NACE LA ESPERANZA
Dentro de la filosofía clásica, Aristóteles pensaba que hay una distinción importante entre acto y potencia. El acto es aquello que ya es, mientras que la potencia es aquello que será. Jesús era, en acto, al momento de su nacimiento, un bebé, un recién nacido. Pero la tradición cristiana lo reconoce como potencialmente el Cristo, el hijo de Dios, el salvador del mundo. Así, cuando hablamos del nacimiento de Jesús podemos pensar en la esperanza restauradora para toda la humanidad, porque Jesús se convirtió el paradigma de una realidad cristiana trascendente.
Así pues, sin saberlo, cuando Jesús nace, también nacía el Cristo. Y al nacer el Cristo nacía la esperanza de la tierra. Santiago nos enseña a partir de las reflexiones en torno a la figura de Jesús que el Reino de Dios se ha acercado a la humanidad. Sin embargo, esta humanidad a la cual Dios frecuenta es una que carece de varios privilegios y ventajas. Parece ser que la figura de Cristo se acerca más bien a quienes no poseen ninguna representación de poder. Parece dirigirse más bien a quienes han nacido en la precariedad y en el olvido de la vida, y que, sin embargo, son dotados de la dignidad que Jesús les otorga.
Como siempre se ha dicho, “no es ninguna coincidencia que Jesús, el hijo de Dios, haya nacido en un pesebre”. Es muy debatido sobre hacia quién se dirige el Evangelio. Sin embargo, al ver la historia y las condiciones en las cuales Jesús enfrentó la vida y su ministerio, pareciera ser que los menos privilegiados tienen una posición predilecta dentro del ministerio de Jesús. Los pobres son reconocidos en el Nuevo Testamento, no solamente como quienes carecen de dinero, sino quienes contemplan la vida de una forma pobre.Para estos efectos, poco importa el significado mercantilizado que la época contemporánea le ha dado a la Navidad, y más bien, se vuelve importante dar paz a los hombres y buena voluntad.
Si la navidad tiene un significado, este se remitirá en gran medida a quienes nacen en las periferias de la ciudad, con quienes nacen en un pesebre y quienes han sido despojados de su dignidad humana y sin embargo, dan luz y vida al mundo.
Créditos:
Pablo Cantoral
Guatemala
Una familia para Jesús
UNA AVENTURA DE FE
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