Devocional

El Camino del Perdón 

Texto: Lucas 17:3-4

Les aconsejo esto: Estén atentos; si tu hermano peca contra ti, corrígelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día, se arrepiente, vuelve a ti y te pide perdón, perdónale.

El perdón es un fundamento de la fe cristiana presente en los Evangelios y muy predicado en los altares de nuestras iglesias. En el Antiguo Testamento se medía el perdón por cumplimiento de la ley como justicia. pero Cristo, en el Nuevo Testamento, dio esperanza de vida eterna para que pudiéramos entender lo posible de la reconciliación con Dios por medio del perdón. Los cristianos debemos notar e internalizar el ejemplo que dio Dios por medio de Jesucristo, para que reine el perdón en nuestras vidas para la salvación. 

Quienes ofenden nos hieren nuestro yo, pero si nos ponemos en el lugar del ofensor, hacemos el ejercicio necesario de tratar de entender qué provocó en la miseria del otro su ofensa hacia mí. Así podemos recordar y caminar hacia el perdón sin rencor y con esperanza. El problema es que hacemos el ejercicio a nuestro estilo y no al estilo de Dios. Tenemos que morir al yo, despojándonos de nosotros mismos. El perdón depende de la fuerza de voluntad por el ejemplo de Jesucristo en mi vida de fe. Las fuerzas operantes contrarias en el ser viviente son las dificultades que se nos presentan para perdonar al defender el orgullo propio. Tenemos que reconocer que también ofendemos a otros en nuestra miseria humana. Todos somos pecadores. Las causas de Dios son las intenciones por amor de darse a sí mismo a la humanidad. Pero las causas de nosotros como cristianos es que debemos perdonar para ser felices.

Las consecuencias de no perdonar son no poder compadecernos y empatizar con el otro ser humano, de manera que no logramos alcanzar a tomarle en cuenta la falta que nos hizo, a cambio de nada. Pues somos miseria y todos somos débiles. El aporte es que Jesucristo en la Cruz es el perdón para toda la humanidad separada de Dios por causa del pecado. Es el acto de amor de Dios mismo que debemos valorar. Dios tuvo la iniciativa de perdonarnos siendo el ofendido. Se puede restaurar una relación de perdón cuando llegamos a la verdadera paz y no caemos en la falsedad de la diplomacia. Demos los pasos necesarios para que el perdón sea parte de nuestra vida cristiana y de nuestro camino diario. 

Créditos: 

Sarahí Rivera 

Puerto Rico 

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