Devocional

¡FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO!

Mateo 2:11 y Apocalipsis 12 TCB.

“Navidad, Navidad, hoy es Navidad; es un día de alegría y felicidad»

No hay dudas que la navidad es felicidad; un cristiano tiene todos los motivos para agradecer, reconocer, celebrar la navidad y la venida de nuestro Rey, en este adviento no podemos estar tristes y amargados, nosotros cantamos, agradecemos y cantamos a Aquel que vino a Salvarnos, una navidad con un trasfondo de extremada sencillez, y en este ambiente de humildad nuestro Salvador recibe tres importantes regalos, oro, incienso y mirra; oro simbolizando su majestad, incienso simbolizando su divinidad y mirra como símbolo de que Él iba a morir, a dar su vida por amor, naciendo ya con una misión increíble, salvación universal.

Les deseo también una navidad apocalíptica, en el capítulo 12 del Apocalipsis encontramos una perspectiva muy distinta de la navidad; este relato navideño no es muy atractivo o tomado en cuenta para las reflexiones espirituales de esta época, pues mientras en los evangelios y en nuestras canciones y villancicos, los pastores y los sabios del oriente buscan al niño para adorarlo con los presentes mencionados anteriormente, en el Apocalipsis el dragón lo espera para tragárselo; el infanticidio antinavideño que en los evangelios se presenta bajo Herodes unos dos años después que el niño nació, aquí ya está incluso antes de que el niño naciera. No permitamos de los dragones de la maldad, de las falsas ideologías, de las ilusiones, del miedo, del pecado, de la envidia, de la culpa, y tantos otros, devoren la posibilidad de la salvación y que Jesús nazca en nuestro corazón.

Esta particular versión del Apocalipsis sobre la navidad, nos trata de enseñar un mensaje  de resistencia que nos desafía: nos es nacido un Salvador y no es el emperador o el hijo de Zeus, sino que es Jesús de Nazaret, hijo de Dios; nace el Rey, con autoridad de pastorear sobre las naciones, y no se llama César, ni Nerón, ni Domiciano; y justamente en eso está la radicalidad de la navidad apocalíptica, y por eso su nacimiento desató una tormenta de conflicto y represión. Como ya decía el gran Juan Stam, el nacimiento y venida de Cristo trajo no sólo alegría, sino también lucha contra las fuerzas de maldad, fuerte combate por «el reino de Dios y su justicia».

Hoy, en navidad más que en cualquier otra época del año, debemos recordar que vivimos en un mundo de pecado, de injusticia, de desigualdad, de pobreza y opresión. Claro, navidad es felicidad, pero debe ser también compromiso y lucha; es entender que la navidad nunca será total mientras tantas personas no compartan la alegría que celebramos y la vida que Cristo vino a darnos a todos. Una navidad auténtica es, por necesidad, conciencia para seguir luchando y evangelizando; por eso, no basta con sólo “feliz navidad”, para que la navidad sea plenamente feliz, ¡habrá de ser inquieta y de lucha! Que el Niño te conceda en esta navidad el valor para seguir luchando y expandiendo un reino de ¡justicia, paz y alegría!

El Apocalipsis también termina con un mensaje que refleja el perfecto Adviento, con la expresión, ¡Ven Señor Jesús! Que este sea nuestro más profundo deseo y clamor diario, que el salvador venga diariamente en nuestra existencia, nos salve cada día de nuestros sufrimientos y que su presencia sea real en cada momento de nuestras vidas.

En este final de año tenemos dos grandes celebraciones, la navidad y el año nuevo, que esta sencillez, felicidad, lucha, reino de Dios, también nos guíe para nuestro año nuevo, que sea no solo lleno de mucha prosperidad, sino también de unidad en la familia, acción de gracias, adoración genuina, así el cómo el niño que fue cuidado, amado, adorado en un pesebre, que este pesebre se haga una realidad en nuestro interior cada día de nuestras vidas, que a diario luchemos para la expansión del reino de Dios en nuestros corazones y en toda la tierra, que el Salvador siga viniendo siempre.

¡Feliz navidad y un próspero Año Nuevo!

Créditos:

Ester Alice da Rocha

Brasil.

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