Devocional

¡CUIDADO CON LOS FALSOS MAESTROS!

2 Pedro 2:1-3. “Existieron falsos profetas en el pueblo de Israel, como también habrá falsos maestros entre ustedes, los cuales enseñarán falsas doctrinas para la destrucción de la fe y negarán a Jesucristo que murió por ustedes, y ellos mismos se destruirán. Muchos seguirán la falsa enseñanza, y las conductas anticristianas de estos falsos maestros, y la consecuencia es, que el camino de la verdad será́ obstaculizado, estos falsos predicadores y maestros, comercializarán la enseñanza, por motivo de avaricia, para estos la condenación no se tarda, y la destrucción final está a la puerta”. TCB.

Defender fervientemente la Fe es poner en primer lugar las convicciones y verdades bíblicas con las cuales podremos hacer frente en estos tiempos apostáticos. En estos tiempos se mercantiliza con la fe y se hacen doctrinas de hombres llenos de vanidad pero nuestra esperanza está en que Dios siempre se ha reservado un remanente, que con celo se esmera por cuidar, interpretar y predicar el verdadero evangelio de Jesucristo a través de todos los tiempos.

La preocupación de Pedro para las Iglesias de Asia Menor y hasta nuestros días, es la falta de discernimiento y amor por el estudio de la palabra de Dios, la cual hará que podamos enfrentar esos falsos maestros y profetas que pululan en nuestros medios. Cabe anotar que, como Pedro, hoy por hoy tenemos las herramientas necesarias como la Biblia, traducciones confiables como la TCB, comentarios, diccionarios, entre otros, para enfrentar este flagelo de la apostasía y los falsos maestros.

El verso 1 de la segunda carta de Pedro, nos da a entender que los falsos maestros siempre han estado en todo lugar y todo el tiempo, con un fin y un propósito muy claro; desviar la fe que con tanto esfuerzo se ha enseñado. Las iglesias de Asia Menor estaban sufriendo y padeciendo esta situación, por lo cual, la vida de muchos se estaba arriesgando. En el verso 2 vemos con claridad que también es propio de esos falsos maestros dividir la iglesia con el propósito de obstaculizar la verdad y poner en duda la labor de cada ministro, tratando de avergonzar el bendito evangelio. Y por último, en el verso3, nosencontramosconlosmercantilistasdelafe-comoloindicatambiénPablo en 2 Co:2:17 – aquellos a quien Dios no va a tolerar y su fin será horripilante. Su único propósito es destruir la unidad de los creyentes, formando bandos en las iglesias, unos que aceptan estas falsas doctrinas y otros batallando en esa fe para desechar a esos falsos que hasta el día de hoy están en medio de nosotros.

La preocupación del apóstol Pedro no debe ser ajena a nuestros tiempos. Si bien es cierto que distamos 20 siglos, no ha cambiado en nada esa misma actitud de aquellos que son falsos en su hablar, actuar y vivir, buscando llevarse y arrastrar a los incautos y aún a los escogidos por cualquier viento de doctrina que nos separe de la verdad de Cristo Jesus.

El Pedro del Evangelio, el del vulgo, es tan diferente al Pedro de las epístolas, quien hace toda una apología ante tal situación que está aconteciendo. En este contexto, mi reflexión sería: ¿El Evangelio ha hecho algún cambio en nosotros? ¿Ha surtido efecto el trabajo del Espíritu Santo en nuestras vidas? Verdaderamente, ¿Cristo es nuestra razón de ser? Creo que tenemos retos muy grandes a enfrentar, ¿estamos dispuestos a ello?

El estar en los zapatos de Pedro nos haría entender por qué sus cambios y defensa de esa fe. Solamente cuando se tiene esa convicción y fe daremos todo por ese Cristo que murió y resucitó, y estaríamos resueltos a hacer la gran comisión sin reservas e incondicionalmente.

Créditos:
Por: Hugo Leyton País: Colombia

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