Devocional

Fe y Confesión: Los Dos Pilares de la Salvación

Texto: “Porque con el corazón se cree para la justificación, y con la encarnación de Cristo en el interior se confiesa para la salvación.”  (Romanos 10:10 TCB).

En un caluroso día de verano, me encontraba jugando con mi primo cuando de repente él lanzó una piedra hacia arriba y gritó: “¡Cuidado, sálvese quien pueda!”. Mientras tiraba la piedra, corrió hacia la derecha y, al mirar hacia arriba para ver dónde caería, para su sorpresa, la piedra le dio en la frente.

Al reflexionar en este evento, no puedo dejar de pensar en cómo, ante el peligro, muchas personas reaccionan gritando: «¡Cuidado, sálvese quien pueda!», pero no hacemos nada para ayudar a aquellos que verdaderamente se encuentran en riesgo y necesitan ser rescatados. Sin embargo, hubo uno que sí hizo algo para salvar a todos aquellos que están en peligro y necesitan a alguien que les arroje un salvavidas. Ese alguien se llama Jesús, quien dio su vida en rescate de todos. Dios en su infinita misericordia nos lanzó ese salvavidas a través de Cristo y nos brindó la oportunidad de aferrarnos de él y mantenernos firmes hasta llegar a Su refugio seguro. 

El término griego para salvación es «σωτηρία» (sotería) y al profundizar en esta palabra, su significado nos lleva a tres puntos muy importantes: 1. Liberación, dejar atrás lo que nos pesa, nos avergüenza o que nos retiene de encontrar el camino hacia Dios; 2. Preservación, mantenerse firme ante la maldad y la injusticia que nos aleja de Dios; y 3. Sanidad, cuando le abrimos el paso a Cristo para que opere en nuestras vidas. En resumen, la salvación es una sanidad integral que comienza en el cuerpo, la mente y las emociones, y termina con la salvación del alma.

Cuando el Apóstol Pablo dice en Romanos 10:10: “Porque con el corazón se cree para la justificación, y con la encarnación de Cristo en el interior se confiesa para la salvación”, está indicando que nuestro corazón debe estar inclinado a Jesús para que hagamos justicia, y con nuestra vida en Cristo confesemos la salvación. Esta conexión entre fe y confesión es crucial para entender el acceso a la salvación que ofrece Cristo.

Hoy deseo recordarte la importancia de no limitar la fe a una experiencia interna, sino también de expresarla de manera externa y visible. En un mundo donde las creencias a menudo se viven en lo privado y se mantienen ocultas, este pasaje nos anima a demostrar nuestra fe como un acto de obediencia y de testimonio ante otros.

El clímax del texto es que la fe genuina se manifiesta a través de la confesión. La salvación no es solo una experiencia personal, sino también un proceso que se expresa públicamente, por medio de nuestras vidas, lo que otros ven en nosotros que refleja el compromiso del creyente en Cristo.

La fe y la confesión son inseparables para recibir la salvación, y juntas nos llevan a una vida de testimonio activo sobre la verdad de Cristo. En otras palabras: «Fe y Confesión son Dos Pilares de la Salvación». Creer con el corazón es la raíz de nuestra justicia, fundamentada en la fe sincera en Cristo, quien cumplió las promesas de salvación. Esta fe auténtica no se oculta, sino que naturalmente busca manifestarse en acciones visibles y decisiones vitales.

Hoy te invito a hacer de tu fe algo público, no limitándose a un aspecto privado o restringido. Al confesar la verdad de Cristo, te unes al gran llamado bíblico de ser testigos de su amor y gracia, lo cual enriquece nuestra vida. De esta manera, ya no estaremos gritando: «¡Cuidado, sálvese quien pueda!», sino que estaremos viviendo: Los Dos Pilares de la Salvación: Fe y Confesión.

Andrés R. Gómez

Estados Unidos

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