Devocional

¿Vas a romper, o vas a arreglar?

Texto:  Marcos 2:3-4 TCB

“Entonces, vinieron cuatro personas cargando a un paralítico. Como no lograron acercarse a Jesús por causa de la multitud, hicieron un hueco en el techo de la casa, por donde bajaron la camilla en la que estaba el paralítico”. 

En la historia humana, encontramos numerosos relatos de figuras conocidas que han dejado una marca en la memoria colectiva. Entre ellos, hay quienes han sido recordados por sus actos de compasión, búsqueda de provisión y confrontación con aquello que está mal. Sin embargo, ni el flujo de la cultura, la ciencia y la tradición, entrega un relato tan extraordinario como la historia en la que nos adentraremos. Se trata del encuentro de Jesús de Nazaret con un hombre paralítico y sus amigos que, por amor, lograron lo impensado. 

El relato refleja un acto de fe demostrado por un grupo de hombres que al enterarse que en un lugar específico se encontraba el hacedor de milagros del que hablaba tanta gente, decidieron llevar cargando en una camilla a su amigo que no podía caminar. 

En esta escena se pueden identificar al menos tres clases de creyentes:

  1. Los que rompen el techo: estaban decididos a llegar hasta Jesús, y no los detuvo la multitud ni las dificultades visibles para lograrlo. Este tipo de personas se destacan siempre, son rápidamente identificables, son determinadas, audaces, atrevidas. Ningún obstáculo puede hacerlos desistir. 
  2. Los que miran y critican: aunque no se menciona en el relato, aparece otra clase de personas que es infaltable, “¡Ah, cómo van a romper el techo!”. Y posiblemente si me sitúo en el lugar de la dueña de casa, me sienta de acuerdo, pero… se sabe que los que hacen este tipo de comentarios, no aportan otra solución. Cuestionan, opinan, pero nunca están disponibles para hacer lo que es necesario. Los imagino criticando a Jesús, ya que “no solamente no les llamó la atención, sino que los bendijo”. De hecho, lo cuestionaron, según relata el versículo 7.  ¡Sí! Estaban ahí, siempre están y son aquellos a quienes no deberíamos escuchar.
  3. Los que se quedaron a arreglar el techo: tuvieron que hacerlo, porque son los que, ante la necesidad, se disponen a ayudar. A veces no son visibles, ni siquiera nos damos cuenta de lo que hacen, pero son indispensables. Son los que siguen a Jesús por amor, no por los panes y los peces. Ellos son los que se quedan después de que pasó la algarabía, cuando todos se van tranquilamente, estos servidores prefieren ayudar y no se van tranquilos hasta ver que la tarea está terminada.

Había mucha gente apretujándose por oír a Jesús, por recibir sus milagros, todos querían estar cerca, escuchar su sabiduría. Pero acabó la reunión, se terminaron las enseñanzas y los milagros. ¿Quiénes se quedaron? Ellos: los silenciosos, aquellos que hacen la obra sin sacarse una selfie para promoverse en las redes sociales.

Arreglar el techo implica ensuciarse las manos, es necesario hacer un esfuerzo extra y no precisamente para beneficio propio, sino que simplemente es una expresión de amor. “Arreglan el techo” los que entienden que aunque nadie más lo aprecie o lo reconozca, están trabajando porque deben atender esa necesidad, siendo parte de la solución y no del problema.

– ¿Eres de los que rompen el techo? ¡Adelante! Deja que el Señor use tu determinación, tu empuje; deja que Él te ponga a liderar.

– ¿Eres de los que están dispuestos a arreglar el techo? ¿De los que no les importa ensuciarse las manos? ¡Adelante! Puede que haya muchos que no te vean, pero tu ayuda es preciosa, necesaria y lo que es mejor, eres valioso para la obra de Dios.

– ¿Eres de los que miran y analizan si está bien o mal romper el techo, y que se presentará el problema que luego habrá que reparar?

Hoy el Señor te desafía a moverte de tu lugar de comodidad y ser protagonista con las capacidades con que fuiste dotado y las muchas otras que puedes adquirir en el proceso. Por eso la pregunta es: ¿Vas a romper o vas a arreglar? ¡Adelante! Toma tu lugar en la historia.

Créditos: 

Mirta Ponce De Leon

 Argentina

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