención del apóstol Pablo en el verso leído era enseñar que la verdadera confesión de fe se reflejaba en una vida marcada por un compromiso genuino con nuestro Señor Jesús, un principio que sigue vigente en la actualidad. Para los destinatarios inmediatos de Pablo, esta confesión activa tenía un profundo significado, ya que, en el siglo I d.C., el título de «Señor» (Kyrios en griego) poseía implicaciones políticas, sociales y religiosas. Este término era utilizado para referirse al emperador como la figura de máxima autoridad, tanto en el ámbito terrenal como en el espiritual, toda vez que muchos, a lo largo de la historia proclamaron ser dioses. En este contexto la confesión era un acto de entrega total que expresaba una fe inquebrantable, a pesar de las amenazas del poder político y militar romano. Dicho de otra manera, la confesión para salvación significa más que simplemente decir algo en voz alta, implica vivir en coherencia con aquello que confesamos.

En el mundo actual, puede que nuestras confesiones de fe no impliquen los mismos riesgos que enfrentaron en el pasado los cristianos en Roma, pero el llamado sigue siendo el mismo. No se trata únicamente de confesar, sino de un compromiso profundo que impacte y transforme nuestra existencia.

¿Confiesas con tus palabras y acciones que Jesús es el Señor? ¿Tu vida refleja tu proclamación de fe?

Carolyn Moreno  /  Puerto Rico

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