Devocional

“El Triunfo de la Fe y la Reforma Protestante”

Texto: “Al vencedor, se le vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles” (Apocalipsis 3:5  TCB).

A lo largo de la historia, tanto en Latinoamérica como en el contexto global encontramos testimonios inspiradores de personas que mantuvieron su fe en medio de grandes adversidades. Uno de estos relatos es el de los cristianos que, al igual que sucedió durante la Reforma Protestante, debieron enfrentar durante los tiempos de persecución religiosa en México, conocidos como los Cristeros. Durante la Guerra Cristera (1926-1929), muchos creyentes defendieron su fe y no renunciaron a Cristo, incluso bajo amenazas de muerte. Este tipo de valentía y convicción nos recuerda el relato registrado en Apocalipsis 3:5.

La promesa en Apocalipsis 3:5 está en el corazón del evangelio redescubierto durante la Reforma. Jesús asegura a los vencedores que serán vestidos de blanco, símbolo de pureza y redención,  que sus nombres permanecerán para siempre en el libro de la vida. Este mensaje refuerza la doctrina de la justificación por la fe: no podemos ser vestidos de justicia por nuestras obras, sino sólo a través de la fe en Jesucristo. Lutero enfatizó esta verdad al señalar que la justicia que necesitamos delante de Dios no proviene de nosotros, sino que nos es imputada por medio de la fe.

En la historia de los Cristeros, vemos cómo hombres y mujeres comunes defendieron su derecho a adorar libremente. Su clamor: “¡Viva Cristo Rey!” resonaba como un eco de lo que Apocalipsis describe: aquellos que luchan en la buena batalla de la fe serán reconocidos y su victoria será eterna. Aunque sufrieron la pérdida de la vida terrenal, estos creyentes nos recuerdan que hay una vida eterna, una vida que Cristo ha asegurado para nosotros.

Al igual que los reformadores y estos héroes de la fe en la historia de Latinoamérica, también somos llamados a ser vencedores en nuestra vida espiritual. Las luchas que enfrentamos puede que no sean siempre físicas o políticas, pero todos enfrentamos momentos en los que debemos elegir si seremos fieles a Cristo o no. Cada acto de obediencia a Dios, cada paso de fe, es una victoria en el reino de los cielos.

En nuestra vida diaria, tal vez no se nos pida enfrentarnos a una guerra física por nuestra fe, pero ciertamente enfrentamos batallas espirituales. Los desafíos a nuestra fe pueden venir en forma de tentaciones, pruebas, o incluso presiones culturales que nos invitan a conformarnos al mundo. Sin embargo, la promesa de Jesús en Apocalipsis 3:5 nos da esperanza: si perseveramos, estaremos vestidos de blanco, símbolo de nuestra pureza en Cristo, y nuestro nombre permanecerá en el libro de la vida.

En tiempos de desánimo o cuando nuestra fe es puesta a prueba, recordemos que tenemos una promesa celestial. Como los Cristeros, podemos decir “¡Viva Cristo Rey!” en cada área de nuestra vida. La victoria ya ha sido ganada por Jesús en la cruz, y nuestro llamado es mantenernos firmes hasta el fin.

Ser vencedor en Cristo no significa que no se enfrentarán dificultades, sino permanecer fiel a pesar de ellas. Jesús mismo intercede por nosotros y confesará nuestro nombre ante el Padre. No estamos solos en esta batalla; el Señor camina con nosotros y nos da la fortaleza para vencer.

Que la promesa de Apocalipsis 3:5 nos inspire a caminar con valentía y fidelidad, sabiendo que nuestra victoria final está asegurada en Cristo. Sigamos firmes, confiando en la gracia de Dios y en su promesa de vida eterna no por nuestras obras, sino por la fe en Aquel que venció por nosotros. 

Martha Mena 

Ecuador

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