Devocional

Solo a Dios la gloria:  La historia de un Pastor fiel

Texto: “El punto es, ya sea que coman o beban, o lo que sea que hagan, háganlo para la gloria de Dios, respetando y amando al prójimo” 1 Corintios 10:31 TCB.

El pastor Luis había sido llamado al ministerio en una pequeña comunidad rural, donde la mayoría de las personas trabajaban en el campo. A pesar de sus esfuerzos por predicar la Palabra y servir a su congregación, apenas diez personas asistían a la iglesia cada domingo. Aunque se sentía desanimado, siempre oraba fervientemente por un avivamiento, creyendo que Dios tenía un plan para esa iglesia. Un día, algo extraordinario sucedió que cambió su ministerio para siempre.

La obra sobrenatural de Dios:

Después de años de predicar fielmente en la iglesia pequeña, el pastor Luis comenzó a notar algo sorprendente. En un domingo aparentemente normal, un grupo de personas que nunca habían visto entró por las puertas de la iglesia. No era solo una familia, sino varias. Al final del servicio, más de cincuenta personas se habían unido, todas testificando que habían sentido en sus corazones una necesidad de buscar a Dios.

Luis estaba asombrado. No había hecho publicidad, ni organizado ningún evento especial. Las semanas siguientes, la iglesia continuó llenándose de personas que decían haber sido guiadas por Dios para asistir. Luis sabía que este avivamiento no era fruto de su habilidad o esfuerzo, sino una obra directa del Señor. Reconoció que todo lo que estaba ocurriendo no tenía otra explicación más que la intervención divina.

 Solo a Dios la gloria:

Ante este gran cambio en su ministerio, el pastor Luis hizo algo que muchos podrían olvidar en momentos de éxito: le dio toda la gloria a Dios. A menudo, cuando experimentamos bendiciones o avances, es fácil pensar que se debe a nuestro esfuerzo o estrategia. Sin embargo, la realidad es que todo lo que tenemos y logramos es por la gracia de Dios. Como nos enseña 1 Corintios 10:31, todo lo que hacemos debe ser para la gloria de Dios, desde lo más cotidiano como comer y beber, hasta los grandes milagros que ocurren en nuestras vidas.

En este caso, el pastor Luis no tomó crédito por el crecimiento de su iglesia. En lugar de ello, dirigió la atención de todos a la obra de Dios, recordando que solo Él es digno de recibir la alabanza. La Sola “Solo a Dios la Gloria” nos enseña que todas nuestras victorias y bendiciones, grandes o pequeñas, deben apuntar a la majestad y el poder de Dios.

El propósito de Martín Lutero al enfatizar la quinta sola, Soli Deo Gloria (Solo a Dios la Gloria), era devolver el enfoque de la fe cristiana a Dios como el único digno de toda alabanza y reconocimiento. En su tiempo, la Iglesia Católica otorgaba gran importancia a las obras humanas, a la veneración de santos y a las indulgencias como medios de alcanzar el favor divino. Lutero vio cómo estas prácticas desviaban la atención del verdadero propósito de la fe: glorificar a Dios en todo. Para Lutero, cualquier obra humana, por buena que fuera, carecía de valor si no apuntaba hacia la gloria de Dios. Entendía que la salvación, la justificación y cualquier avance espiritual no dependían de esfuerzos humanos, sino de la obra completa y perfecta de Cristo.

El reformador buscaba que los creyentes reconocieran que toda buena dádiva proviene de Dios y que el único propósito de la vida cristiana es honrarlo en cada aspecto de la vida. Soli Deo Gloria nos recuerda que todo lo que hacemos, desde nuestros logros personales hasta las grandes obras de la iglesia, deben tener como fin la glorificación de Dios, pues Él es el único digno de toda adoración y alabanza.

Todo para su gloria:

La historia del pastor Luis nos recuerda que el éxito en cualquier área de nuestras vidas debe atribuirse siempre a Dios. No importa cuán pequeña o grande sea nuestra obra, si lo hacemos para su gloria, Él obrará de maneras inesperadas y poderosas. Que nuestras vidas, al igual que las del pastor Luis, sean un reflejo constante de la gloria de Dios, reconociendo que todo proviene de Él y que, al final, solo a Dios sea la gloria.

Créditos:

Jonnathan Tapia

Ecuador

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