Devocional

UNA AVENTURA DE FE

Mateo 2:1-2 TCB

“Cuando nació Jesús en Belén de Judea», bajo el reinado de Herodes el Grande, unos sabios, vinieron del oriente a Jerusalén, diciendo: – ¿Dónde está el niño que nació y será el rey de los judíos? Porque hemos visto una estrella en el oriente, que nos condujo hasta acá, y hemos venido para adorarlo.

En una ciudad pequeña, un joven llamado Marco Felipe sintió que su vida estaba destinada a algo más grande, algo preciado que lo esperaba más allá de los horizontes familiares. Su anhelo por descubrir su propósito más profundo y valioso en la vida, lo llevó a tomar la decisión de dejar su zona de confort para averiguarlo; después de mucha reflexión y conversaciones con su familia, Marco Felipe tomó la decisión de dejarlo todo. Empacó sus pertenencias en una maleta y, con lágrimas en los ojos y esperanza en el corazón, se despidió de su hogar, sus amigos y su familia para seguir ese llamado ardiente de su alma.

La historia de este joven, así como el relato de los sabios en busca de lo extraordinario, nos recuerda que a veces es necesario dejar atrás lo conocido, para encontrarnos con lo que realmente da significado a nuestras vidas; podemos descubrir tesoros internos y contribuir al bienestar de quienes nos rodean. ¿Estamos dispuestos a dejarlo todo para rendirnos a Jesús?

El relato de Mateo no proporciona muchos detalles sobre la trayectoria específica de los sabios, como sus nombres o su origen geográfico, sin embargo, encontramos la fascinante narrativa de los sabios provenientes de Oriente, viajeros, guiados por una estrella en el cielo, que emprendieron un viaje asombroso en busca del singular niño que traía consigo la promesa de salvación. Su historia, más allá de ser un relato brinda regalos poco convencionales, se convierte en un llamado a la adoración y a la reflexión sobre nuestros valores fundamentales.

Su accionar trae a nuestra memoria el más grande amor de Dios manifestado en la llegada del Mesías. Así como los sabios dejaron todo para ver al Rey, seamos desafiados a dejar atrás lo que nos separa de la adoración plena a aquel que trae la verdadera salvación, a cultivar nuestra espiritualidad, nuestros valores y nuestras relaciones con los demás.

En este adviento, que la luz resplandeciente del cielo continúe iluminando nuestro camino, invitándonos a reflexionar sobre nuestra disposición y compromiso de renunciar a todo para encontrarnos con Jesús. El verdadero regalo de navidad, no se puede envolver, pues se trata de amor y bondad.

Créditos:

Por: Cecilia Bascuñán Cáceres

Nacionalidad: Chile

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