Devocional

El MISTERIO DE CONGREGAR

Hebreos 10:25 “No dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, al contrario, animémonos mutuamente, con mayor razón ahora que vemos que se acerca el gran día”. TCB.

No se sabe a ciencia cierta quién fue el autor de la carta a los Hebreos, pero se entiende que su preocupación era grande. Las personas a quienes estaba dirigida la carta, se encontraban en momentos complejos, era tan complicada la situación que algunas personas estaban desistiendo de su fe y se volvían a sus antiguas creencias, por lo que el escritor dice lo siguiente en el capítulo 3: “Miren hermanos, ¡Cuídense! Que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo; al contrario, mientras aún queda tiempo, mientras todavía exista ese «hoy», anímense los unos a los otros constantemente, para que ninguno de ustedes permita que el pecado le engañe y lo vuelva tan terco que le impida seguir transformándose”. (v.12 y 13).

Al inicio leímos una de las exhortaciones. Esta tenía que ver con no dejar de congregarnos aún en medio de las complicadas situaciones que se viven, pero ¿por qué “congregar”? ¿Qué beneficios recibían aquellos creyentes cuando “congregaban”?

Para entenderlo, es necesario saber que en esa época tenían sus reuniones en el templo y también en las casas. Allí se predicaba el evangelio, se les enseñaba, y además se practicaba la comunión, esto les permitía crecer en amor y otros eran salvos. Así se confirma en el libro de Hch, 2: 46-47 “Cada día, se reunían fiel e íntimamente unidos en el templo, y constantemente partían el pan en las casas, compartían la comida con sencillez de corazón, alabando a Dios; y el pueblo los quería. Y cada día el Señor añadía a la comunidad de creyentes a los que iban siendo salvos”.

Congregar entonces tiene que ver con el crecimiento espiritual, pero también está ligado al desarrollo integral de la persona porque relaciona espíritu, alma y cuerpo. Los animo a congregar, no como una práctica meramente obligatoria, tampoco como algo que debemos

cumplir para ser salvos, porque congregar no salva, pero “los salvos se congregan para adorar, para recibir alimento espiritual y para traer a otros a escuchar de las buenas nuevas”.

Yo personalmente le llamo a ese tiempo de comunión “el misterio de congregar”, porque cuando veo a alguien desanimado prolongadamente, sólo me basta con preguntarle cuánto hace que NO se congrega para saber el motivo de ese desánimo. Es tan grande el poder que se mueve en la congregación que la gente se anima, la gente se sana, la gente termina amando a otras personas. ¿Qué tendrá ese lugar para que ocurran cosas maravillosas?

Además, el escritor menciona que debemos congregarnos, ya que el día se acerca, quizás sabía que la comunión nos mantendría firmes. Cuando congreguemos, invitemos a otras personas; es importante que vayamos con un corazón alegre, expectante de lo que Jesús hará en medio de los santos porque Él siempre estará en las reuniones donde se le adore. 1 Corintios: 5: 4 “En el nombre del Señor Jesús, reúnanse como comunidad, y yo los estaré acompañando en espíritu y el poder de nuestro Señor Jesús se hará presente”.

Créditos:
Por: Elizabeth Quirós Blanco País: Costa Rica.

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