Devocional

“No matarás” va mucho más allá

Texto: 21 Ustedes saben lo que fue enseñado a los antepasados: no asesinen; y cualquiera que cometa homicidio, sea enjuiciado para pagar por su delito. 22 Pero yo les digo que todo aquel que se enoje contra su hermano, y producto del enojo ejerza venganza, que sea enjuiciado y pague por su delito, y cualquiera que asesine a su hermano con palabras, sea enjuiciado ante el tribunal; y cualquiera que insulte a su hermano, sea culpable y sea llevado al botadero en donde se quema la basura (Mateo 5:21-22, TCB).

Mateo 5:21–22 cita el mandamiento “No matarás”, pero Jesús lo lleva mucho más allá del acto de quitar la vida física. En el Sermón de la montaña revela que la verdadera obediencia no consiste sólo en evitar el homicidio, sino en proteger y promover la vida en todas sus formas. Por eso advierte que quien se enoja destructivamente, insulta o hiere con palabras también es culpable. Las burlas, el desprecio y los juicios injustos pueden “matar” la dignidad y la esperanza de otros, aunque no derramen sangre. La violencia verbal y las actitudes que degradan son una forma silenciosa de homicidio que Jesús coloca bajo juicio.

Este mandamiento también puede leerse hoy a la luz de nuestra relación con la creación. La Biblia presenta la tierra como un don confiado al cuidado humano, y destruirla es apagar la vida que Dios dio. Afectar gravemente el ambiente no solo perjudica a la naturaleza, también desata problemáticas que terminan afectando y matando personas, como las temperaturas extremas, sequías, inundaciones y enfermedades relacionadas con el cambio climático. Así como debemos evitar dañar a las personas, también estamos llamados a evitar prácticas que contaminen y destruyan el ambiente.

También, “no matar” incluye no apoyar ni justificar sistemas de violencia y guerra. La guerra es la expresión colectiva del asesinato, y Jesús proclama plenamente felices los promotores de paz. Su interpretación del mandamiento nos invita a una ética integral: no basta con no quitar la vida física; es necesario cuidar la vida emocional, espiritual, social y ambiental.


Finalmente, el “no matarás” de Jesús es un llamado radical a defender la vida en todas sus expresiones. No se limita a la prohibición de un acto, sino que se convierte en un principio que transforma el corazón y las relaciones. Quien acoge este mandamiento en la forma en que Jesús lo enseña se compromete a edificar comunidades de respeto y cuidado, a proteger la creación y a rechazar toda forma de violencia. Así se manifiesta el Reino de Dios: donde la vida es valorada, preservada y celebrada.

 Maira Alejandra Reyes Molina / Colombia

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