Devocional

¡COMIENZA POR TI!

Texto: Mateo 7:12 “Así como ustedes quieren recibir cosas buenas de los hombres, entonces, ustedes mismos deben hacer cosas buenas a los hombres, ¡no hagan a los demás, lo que no quieran que les hagan a ustedes! Porque en esto consiste el significado de la ley y del mensaje de los profetas” (TCB).

Hoy quiero compartir con ustedes un consejo muy sabio que me dieron hace muchos años y que intento poner en práctica. El consejo es: comienza por ti. Así me aconsejaron, mientras me quejaba, muy ofendida, del mal comportamiento de alguna persona a mi alrededor. Se sabe que siempre es más fácil ver lo que otros hacen mal o lo que tienen que mejorar, y lo difícil es examinarse a uno mismo y pensar en las propias fallas y mejoras.

Me encanta lo que nos enseña Jesús en el libro de Mateo, capítulo 7, versículos 3 y 4 TCB: “¿Por qué miras la basurita que está en el ojo de tu hermano, y no consideras el tronco que está en tu ojo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano, deja que te saque la basurita de tu ojo, si en el tuyo hay un tronco?”

Muchas veces hablamos y nos quejamos del otro, sin darnos cuenta de que tenemos un bosque completo reproduciéndose en nuestra vida, y aún más con falta de autocrítica. Es fácil ver la basurita en el otro. ¡Cuánta sabiduría hay en Jesús al hablarnos de esta forma!, porque Él conoce el corazón humano y sabe que todos tenemos tejado de vidrio, que todos tenemos un corazón propenso al pecado y la maldad.

Cuando me dijeron «comienza por ti», fue un remezón en mi vida, porque quien me escuchaba no se centró en criticar al otro (que era lo que yo esperaba), sino que me apuntó a mí y puso una responsabilidad sobre mí. Cambia tú para mejorar el mundo y a quienes te rodean, y ese cambio debe venir de la mano del Espíritu Santo, porque finalmente es Él quien hace la obra, nos convence de pecado, justicia y juicio, y nos ayuda a moldear nuestra mente a la mente de Cristo.

A veces creemos que puede ser difícil, pero es necesario comenzar con cambios pequeños, incluso detalles, que provocan un gran impacto. Por ejemplo, comienza saludando, comienza sonriendo, comienza agradeciendo, comienza pidiendo perdón, da el primer paso para mejorar tú y, como consecuencia, transformarás el ambiente en el que estás. El esfuerzo verdaderamente vale la pena.

Jesús nos dice enfáticamente en Lucas, capítulo 6, versículos del 27 al 31: “Pero a ustedes los que escuchan estas palabras, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen; Oren por los que los maltratan; Si alguien te da una cachetada en la mejilla, preséntale también la otra; El que te quite la camisa, dale también el abrigo. A toda persona que te pida algo, sé generoso, y al que te quite lo que es tuyo, no lo reclames. Esta es la regla de oro: Traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes.”

Jesús es especialista en este concepto: comienza por ti. Él nos amó con todo y no se aferró a nada, Él nos dio salvación y no se quejó (y sí que podía quejarse), así que debemos imitarlo a Él. ¿Cuánta queja hay en tu vida? ¿Cuántos troncos hay en tu ojo? Recuerda que la invitación del día de hoy es: ¡comienza por ti! ¿Lo harás?

Créditos: 

Carolina Riquelme 

 Chile.

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