Devocional

Huye de las sombras

            Recuerdo que cuando era niño, veía con frecuencia a un amigo imaginario en el balcón, nadie lo veía excepto yo. Un día mi madre asustada me preguntó: “¿Qué color tiene?” A lo que yo respondí: “es de luz y nos está mirando”, esas palabras aliviaron tanto a mi madre que ya no volvió a preocuparse por mi amigo imaginario, ella comprobó que su hijo estaba en la claridad de la vida y no en las sombras de la desgracia.

 Esta anécdota me recuerda mucho a una historia presente en la Biblia, una historia que, aunque trata de Jesús, me hace pensar más en el villano que le perseguía y su miserable vida de sombras. Esta historia la podemos encontrar en Mateo 2: 13-18:

13. Cuando los sabios se fueron, un ángel del Señor se le apareció en sueño a José y le dijo: – Levántate, toma al niño y a su madre, y huyan a Egipto, y estarán allí hasta que yo se los diga, porque Herodes busca al niño para matarle. 14. José se levantó, tomó al niño y a María, y de noche se fueron para Egipto, 15. y estuvieron allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo dicho por el Señor a través del profeta: “De Egipto llamé a mi hijo”5. 16. Entonces, Herodes se sintió burlado por los sabios, se enfureció muchísimo, y mandó asesinar a todos los niños menores de dos años que estaban en Belén y sus alrededores, conforme al tiempo que los sabios habían insinuado. 17. De esta manera se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: 18. “Una voz en Ramá fue oída, llanto y mucho lamento; es Raquel que llora por sus hijos, y no quería ser consolada, ya que perecieron.”

Herodes, un gobernante con mucho poder, temido, respetado, sumamente rico, un hombre que contaba con el apoyo del imperio más poderoso del mundo en aquel entonces. Sintió miedo, pero no de un líder militar, tampoco del César romano, menos de un sabio o de un forajido; sintió miedo de un niño. Habría podido celebrar la esperanza que en ese recién nacido depositaban los sabios.  Habría podido comprender sus límites humanos y continuar gobernando, renunciando a la idea absurda del poder eterno, pues sabía que él mismo como ser humano no sería eterno. Pero eligió temer, eligió nublar su entendimiento y oscurecer su espíritu persiguiendo a alguien que creía le era contrario y perjudicial, pero como no sabía exactamente a quién buscaba, decidió perseguir a una sombra. Una sombra que se representaba en cada niño recién nacido, una sombra que se encarnaba en cada familia que celebraba la llegada de un nuevo ser, una sombra que terminó nublando de tristeza a la tierra por él gobernada.

Es oportuno preguntarnos en estas fechas asociadas con la alegría, la luz, la unión, los comienzos nuevos y la esperanza: ¿Qué sombras nublan nuestra tierra de tristeza? ¿Qué sombras hacen que nuestra vida no sea completamente plena o sea en definitiva miserable? Quizás algunos dirán “deudas”, otros en cambio dirán “enemigos”, otros “hermanos”, otros “padres”. Nadie tiene una vida perfecta y debemos dejar de aferrarnos a la idea que la perfección terrenal existe y que nosotros debemos encarnarla. Debemos aceptar que las limitaciones son parte de los propósitos de Dios y que junto con las limitaciones vienen los problemas, pero siempre tener claro que de nosotros depende convertir esos problemas en luz de aprendizaje o en sombras de vida.

Nos encanta presumir que Cristo vino para que tengamos vida en abundancia, pero raras veces entendemos y aplicamos lo que eso significa. Raras veces elegimos la luz en lugar de las sombras, raras veces elegimos tener paz aun en medio de la tormenta. ¿No crees que ha llegado el tiempo de tener y ser luz? ¡Anímate, Cristo no te defraudará! Deja de ser un Herodes lleno de sombras y ego, huye de todo lo que amenace con ensombrecer tu vida y escoge la luz.

Créditos:  

Luis Bonilla

 Ecuador 

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