Devocional

La armadura de Dios para la victoria

Efesios 6:10-13 “Por lo demás, sean fuertes en el Señor y en el poder de su fuerza. Vístanse de toda armadura de Dios, con el propósito de estar firmes y fuertes frente a los ataques del diablo. Nuestra lucha no es contra carne y sangre, es decir, contra seres humanos, sino contra principados, potestades, gobernantes de este mundo de tinieblas, contra poderes espirituales de maldad. Por eso, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir con valentía en los días malos, y después de haber luchado mucho, aún podrán estar firmes”. TCB

Ahora es cuando debemos ponernos la armadura de Dios y estar listos para combatir toda fuerza de maldad. Con la ayuda de Dios venceremos esta nueva batalla a la que hemos sido llamados. El primer entrenamiento será permanecer en oración continua, para pedir a Dios de los ejércitos que nos guíe a la victoria.

Leyendo la carta de Pablo a los Efesios, encontramos motivos para llenarnos de júbilo, al saber que tenemos en Jesucristo el apoyo espiritual para mantenernos firmes y sostenidos por Él frente a cualquier problema que se presente contra nuestra integridad.

Y esto es lo que está sucediendo en la actualidad en muchos países del mundo. Tenemos a una delincuencia organizada, tráfico de niños, maldad, injusticia, desigualdad, pobreza extrema, hambre, violencia en distintas dimensiones, femicidios y tantas otras barbaridades. Pero en esta carta a los efesios encontramos que debemos tener una adecuada preparación espiritual para enfrentarnos al mal y ganar la batalla, considerando que satanás ya perdió la gran batalla y perdió su poder cuando se enfrentó a Jesús, quien le derrotó en la cruz y posteriormente con su resurrección. La palabra del Señor nos dice al respecto que ahora los cristianos de corazón estamos llamados a combatir a huestes espirituales de maldad, que tratan de engañarnos y apartarnos del camino hacia nuestro amado padre celestial de infinita misericordia, en quien confiamos y nos dará la luz necesaria para combatir en las tinieblas donde se oculta sigilosamente el enemigo.

Debemos recordar cómo nuestros hermanos del ayer tuvieron que sufrir como esclavos en Egipto y ante una lucha fuerte, con la ayuda de Dios, lograron el paso de la esclavitud a la libertad. Y con la promesa de Dios de darles un territorio propio en una tierra bendecida, pero como suele suceder en las luchas enardecidas, el pecado logra infiltrarse y causar desorden. Así fue como caminaron por el desierto durante 40 años, hasta que Dios cumplió la promesa de no permitir al pueblo pecador conocer siquiera la tierra de leche y miel, pero Dios sí entregó la tierra a la nueva generación y cumplió su promesa.

Soldados de Jesucristo, unidos a Él, somos mucho más fuertes.

Créditos:

Por: Jorge Oswaldo Miño Vaca País: Ecuador.

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