Testigos de la purificación
Texto: 1 Corintios 5:7-8: 7. “Purifíquense de la levadura vieja para que puedan ser como masa nueva; pues ustedes son como los panes ázimos de la Pascua, que no tienen levadura, y nuestra vida, como una masa nueva, porque nuestra fiesta de Pascua, que es el paso de la muerte a la vida, ya fue celebrada, nuestro cordero pascual es Cristo, que fue sacrificado en la cruz; 8. así que vivamos la experiencia pascual, no con levadura vieja, que representa el pecado, ni contaminados de levadura de malicia y maldad, seamos más bien purificados como el pan sin levadura, para vivir con sinceridad y verdad.”
La Pascua judía comienza con la fiesta de los Panes sin Levadura, también conocida como la fiesta de los Panes Ázimos. Esto se debe a que desde tiempos remotos, cuando Dios iba a sacar a su pueblo de Egipto, les instruyó acerca de esta celebración. En Éxodo 12:15-17 encontramos los detalles de este rito. Una de las principales ordenanzas de la fiesta era eliminar la levadura de toda la casa y purificar todo, incluyendo sus vidas, hogares y corazones, para que Dios pudiera llevar a cabo su salvación y liberación a través del proceso terapéutico de la Pascua. Antes de que la fiesta comenzara, no debía haber nada leudado, y durante siete días se comían panes sin levadura. Es decir, debía haber una purificación plena y perfecta para que la salvación integral fuera posible.
Con el transcurrir de los siglos, uno de los mandamientos estrictos para el pueblo judío era que la Pascua solo podía llevarse a cabo en el Templo de Jerusalén, como se menciona en Deuteronomio 16:2-6. Además, sin la fiesta de los Panes sin Levadura, era imposible llevar a cabo la Pascua. Por eso, la purificación del templo era tan necesaria para que la Pascua de Jesús como el Cordero se llevara a cabo con todos sus elementos. Jesucristo, en este acto profético, purificó la casa de Dios para que cuando se entregara por amor a nosotros, el rito fuera completamente exitoso. Como ya dijo el autor de la carta a los Hebreos, sin santificación, nadie puede ver a Dios. Sin ser testigos de la purificación en nuestras vidas, sin quitar todo lo que contamina, sin renunciar a todo lo que no agrada a Dios, no hay Pascua. Por eso, Jesús comenzó la semana purificando el templo, en preparación solemne para todos los otros hechos salvíficos que se darían en secuencia para la salvación universal.
Además, como se menciona en Éxodo 12:15-17, uno de los elementos importantes del memorial de los Panes sin Levadura en la Pascua era que tenían que comer de prisa, ya que no podían esperar a que el pan fermentara. Esto se debía a la prisa de Dios por sacar al pueblo de Egipto, liberándolos del sufrimiento y la esclavitud. Del mismo modo, este mismo Dios tiene prisa por obrar en tu vida hoy, en liberarte de cualquier tipo de opresión, en salvarte y purificarte. Dios desea transformar tu vida de inmediato; hay un sentido de urgencia en todo lo que el Señor quiere obrar en ti, y también a través de ti.
La verdadera Pascua para nosotros actualmente consiste en reconocer que Jesucristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y que todo el proceso fue importante para el cumplimiento de la promesa, desde la purificación hasta la resurrección. El apóstol Pablo entendió este rito completo y todo su significado, como nos explica en 1 Corintios 5:7, el texto mencionado al principio, para que tengamos una vida verdadera.
Las fiestas son memoriales que nos ayudan a recordar eventos y significados importantes que no podemos olvidar, por eso las repetimos de vez en cuando, como se menciona en Éxodo 13:3. Así como en su momento Israel fue liberado de la esclavitud de Egipto, hoy nosotros somos liberados de la esclavitud del pecado. Todo este proceso es un recordatorio de lo que debe suceder constantemente en nuestras vidas: que cada día seamos testigos de la purificación de Dios en nuestras mentes, corazones y hogares, para que seamos agentes de la purificación del Señor en este mundo que tanto necesita salvación. Debemos llevar este mensaje transformador, libre de impurezas, a todos los que podamos, y en estas reflexiones que hacemos en estos días de Semana Santa, realmente hacer memoria de todos sus significados trascendentales que nos pueden bendecir profundamente hoy.
Créditos:
Ester Alice da Rocha
Brasil
Testigos de sus enseñanzas
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