
ENTRE LA PRISA Y LA MISERICORDIA
Texto: “Y muchas personas se acercaron donde Jesús, y también vinieron muchos cojos, paralíticos, ciegos, mudos, y otras personas con otros tipos de dolencia, y los pusieron a los pies de Jesús, y Él los sanó; de modo que la gente quedó maravillada al presenciar cómo los mudos hablaban, los paralíticos caminaban, los cojos se levantaban y los ciegos recuperaban la vista” (Mateo 15:30-31 TCB).
Hace unos días subí a un autobús y, en el trayecto, una persona con muletas tocó el timbre para bajar. Se hizo notorio el tiempo que necesitó para movilizarse desde su asiento hasta poner los pies en el suelo. El chofer, impaciente, hacía rugir el motor como señal para que se apurara y, entre nervios e incomodidad, aquella persona trató de descender lo más rápido posible. Apenas apoyó el segundo pie en la vereda, el chofer arrancó con brusquedad, sin considerar que el pasajero recién se había bajado.
Esa situación me hizo reflexionar sobre las dificultades que enfrentan a diario las personas con algún tipo de discapacidad física, y lo duro que debe ser desenvolverse en una sociedad que vive en frenesí: todos apurados, preocupados solo de sus propias necesidades, muchas veces ignorando – o incluso despreciando – al prójimo. Esto me llevó a confrontar dicha realidad con la actitud de la iglesia frente a estas necesidades presentes, pero a menudo evitadas o invisibilizadas.
Nuestro fundamento es Jesús, y en la Biblia vemos cómo Él tuvo misericordia y sanó a muchos que sufrían alguna limitación física. Jesús se ocupó de ellos, los dignificó, los miró, no los apartó, ni los ignoró ni los despreció; al contrario, los amó, los salvó y los sanó. Si Él es nuestro mayor ejemplo, ¿qué estamos haciendo nosotros como hijos de Dios por aquellos que viven con una discapacidad? Seamos sinceros: muchas veces ni siquiera cumplimos lo básico, que es orar por ellos. Vivimos indolentes, indiferentes ante el dolor y la aflicción. Nos cuesta – o no queremos – integrar a quienes son diferentes, a quienes avanzan con más lentitud o realizan las cosas de un modo distinto a lo “normal”. Con esa actitud, no nos diferenciamos en nada de quienes aún no conocen a Jesús.
La invitación de hoy es a detenernos a pensar en quienes enfrentan estas dificultades. Que seamos movidos a misericordia, que oremos por ellos y, sobre todo, que tengamos el corazón de Jesús para incluirlos, verlos, amarlos y presentarles a Cristo con nuestro testimonio de vida. Oremos para que Dios nos haga sensibles a las necesidades de otros y ensanche nuestro corazón para ayudar a quienes nos necesitan.
Te dejo una pregunta para reflexionar y que el Espíritu Santo te ayude a responder:
¿Estoy dignificando a mi prójimo como Jesús lo hizo?
Carolina Riquelme Nieto / Chile.
HABACUC2:2

Ver con ojos nuevos
También te puede interesar

Pedro Valdo: Biblia, Crítica y Generosidad
20 de octubre de 2024
Redirigir el foco de atención
23 de junio de 2024
Saltó de alegría
5 de diciembre de 2023- Home
- Sé parte del Sueño
- Libros TCB
- TCB Ilustrado (PDF)
- Cómic
- Especiales
- Devocionales
- Septiembre
- 01/09/23 Jesús vio dos barcas
- 02/09/23¡La piscina no tiene nada para ti!
- 03/09/23El Buen Soldado
- 04/09/23Nuestra Meta
- 05/09/23Buscar a Jesús de forma diferente
- 06/09/23Amor sacrificial: Más de allá de los carismas
- 07/09/23“Una historia de amor, sanidad y salvación”
- 08/09/23Cuando el rico se humilla
- 09/09/23Él me fortalece
- 10/09/23Caminando en aguas profundas
- 11/09/23Deseos imposibles; bendiciones impensables
- 12/09/23El plan perfecto de salvación
- 13/09/23Jairo, ¡Vuelve a brillar!
- 14/09/23El amor como profundo conocimiento de Dios
- 15/09/23La Comunidad Familiar y la Transmisión de la Fe
- 16/09/23Vivir de apariencias
- 17/09/23Somos Obra Suya
- 18/09/23Amemos la ética de Cristo, no las ideologías de este mundo
- 19/09/23El Corazón Agradecido
- 20/09/23Lugar armonioso
- 21/09/23Camarón que se duerme …
- Septiembre
- Herramientas
- Inscríbete en nuestros Talleres
- TCB comentada Materiales