
UN 2025 CON DOBLE PORCIÓN
Texto: “Entonces uno de ellos, cuando se dio cuenta de que había sido sanado, regresó dando gracias a Dios. Agradecido, se postró con su rostro a los pies de Jesús, dando gloria a Dios. Él era samaritano” (Lucas 17:15-16 TCB)
Hace unas semanas, en un video de redes sociales, escuché a un hombre que hablaba sobre cuánto agradecimiento había en nuestra vida y de si éramos conscientes de agradecer a diario a Dios; preguntaba sobre qué sucedería si el día de hoy solo viviéramos con las cosas que agradecimos ayer. ¿Cuántas personas seguirían en nuestra vida?, ¿estaría tu familia, amigos, iglesia..? ¿tendríamos trabajo, casa, comida, cama, etc.? ¿cuántas cosas echaríamos en falta?
Escuchar esas preguntas hizo que mi oración esa noche fuese más larga que de costumbre, porque habitualmente, cuando se trataba de agradecer, hacía una oración breve y generalizada, algo así como “gracias Señor por todo”, y analizando mi actitud, eran palabras vacías y sin entendimiento, porque las decía, de cierta forma, solo por cumplir.
Mi actitud me hizo recordar la historia de los diez leprosos, porque solo uno regresó a agradecer a Jesús lo que hizo por él. Incluso Jesús preguntó, en los versículos 17 y 18 ¿No fueron sanados diez? ¿Y los otros nueve, dónde están? ¿Ninguno regresó para dar gracias a Dios, sino solamente el extranjero?
La actitud de agradecimiento del ex leproso samaritano, añadió una bendición especial aún más maravillosa que la sanidad y que fue trascendental para su vida, le trajo salvación. Leemos en el versículo 19 “Y le dijo: – Levántate y sigue tu camino, tu fe te ha salvado”. Los diez leprosos fueron sanados, todos recibieron en partes iguales la sanidad divina, pero el leproso que volvió se postró y agradeció, con ello, se llevó una doble porción de la bendición de Dios. Además, podemos extraer del versículo que Jesús compara la fe con ser agradecido y qué gran verdad, porque una persona agradecida entiende que todo proviene de Dios, reconoce la soberanía y supremacía del Señor y se da cuenta que ningún esfuerzo humano puede lograr lo que Dios hace.
La mayor parte del tiempo, las añadiduras, las bendiciones y la bondad de Dios, las damos por hecho y actuamos como si fuese natural u obvio tenerlas. Hemos vivido tanto tiempo en abundancia que olvidamos que cada una de las cosas que tenemos son por gracia del Señor, por su eterna misericordia y amor. Aprender a ser verdaderamente agradecidos, nos acerca más al corazón de Dios, podemos demostrar sincera humildad al reconocer que Él es el dador de absolutamente todo. Cuando vivimos en constante y diario agradecimiento, podemos ver a Dios en todo, podemos ser conscientes de su presencia y de cómo su mano poderosa mueve todo en nuestro favor.
La pregunta para reflexionar en este inicio del año 2025 es ¿realmente estoy siendo agradecido? Si la respuesta es sí, te animo a seguir con esa actitud, llenándote de fe y gozo al ver la obra de Dios en tu vida cada día. Y, si la respuesta es no, pues este es el momento perfecto para comenzar, pedirle perdón a Dios y ayuda al Espíritu Santo. No te conformes con mirar de lejos, acércate, como aquel único leproso que regresó, se postró a los pies de Jesús y agradeció.
Haz de la gratitud una decisión diaria y permite que este sea el lenguaje de tu corazón. ¡Elige vivir este 2025 como un testimonio vivo del poder de la gratitud en Cristo Jesús!
Carolina Riquelme Nieto / Chile

CAMINANDO HACIA EL 2025 CON GRATITUD

UN NUEVO COMIENZO
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