Devocional

Emocionalmente espiritual.

Texto: “Entonces Jesús lloró intensamente” Juan 11:35 TCB

En las páginas de la Sagrada Escritura, encontramos un relato fascinante y consolador: nuestro amado Señor, en su paso por la tierra, no solo nos dejó su enseñanza divina, sino que también compartió todas las emociones que nosotros experimentamos cada día. Desde la más profunda tristeza hasta la más radiante alegría, desde el intenso dolor hasta la calma serena. Él conoce cada latido e nuestro ser y entiende nuestros dolores y nos sostiene con amor inquebrantable.

Este acontecimiento sucedió porque Jesús tenía amigos cercanos como María, Lázaro y Martha. Y justamente quien narra este suceso es su discípulo a quien se le ha catalogado como el amado; por su cercanía con el maestro. Sin embargo, en algunos otros pasajes vemos que Jesus expresa sus emociones (Lucas 19:41). Antes de ser arrestado, oró con gran clamor y lágrimas para ser salvado de la muerte (Hebreos 5:7). Emocionalmente espiritual.

Según nos narra la historia Jesus se encontró con un panorama desalentador al ver a los judíos murmurar de su poder (v36); además con amor y sentimiento de dolor al ver que sus amigos más cernos estaban tristes por la muerte de lázaro, el lloró.

Es tan notorio ver la humanidad de Jesús en todos sus escenarios, siempre dispuesto a sanar, a bendecir a la humanidad (v38), cuando Jesús está interesado en obrar un milagro, involucra a quienes van a hacer beneficiados. Quiten la piedra dijo, y ellos accedieron y evidenciaron que el poder de Dios es grande.  

Desde la creación, nuestro Dios sintió bienestar por lo que había creado, por lo tanto, Jesús cuando vino a la tierra nos mostró la deidad del padre, su sensibilidad por la humanidad, pero su compromiso por mostrarles el reino, de amor, de paz, de justica; fue su prioridad.

Siempre que sentimos compasión por nuestros amigos o por aquellos que están en momentos críticos, es súper importante poder orar por ellos desde nuestra espiritualidad, en la intimidad con el Padre; al mismo tiempo mostrarnos amigos desde la manifestación de nuestras emociones. Esto nos hace tanto espirituales como emocionales.

Recordemos que no debemos descuidar nuestra esencia interior, donde reside nuestra conexión más profunda con lo divino. Que podamos seguir el ejemplo de Jesús, siendo un cristiano que refleja la luz de Dios en un mundo sediento de amor y compasión. ¡Que nuestra humanidad sea siempre un reflejo de la divinidad que habita en nuestro interior!

Créditos: 

Francy Elena Rodríguez Beltrán 

Colombia

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