Devocional

Solo Cristo: El único mediador que nos da paz con Dios

Texto: “Como resultado de la justificación por la fe, estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2. también por medio de Él, y a través de la fe por identidad, tenemos acceso a esta gracia, que es vivir la vida de Dios en Cristo y nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios. (Romanos 5:1-2 TCB). 

¡Se terminó la guerra! Por medio de Cristo, solo por Cristo, el único mediador, estamos en paz con Dios, nuestra guerra contra Dios se terminó y lo mejor, la guerra de Dios contra nosotros se ha terminado, porque Jesucristo se puso en medio y nos reconcilió con Dios y a Él con nosotros, porque Dios nos mira a través de su hijo amado, Jesús. 

Estar en paz con Dios no solo es una sensación bonita y subjetiva, tener paz con Dios es principalmente un acto diplomático de Jesús, que representó a ambas partes en conflicto. Cualquier acto diplomático, principalmente en una guerra, necesita de un mediador, pero este mediador para reconciliar ambas partes en guerra debe ser imparcial, tiene que ser un tercero que no es ni con uno ni con otro. Cristo es este reconciliador diplomático que logró la mediación, pero no por ser diferente de ambos, sino por ser ambos. Cristo es uno de nosotros, pero también es uno de Dios. Por eso es una mediación perfecta, el único que podría establecer paz entre los seres humanos y Dios. 

La mediación que nos da la paz con Dios no es subjetiva, no tiene que ver con lo que uno siente, no depende de los estados psíquicos de uno, no depende de nuestras convicciones, no depende de nosotros. Todo dependió de solo Cristo, todo fue cumplido solo por Cristo, que ¡gran noticia!, este es el evangelio que transforma toda la existencia humana, por medio de solo Cristo tenemos salvación, tenemos gracia, tenemos fe, tenemos regocijo, tenemos acceso a la gloria de Dios, qué maravilloso, y con eso ya sería más que suficiente…

 … Pero el apóstol Pablo dice en el versículo siguiente que todavía hay mejores noticias: 

 “3 Y no solo esto, sino también nos alegramos en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce paciencia; 4. y la paciencia, produce fortaleza de carácter; la fortaleza de carácter, esperanza; 5. y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor sacrificial en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado. 6. Cristo murió por nosotros en el momento preciso: cuando éramos incapaces de salvarnos, siendo enemigos de Dios. 7. Porque a duras penas alguien sería capaz de dar la vida por salvar a una persona justa; aunque quizás alguien pudiera arriesgar su vida por una persona muy buena; 8. en cambio, Dios nos demostró su amor sacrificial en que Cristo murió por nosotros aun cuando éramos pecadores.9. Por tanto, ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de Él, seremos salvados del castigo de Dios! 10. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con Él mediante la muerte de su Hijo, ¡con mayor razón, ahora que fuimos hechos amigos de Dios, seremos salvados y recibiremos la vida plena por medio de la vida de Cristo! 11. Y no solo esto, ya que gracias a nuestro Señor Jesucristo ahora que ya disfrutamos de la reconciliación, por eso tenemos profunda felicidad y somos dignificados en Dios” (Romanos 5:3-11, TCB).

¿Nos alegramos en nuestros sufrimientos? Sí, esta sería la prueba que realmente vivimos en paz con Dios. Quien ama la cruz de Cristo y encontró la verdadera paz que sobrepasa todo el entender, también aprende a tomar su propia cruz y testificar mediante la fe por identidad su felicidad y dignificación aún en medio de los sufrimientos. 

Muchas personas creen que cuando están pasando por sufrimientos es por culpa de Dios, y rechaza todo el acto redentor de Cristo, perdiendo la paz con Dios y volviendo a la guerra, como si la obra de la cruz perdiera todo el valor y la gran pregunta es ¿por qué? Según Pablo, en esta carta que es la catedral de la fe, que motivó tan profundamente la reforma protestante, si tenemos paz con Dios, los sufrimientos no serán motivos de hacernos volver a luchar contra Él, todo lo contrario, los sufrimientos desarrollarán en nosotros tres virtudes: perseverancia, carácter aprobado y esperanza. 

Sobre eso, Lutero dijo algo superinteresante, que cuando un cristiano no tiene paz con Dios, Romanos queda así: “la tribulación produce impaciencia, la impaciencia produce desánimo, el desánimo produce desesperación y la desesperación te avergüenza”. 

Los sufrimientos y tribulaciones no pueden hacernos perder la paz con Dios, si puede inquietarnos y provocar un poco de tristeza momentánea; pero nuestra paz con Dios que fue tan extraordinariamente y graciosamente brindada por Cristo no puede ser subjetiva, estamos en paz con Dios no es un sentimiento efímero, es un acto divino y diplomático de Cristo que se puso como mediador. Todas las veces que pasemos por sufrimientos debemos recordar que estamos en paz con Dios. 

Y eso se manifiesta en nuestras vidas en la práctica por medio de la gratitud; si somos agradecidos a este “solo Cristo” recordamos todos los días y más allá de todas las circunstancias que estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo y este es el verdadero secreto de la felicidad, de la vida plena, de la salvación y dignificación. 

Créditos:

Ester Alice da Rocha 

Brasil  

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