
Somos la sal de la tierra
Texto: “Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo daremos sabor a la comida? para nada sirve la sal, y será mejor botarla para que sea pisoteada por los hombres” (Mateo 5:13 TCB).
Jesús, en el Sermón de la Montaña, no estaba lanzando frases poéticas para impresionar a la multitud. Estaba redefiniendo lo que significa ser discípulo, revelándonos nuestra verdadera identidad, mostrándonos un estilo de vida distinto y compartiendo el secreto de cómo vivir para ser plenamente felices. Por eso, cuando dijo: “Ustedes son la sal de la tierra”, sus oyentes comprendieron de inmediato que hablaba de algo profundo. La sal era uno de los bienes más valiosos de su tiempo:
- Servía como forma de pago (de allí viene la palabra “salario”).
- Era indispensable para conservar los alimentos en tiempos sin refrigeración.
- Se utilizaba como antiséptico para limpiar y curar heridas.
- Sin embargo, la sal (mayormente que era sacada del Mar Muerto), mezclada con yeso y otras impurezas, podía perder su fuerza y terminar arrojada a los caminos.
Jesús toma este símbolo tan cotidiano y esencial para decirnos: “Esa es su identidad, esa es su misión en el mundo”.
La sal da sabor, pero en su justa medida. Si es poca, la comida queda sosa; si es demasiada, se vuelve incomible. Así también ocurre con nuestra vida: sin Cristo es insípida, carente de sentido y esperanza, pero una pizca de un discípulo lleno del Espíritu puede transformar por completo el ambiente en el que se encuentra. ¿Tus palabras y acciones traen sabor de gracia y amor a quienes te rodean?
La sal conserva. En un mundo marcado por la corrupción moral y espiritual, la iglesia está llamada a preservar los valores del Reino. Somos quienes detenemos la descomposición social y espiritual, siendo ejemplos vivos de justicia, verdad y santidad. ¿Eres firme en tus convicciones, o te estás diluyendo en la cultura que te rodea?
La sal también sana y purifica. En tiempos de Jesús, era usada para limpiar heridas, y de la misma manera, Dios quiere usarnos hoy para traer restauración y consuelo a un mundo roto y herido. Somos portadores del Evangelio que cura corazones quebrantados. ¿Estás siendo un instrumento de sanidad en tu familia, en tu comunidad, en tu iglesia?
Jesús también advierte sobre el peligro de perder el sabor. Una sal contaminada se vuelve inútil. Así como la sal del Mar Muerto, mezclada con impurezas, terminaba insípida y sin valor, el discípulo que se deja arrastrar por los valores de este mundo pierde su impacto y se vuelve irrelevante. ¿Qué áreas de tu vida necesitan ser purificadas para que tu testimonio recupere fuerza?
Es interesante notar que Jesús no dijo: “Deben ser sal”, sino: “Ustedes son sal”. Es nuestra identidad en Cristo, no una opción ni un adorno espiritual. Somos llamados a dar sabor, a conservar lo bueno y a sanar lo roto. Pero para mantener esa identidad necesitamos vivir en pureza, permaneciendo firmes en la fe para no perder nuestra esencia.
Hoy el Señor nos recuerda: tú eres la sal que este mundo necesita. Entonces, pregúntate:
- ¿Tus palabras traen sabor y sanidad en medio de discusiones, o generan más amargura?
- ¿Tu actitud conserva valores de justicia y honestidad, o te diluyes en la corrupción común?
- ¿Eres un agente que cura y sana heridas, o simplemente pasas desapercibido?
Ser sal no es cuestión de apariencia, sino de impacto. Una pizca de sal cambia toda una comida; un verdadero discípulo puede cambiar toda una atmósfera.
Por eso, este es un buen momento para detenernos y reflexionar:
- ¿En qué áreas de mi vida he dejado que mi “sal” pierda su sabor por causa de la contaminación del mundo?
- ¿Cómo puedo ser un agente de sanidad y restauración en mi entorno esta semana?
- Si alguien me observa en mi vida diaria, ¿diría que soy alguien que preserva y da sabor con el Evangelio?
Ester da Rocha / Brasil

La mirada de Jesús
MATEO 5:1 Y LUCAS 6:20
También te puede interesar

A LOS PIES DEL PERDÓN
10 de agosto de 2024
Solo Cristo: El único mediador que nos da paz con Dios
27 de octubre de 2024
¿TIENES CREDIBILIDAD?
26 de septiembre de 2023- Home
- Sé parte del Sueño
- Libros TCB
- TCB Ilustrado (PDF)
- Cómic
- Especiales
- Devocionales
- Septiembre
- 01/09/23 Jesús vio dos barcas
- 02/09/23¡La piscina no tiene nada para ti!
- 03/09/23El Buen Soldado
- 04/09/23Nuestra Meta
- 05/09/23Buscar a Jesús de forma diferente
- 06/09/23Amor sacrificial: Más de allá de los carismas
- 07/09/23“Una historia de amor, sanidad y salvación”
- 08/09/23Cuando el rico se humilla
- 09/09/23Él me fortalece
- 10/09/23Caminando en aguas profundas
- 11/09/23Deseos imposibles; bendiciones impensables
- 12/09/23El plan perfecto de salvación
- 13/09/23Jairo, ¡Vuelve a brillar!
- 14/09/23El amor como profundo conocimiento de Dios
- 15/09/23La Comunidad Familiar y la Transmisión de la Fe
- 16/09/23Vivir de apariencias
- 17/09/23Somos Obra Suya
- 18/09/23Amemos la ética de Cristo, no las ideologías de este mundo
- 19/09/23El Corazón Agradecido
- 20/09/23Lugar armonioso
- 21/09/23Camarón que se duerme …
- Septiembre
- Herramientas
- Inscríbete en nuestros Talleres
- TCB comentada Materiales
Un comentario
Censi Jesús
Muchas Gracias, por los devocionales, es una ayuda , me ayuda a Reflexionar, para poder ser mejor hija de Dios y compartir, lo que por Gracias recibo departe de Dios, cada día es una nueva oportunidad de ser mejor para la Gloria de Dios.
Bendiciones desde Chile ciudad de Iquique
Les abrazo, Dios sea multiplicando las bendiciones para Ustedes.