Devocional

Título: Sal y Luz- preservar e iluminar

Texto: Mateo 5:13-16 “13. Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo daremos sabor a la comida? Entonces, para nada sirve la sal, y será mejor botarla para que sea pisoteada por los hombres. 14. Ustedes son la luz del mundo; una ciudad no puede estar escondida, si está ubicada en una montaña. 15. Nadie enciende una lámpara para ponerla dentro de un cajón, sino en el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. 16. Así ustedes, deben ser ejemplos de luz, a través de una conducta intachable, y todos los que vean sus testimonios, van a acercarse a Dios, el Padre celestial, y a glorificarlo por las buenas obras de ustedes.”

El Sermón de la Montaña es una de las principales enseñanzas de Jesús sobre moralidad y discipulado. Mateo muestra a Jesús como maestro y cómo discipula a la comunidad proporcionando poderosos ejemplos para el desarrollo del carácter. Uno de esos modelos se centra en el desarrollo de la Ética Cristiana. Jesús dijo que debemos dejar que nuestra luz brille ante los demás. Una sombra se crea cuando algo bloquea una fuente de luz, como una cerilla. Cuando la cerilla está encendida, la llama no refleja la luz que la rodea; la llama está produciendo su propia luz, por lo que no se puede ver la llama en la sombra. Reconocemos que Jesús es nuestra fuente de luz y debemos comprender que nadie puede bloquear Su luz. Por lo tanto, debemos permitir que la luz de Jesús brille en nuestras vidas.

La principal fuente de sal en Israel es la zona del Mar Muerto. La concentración de sal es tan alta que ni los peces ni las plantas pueden vivir en sus aguas y, cuando uno intenta nadar, flota de forma natural. El pueblo hebreo cosechaba sal y utilizaba este mineral como condimento y conservante. En el Nuevo Testamento, Mateo, Marcos y Lucas hablan de la sal «que ha perdido su sabor». Se trata de una referencia a la sal que está contaminada con otros minerales, causando una debilidad en el sabor o un gusto desagradable. La sal en estos pasajes puede ser una referencia simbólica a un creyente que ha sido contaminado por las cosas del mundo, desviándose del mensaje del Evangelio y no preservando su relación con Dios.

La segunda parte del relato explica la luz que ilumina el mundo. La luz es una forma de energía que sostiene la vida, puede iluminar una habitación oscura y proporcionar calor en medio del frío. Cuando aceptas a Jesús como tu Salvador, la luz de Jesús se ilumina dentro de ti y brilla como un ejemplo de Jesús para los demás. Tu luz es tu testimonio de cómo vives tu vida; es un testimonio para el mundo. La gente te observa y presta atención a cómo reaccionas a ciertas situaciones, por esta razón, las pequeñas cosas que haces cada día muestran la luz de Jesús más que las reacciones o acciones que realizas de manera planificada e intencional.

 La acción fluye del carácter; aquellos que siguen a Jesús expresarán diferentes acciones que aquellos que no siguen a Jesús y sus enseñanzas. Cuando se aplica, la sal se disuelve y viaja hacia el interior, que es una representación del carácter. La luz es una representación de la luz de Jesús dentro de nosotros que alcanza a otros iluminando la verdad. Nuestro carácter está formado por nuestra familia y amigos, así como por nuestras circunstancias y nuestra cultura. Somos lo que somos debido a esas cosas. A veces usamos la cultura para excusar nuestro comportamiento, PERO… cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador personal, entonces nuestro carácter debería cambiar; debería ser más como Jesús; nuestra cultura no es solo norteamericana o ecuatoriana; somos cristianos, seguidores de Cristo. Eso es lo que Jesús estaba explicando en este sermón. Nadie puede realizar perfectamente la visión del sermón (excepto Jesús), pero esto no significa que sea irrelevante para nuestras vidas. Por fe y por gracia, Jesús nos invita a una vida práctica de discipulado.

Muchas veces, queremos que la iglesia o nuestro pastor o líderes mejoren las cosas, pero no intentamos cambiar nosotros mismos. Eso es lo que Jesús estaba enseñando aquí: necesitamos cambiar personalmente antes de que nuestras vidas mejoren. Al igual que la sal y la luz afectan a nuestro entorno, nuestra relación con Dios y su reflejo deberían tener un impacto evidente en todos los que entran en contacto con nosotros.

Créditos: Cathy Vaughan
Nacionalidad: Estadounidense

Correo electrónico: cvaughan@semisud.edu.ec

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