Devocional

La Inquebrantable Presencia de Dios

Texto: “Jehová es mi pastor y Él no me faltará” (Sal. 23,1) TCB.

El Salmo 23 es uno conocido por muchos, incluso los pequeños lo recitan de memoria. Es rico en significado ya que usa dos imágenes que eran muy conocidas en la antigüedad: el pastor y el anfitrión. Sin embargo, nos enfocaremos en la figura del pastor. En las antiguas culturas de Sumeria, Babilonia y Asiria, el término “pastor” iba más allá de su significado literal; se usaba como símbolo de autoridad, representando la responsabilidad del rey de cuidar, guiar y proteger a su pueblo. No se trataba de una simple metáfora, sino de una expresión institucionalizada del ideal monárquico: proveer sustento, seguridad y dirección, como lo hace quien cuida de su rebaño. El Salmo 23 toma esta imagen del pastor y la vincula con Dios.

No obstante, la mayoría de las traducciones hacen desenfocar la intención inicial del texto bíblico, toda vez que pone el énfasis en las cosas materiales “Jehová es mi pastor y nada me faltará”. Sin embargo, el análisis lingüístico del texto literalmente dice, “Yavé, mi pastor, no me faltará”. Lo cual lleva a la pregunta obligada, ¿quién no nos faltará? Yavé, es decir Dios. Lo cual pone el énfasis en la figura del pastor que siempre está presente y dispuesto a cuidar, orientar y preservar al pueblo con rectitud. En este contexto, el texto no se limita a prometer provisión, sino que ofrece una afirmación enfática de la compañía constante del pastor. Esto transforma y profundiza el mensaje: si Él está presente, entonces el cuidado, la guía y la provisión no solo se esperan, sino que están asegurados.

La TCB rescata la riqueza del texto hebreo, donde se presenta al pastor como la figura central del mensaje, “ Jehová es mi pastor y Él no me faltará”. De esta manera dirige la mirada hacia la presencia del pastor, quien nunca está ausente y refuerza la seguridad y el cuidado que emanan de su constante compañía.

Esta constante compañía produce una confianza continua que provoca expresiones como las que menciona el salmista en los siguientes versículos: v.2 En verdes pastos me hace descansar; me conduce junto a aguas tranquilas; 3. Él restaura mi alma, me guía por caminos de justicia, haciendo honor a su nombre. 4. Aunque pase por el valle de la sombra de la muerte; no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me protegen y me consuelan”. Estas expresiones reflejan una certeza interna cultivada por la constante presencia del pastor.

En conclusión, el mensaje que se desprende del texto hebreo del Salmo 23:1 revela que su énfasis no recae en promesas de provisión material, sino en algo mucho más valioso: la presencia cercana, constante y fiel del Pastor divino. Esa presencia es la verdadera bendición, pues es ella la que otorga sentido, orientación y seguridad existencial. Su fidelidad no se mide por lo que recibimos, sino por su permanencia inquebrantable.

Carolyn Moreno  / Puerto Rico

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